Agrelo-Portomaior, el eje playero de Bueu con más chiringuitos y leiras párking

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

BUEU

Locales veteranos y nuevos hablan de un buen verano y piden más servicios al Concello

07 ago 2025 . Actualizado a las 13:48 h.

Es el eje playero Agrelo-Portomaior, en Bueu. Una de las zonas de las Rías Baixas con más tirón en verano. El número de chiringuitos y de leiras párking para dejar el coche son dos buenos indicadores. Al margen de dos establecimientos hosteleros que abren todo el año —el Rincón de Cela y el restaurante Ramón—, en ese poco más de un kilómetro hay este estío siete chiringuitos. La oferta es variada, desde los más veteranos como Carmen, Portomaior o Duna, a los más nuevos, como Agrelo, Informal, Juanjo o Carmela. En algunos se consume con los pies en la arena, donde la concesión es de Costas del Estado, y en otros muy cerca, en fincas habilitadas y con permiso de la Xunta.

Un sondeo por los negocios permite concluir que, pese a algún altibajo, no se quejan de cómo marcha la temporada. Ellos trabajan, si no llueve, de lunes a domingo. Los que llevan menos jornadas son Santiago y Elena, los jóvenes que atienden en el chiringuito Agrelo. Él de Madrid y ella de Cangas, dicen que lo que más se consume es cerveza y destacan «las bonitas» puestas de sol. Dispone también de párking, a 3 euros como casi todos los estacionamientos del entorno.

Yolanda cuenta que Carmen, su madre, abrió el chiringuito que lleva su nombre en el año 90. Son de los que estiran la temporada, si el tiempo acompaña, hasta finales de septiembre. Una filosofía que también practican en los chiringuitos Juanjo o Portomaior. Además de «aprovechar al máximo la concesión» quieren dar servicio a los vecinos del entorno, no solo a los turistas. Yolanda apunta que el mes de junio fue «bueno» y el de julio «irregular», aunque el puente del día 25 supuso el despegue a lo grande con jornadas de no parar. «No estamos muy contentos con el Concello. La ducha se puso tarde y solo hay dos baños para las dos playas», recalca Yolanda.

En el chiringuito Duna, el hombre que atiende la tarde del reportaje dice: «La jefa es quien te puede informar mejor». La jefa es Andrea. Relata que llevan a tiro de la playa de Portomaior desde el 2010. Abren sobre las 11.30 horas y sirven hasta las 23.00, aunque los fines de semana pueden estirar hasta las doce o una de la madrugada. Uno de los reclamos de este local es el pulpo de O Grove que ofrecen con un pulpeiro prácticamente todas las jornadas al mediodía. Tienen muchos clientes fieles.

El chiringuito Juanjo afronta su segundo verano tras trabajar su dueño antes en el de Carmen. También alquila kayaks y tablas de pádel surf. «Estamos trabajando bien, estoy muy contento», dice Juanjo cuando se le pregunta. Junto a él, que trabaja como uno más, tiene a dos compañeros. En su caso, además de bebidas y helados, este año instaló una segunda caseta y da también comidas. ¿Hay cada vez más gente en Agrelo y Portomaior? Asiente, pero comenta que nada que ver de momento con el sur de España. Es una «masificación» soportable y que, desde luego, beneficia a la hostelería, pero no solo a este sector. «Las Rías Baixas están de moda, mucha gente escapa del calor de otras zonas. También se ha profesionalizado más la hostelería para adaptarse a las nuevas tendencias». Él acepta pago con tarjeta. Pide al Concello más contenedores de basura para evitar que rebosen cuando están llenos y tardan en vaciarse.

Cerquita está el chiringuito Portomaior, donde suena la música en vivo. Montse señala que también son de los primeros, abrieron en 1991. Ellos no dan comidas, pero sí dejan que la gente se siente con la suya si le consumen la bebida. Cerveza y agua, «aunque parezca mentira», es lo que más venden. Expone que la apertura del corredor de O Morrazo (2006) primero y de la variante de Marín (2012) después, fueron determinantes para que esta zona se llenara de bañistas.

Y con tanto coche se multiplicaron como setas los leiras párking. Alguno con más de 200 plazas. Pese a que hay una decena, en algún fin de semana no llegan: «Hay gente que vino y se marchó porque no encontró sitio».