El MacGyver de la hostelería pontevedresa: «Eu bótolle retranca a todo, tamén ás tapas»

CUNTIS

Nacer en una tienda, taberna y panadería del lugar de A Anllada, en Cuntis, determinó su futuro. Montó todo tipo de negocios y ahora regenta A Tenda da Ponte, un local que bien podría ser considerado un mini museo
07 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.A Javier Barreiro Carbia se le conoce en el municipio pontevedrés de Cuntis, de donde es natural y donde vive, por su nombre y su segundo apellido. También se le distingue, o debería, por un apodo que se pone él mismo: «Son un pouco MacGyver, nisto da hostalaría, fixen algo de todo», confiesa entre risas. No va de farol. Tiene 51 años de edad y fue niño de taberna, estudiante de hostelería, camarero, empresario del sector, cocinero... y desde hace años regenta en el concello cuntiense, mano a mano con su mujer, Marcela, un negocio llamado A Tenda da Ponte que está hecho a su imagen y semejanza porque tiene algo de todo; es bar pero también tienda y sala de exposiciones. Por tener, hasta tiene una vaca volando en el techo hecha por un amigo.
A Javier le salieron los dientes en la taberna, tienda y panadería que regentaba su familia en la parroquia cuntiense de A Anllada, en Casa Carbia. Desde pequeño trasteó con cajas de cervezas, fruta o pan. Y a los trece años lo mandaron a Santiago a estudiar hostelería. Se centró en el ciclo de servicios, es decir, se formó para ser camarero. Eso le valió, un tiempo después, en 1992, una experiencia que califica de impresionante: «Fun un dos camareiros que estivo traballando no pavillón de Galicia na Expo de Sevilla. Foi como ter o mundo metido alí dentro, nunca me esquecerei de todo o vivido».
Pasó primero como trabajador por distintos negocios de Cuntis, desde el bar Suso hasta el hotel del balneario o la mítica Cervecería 24. Y luego se decidió a emprender. Pero Javier ya tenía claro entonces que no quería un bar al uso, que él buscaba algo más. Acabó reabriendo una vieja taberna llamada O Cruce y la adornó con antiguos aperos de labranza para rendir homenaje a la Galicia rural. Hasta el anagrama del bar era especial porque utiliza la portada de un disco de Fuxan os Ventos para completar el canto a lo enxebre.
La jerga de los canteros
Javier llegó a abrir varios negocios hosteleros más, cada uno con su singularidad. Por ejemplo, montó una tapería a la que llamó O Chiorta, que es una palabra que en el popularmente conocido como el latín de los canteros, o el Verbo dos Arxinas, significa taberna. «Empecei a usar a linguaxe dos canteiros e tiña alí pedras e útiles de cantería», cuenta. Luego tuvo también un bar en la playa fluvial de Cuntis y su sueño era montar allí una especie de cámping en el que dar cabida a los jóvenes. Pero la puesta en marcha del embalse del Umia dio al traste con esa idea suya.
Hace quince años, en el 2010, su alma de emprendedor parió una nueva criatura hostelera: A Tenda da Ponte, que debe su nombre a que está ubicada a orillas del río cuntiense, junto a uno de sus puentes, e incluso tiene una terraza hacia el cauce. Él y Marcela, su mujer, le llamaron tienda porque querían aunar los dos conceptos: el de vender productos gallegos y el de dar de comer y beber. Así que en el negocio se pueden comprar todo tipo de delicias con sello galaico, desde licores a conservas pasando por postres, chorizos o quesos, y también degustar los mejores platos de la casa. ¿Cuáles son sus especialidades? Además del menú del día, lo que manda en este establecimiento son las raciones más típicas, desde los mejillones al raxo pasando por el pulpo. Y, por supuesto, tratándose de Cuntis, donde este domingo se hace la Festa do Lacón con Grelos, en A Tenda da Ponte también se puede degustar por encarga un buen cocido o incluso una mariscada. «Nós adaptámonos a todos os gustos», señala el hombre de los mil negocios hosteleros, es decir, Javier.
Este cuntiense dice que lo que realmente le gusta de la hostelería es tirar de retranca. ¿Cómo? «Eu bótolle retranca a todo, tamén ás tapas. Gústame xogar con iso e invitar á xente a que veña a Cuntis. Empecei hai moitos anos a facer tapas co lacón e sempre lle poñía nomes curiosos en galego», cuenta con entusiasmo.
«Hai que botarlle horas»
Dice que le encanta el oficio de hostelero y que no cambiaría a otra profesión, pero reconoce que tiene un punto se sacrificio importante: «Hai que botarlle horas, iso si. Algún día podes chorar, porque todos acabamos chorando algunha vez. Pero tes que tratar de levantarte todos os días buscando as cousas positivas. Eu é o que intento», cuenta. Habla luego de numerosos proyectos que tiene en la cabeza y dice que, como el senderismo y la naturaleza tiran, quiere que en su bar también se refleje este amor por el entorno. Igualmente, señala que seguirá apostando por darle espacio a los artistas, ya que siempre incluye exposiciones y además cuenta con piezas llamativas entre su mobiliario. Por ejemplo, tiene un grifo de cerveza hecho por el artista Manolo Villaverde, maquetas de barcos o la citada vaca voladora. «Penso que seremos o único bar no mundo cunha vaca voando», dice con su retranca Javier.
Su personalidad, unida a la singularidad de su local hostelero han llevado al Concello de Cuntis a elegir a la Taberna da Ponte como uno de los locales a los que se homenajeará en el marco de las celebraciones de la Festa do Lacón y la Gala do Chapante. También se homenajeará en el mismo acto a otro establecimiento hostelero cuntiense llamado O Cuberto. Porque en Cuntis la hostelería es... de premio.