La pasión que surgió entre cintas VHS

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

Pablo Paz

Carlos Prado refleja la historia de superación del boxeador Aarón González en «Devolvendo o golpe»

19 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Al igual que le pasó a Quentin Tarantino, Carlos Prado (Marín, 1982) se enamoró del mundo del cine en un videoclub, concretamente el que tenía su padre en la villa portuaria. Hoy, a punto de cumplir cuarenta años, lucha para que su documental, Devolvendo o golpe, sea uno de los candidatos en la próxima edición de los Mestre Mateo al mejor largometraje documental. «Me críe en un videoclub. Mi padre tenía un videoclub en Marín de VHS y de Beta. Ahí me críe yo, entre cintas. La pasión por el audiovisual es de nacimiento», rememora, al tiempo que reflexiona sobre el hecho de que, con la llegada de los deuvedés, su padre cerrase el negocio.

No obstante, y antes de que llegase ese momento, la incipiente pasión se fue reforzando poco a poco mediante horas y horas de visionado de películas: «Todas las tardes, cuando llegaba del cole, me iba al videoclub y, mientras hacia los deberes, ponía películas y películas hasta la noche. Y durante el fin de semana me iba de ruta de distribución, a buscar pelis nuevas... Eran los locos años noventa».

Pablo Paz

Consciente de que, para dar rienda suelta a su creatividad, necesitaba formación, Carlos Prado estudió imagen y sonido en la Escuela de Audiovisuales Marcote de Vigo para, posteriormente, hacer periodismo audiovisual en Santiago, así como se apuntó a toda clase de cursos de guion, dirección, montaje... «Siempre lo tuve claro», confiesa.

De igual modo, siempre tuvo claro que quería contar la historia de superación de Aarón González, The Thunder, tricampeón de España de boxeo olímpico, quien protagoniza su opera prima en el ámbito del largometraje documental. A fin de cuentas ha vivido con su historia desde el mismo momento en el que eran vecinos en Mogor (Marín).

De hecho, Carlos Prado tiene grabados a fuego en su memoria los gritos que dio su madre al entrar en la cocina cuando estaba comiendo antes de regresar al colegio. «Teníamos jornada partida y entró gritando como una local diciendo que habían atropellado a Aarón en la parada del autobús y que estaba muy mal. La suya era la parada siguiente a la que tenía que coger yo. Ese grito de mi madre me quedó muy marcado porque nuestras familias se conocen de siempre, aunque yo le llevo unos cinco años. Soy más mayor».

Pablo Paz

Aarón tenía entonces 10 años y comenzaba entonces una carrera de obstáculos de la que Prado no fue consciente hasta tiempo después. «Cada uno hizo su vida y pasados los años descubrí que Aarón, al que yo imaginaba en una silla de ruedas, se había proclamado campeón de España de boxeo, así como de Galicia», apunta rememorando el momento que decidió que la vida del deportista tenía que traducirse en imágenes.

Comenzó entonces un rodaje en el que, según señala, lo más complicado «fue rascar en el drama de la familia. Lo tenían enterrado, tenían como una tirita puesta por encima. Superado, pero no tanto como yo creía, porque cuando empezamos a rascar, a sacar lo del accidente, todo lo que pasó después... No fue solo el atropello, fueron todos los problemas que luego siguieron a este... Compañías de seguro, bullying... Mil y un problemas que tuvieron que superar él y su familia. Fue lo más duro, ver a un boxeador, tricampeón de España llorando y derrumbarse en algunos momentos. Pensaban que ya estaba cicatrizado, pero no. La herida estaba supurando», remarca convencido de que un accidente como el que sufrió de niño The Thunder es algo que nunca se supera del todo.

Uno de los aspectos más remarcables de este trabajo audiovisual es el peso que tiene en el mismo la figura de la madre del deportista, Rosa María. «Ya la conocía de ser vecinos, pero no hasta el punto de tener una trato cercano. Cuando la empecé a entrevistar para el documental me di cuenta de que tenía un carácter impresionante, era una mujer brava, valiente, echada para adelante, sin pelos en la lengua... Cuando comprendí el peso que ella tuvo en la recuperación de Aarón fue cuando me dije que tenía que contar el documental a través de sus ojos más que desde los de Aarón. Fue quien tiró de él, quien luchó por su recuperación y es la coprotagonista».

Al tiempo que promociona Devolvendo o golpe de cara a los Mestre Mateo, Carlos Prado está tratando de sacar adelante su siguiente trabajo, un cortometraje de ficción del que, por el momento, prefiere no desvelar nada. A fin de cuentas, como él mismo señala, «no se sabe porque con la libreta de ideas que tengo a lo mejor sale un documental».

De este modo, la carrera de este realizador marinense volvería a los derroteros por los que siempre ha discurrido desde que comenzó a rodar cortometrajes en la universidad. Fue por aquel entonces cuando filmó su primer trabajo, Vellas, en el que narró la historia de amor de dos mujeres en una aldea gallega y que le valió ser finalista en los Mestre Mateo, ser exhibido en el Festival de Cans y obtener numerosos premios. Asimismo, en su filmografía destaca otra pieza audiovisual rodada en la Antártida, Homes de xeo: galegos na Antártida, en el que refleja la vida en el continente helado y el viaje a bordo del Hespérides donde coincidió con tres gallegos: el jefe de cocina, un científico y el patrón de embarcaciones.

De este modo, Devolvendo o golpe no es solo su primer largometraje documental, sino que también es su trabajo con «una producción detrás potente, que son los chicos de Trece Amarillo, los que realizan los videoclips de Tanxugueiras».