La desesperación de la familia de la mujer calcinada en Campo Lameiro: «Criou aos seus cinco filliños ata que se cruzou con ese tipo»

MORAÑA

Manola, tía de la mujer maltratada que falleció junto a su pareja en Campo Lameiro, acudió a la concentración que se celebró en Moraña; una cita a la que no asistió ni el alcalde ni nadie del gobierno local
13 jun 2025 . Actualizado a las 21:04 h.Llovía en Santa Lucía, el pequeño casco urbano de Moraña, el jueves a última hora. Era una lluvia fina, pero de esa que cala hasta los huesos, de las que mojan bastante más que un chaparrón. Y ese orballo continuado era una buena metáfora de lo que pasaba junto a la casa consistorial, donde no había una gran multitud reunida. Seguramente solo serían entre sesenta y ochenta personas. Pero, como esa lluvia metiéndose hasta las entrañas, cada mirada de quienes estaban allí (casi todas mujeres, aunque algún hombre había) se clavaba. Cada palabra dolía. Cada lamento supuraba. Porque era una concentración de repulsa contra la violencia machista. Pero no una más. No estaba convocada por el sufrimiento de una mujer visto por la televisión o las redes sociales. Se denunciaba el calvario que vivió en vida una vecina, Marisol; una mujer de 49 años a la que algunos habían visto con golpes y muchos otros sabían perfectamente por lo que estaba pasando hasta que, hace unos días, apareció calcinada junto al hombre que la maltrataba en Campo Lameiro.
Había pena porque junto a la pancarta no estuviesen muchos paisanos más. Porque ni el alcalde, Sito Gómez, ni nadie del gobierno local del PP (sí de la oposición, en manos de BNG y PSOE) se sumasen a la convocatoria y, porque a mayores, el Concello decretase idéntico luto por la víctima que por el hombre condenado por pegarle. Pero también había muchas ganas de restablecer la dignidad robada a Marisol. Y de eso se encargó Manola, tía paterna y, este jueves, portavoz de una familia destrozada.
Manola agarraba la pancarta en primera fila. Cerraba los ojos y le caían lágrimas mientras el coro de mujeres que la acompañaba gritaba «non estamos todas, falta Marisol». Cuando cesó el manifiesto en el que denunció todo lo ocurrido con este caso, sobre todo el hecho de que el maltratador, Ramón García Souto, tenía dos condenas encima (por agredir primero a su exmujer y luego a Marisol) y nunca había entrado en prisión, Manola se abrazó a todos y cada uno de los asistentes. Necesitaba llorar a su sobrina. Abrazar y contar; gritar la rabia acumulada durante muchos años. Porque Manola explicaba que Marisol, natural de Caldas, no lo tuvo fácil desde el minuto cero.
Marisol se casó joven, se convirtió muy pronto en madre de una numerosísima familia (ella tiene 49 años y su hija mayor 29) y su marido se suicidó al cabo de unos años de matrimonio. «Foi moi duro todo o que viviu, sufriu moitísimo e criou aos seus rapaces», dijo su tía. Tuvo cinco hijos, la pequeña menor de edad actualmente. Y siempre se preocupó por ellos. «Tiñamos moita relación, sobre todo cando era máis nova. Ela coidou sempre dos rapaces e tratou de tirar para adiante. Non o tivo fácil», añadió Manola. Un día, en su vida se cruzó Ramón García Souto, el hombre con el que acabó muriendo. Entonces todo cambió: «Foi así, tal cal. Ela criou aos cinco filliños ata que se cruzou con ese tipo. Roubóunola», dice su tía.
Señala que esta mujer fue perdiendo el contacto con toda la familia, con los tíos, amigos y luego también con los más directos. En una práctica más que habitual en los maltratadores, logró aislarla del mundo: «A saber se estaba amenazada ou non. Chamábala e non collía o teléfono. Sabe Deus o medo que ela pasou», relata su tía. Aún así, apartada de todos, Marisol seguía preocupada por sus hijos, sobre todo por la menor de edad. Dio sobradas muestras de ello antes de fallecer.
Manola, como el resto de la familia, había perdido el contacto con su sobrina. Pero Marisol no se marchó a vivir a miles de kilómetros con su maltratador. Estaba en Moraña, muy cerca de donde moran todos los suyos. Así que era imposible no saber cómo estaba: «Andaba toda mazada. Iso sábeo todo o mundo. Cando a agrediu no 2021, nunha gasolinera, cunha mangueira, á vista de todo o mundo, a familia viu os vídeos. Eran imaxes moi duras, durísimas». Esa agresión, y posteriores golpes en el domicilio, fueron los que dieron pie a que Marisol durante un pequeño espacio de tiempo se separase de él y a que a Ramón se le condenase por maltrato por esos hechos. El problema es que desde que se puso la denuncia hasta que en marzo salió la sentencia pasó tanto tiempo, en el que él continuó libre como había estado siempre, que Marisol ya volvía a convivir con él. Eso, para Manola, atenta contra el sentido común: «Eu non entendo de leis, pero ese home xa maltratara á súa exmuller, xa estaba condenado. E agora agredía a outra e tampouco ía ao cárcere. Tiveron moito tempo de encerralo antes de que pasara o que pasou».
¿Qué ocurrió? La investigación tiene que determinarlo todavía. Pero hay dos hipótesis sobre la mesa para explicar que apareciesen calcinados, ella dentro del coche y él a dos metros del vehículo: un crimen machista o un suicidio, que podía ser inducido en el caso de ella por el estado de sumisión en el que vivía con respecto a Ramón.
Tras cotejarse el ADN de Marisol con el de uno de sus hijos, ya que su cuerpo quedó en un estado muy delicado y no pudo ser identificada en un primer momento, se pudo confirmar su identidad. Sus restos mortales fueron entregados ya a su familia y les dieron sepultura en los últimos días.
Teléfono contra el maltrato: 016
Las víctimas de la violencia machista y su entorno pueden pedir ayuda en distintos recursos activos todos los días de la semana y las 24 horas del día: el teléfono 016, el correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y el canal del WhatsApp en el número 600 000 016.
En una situación de emergencia se puede llamar al 112 o a los teléfonos de emergencias de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062) y, si no es posible hacer esa llamada, en caso de peligro existe también la opción de activar la aplicación ALERTCOPS, que envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.