Las lecciones del 20-D

PONTEVEDRA CIUDAD

Los resultados de las generales han puesto deberes a los partidos que volverán a pasar examen en menos de un año, cuando Galicia celebre sus elecciones autonómicas

27 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

De lo ocurrido en las urnas hace una semana y del ambiente que se respiró al día siguiente en el pleno de la corporación, ya se atisba que los próximos meses van a ser de mucha tensión, también en la escena política local. Resultará imposible disociarse de lo que acontezca con el panorama inestable que ha dejado el 20-D y la posibilidad, no tan remota, de repetir comicios.

Además, las consecuencias que se deducirán de los resultados electorales se intensificarán porque acaba de comenzar otra cuenta atrás, pues en 2016 tendremos elecciones autonómicas.

La situación más inquietante, por cuanto tuvo el peor resultado electoral, es la del BNG. Se queda sin representación parlamentaria en el Congreso de la nación después de 20 años de presencia en los que era fijo un escaño por esta provincia que se venía sustentado en una importante aportación de votos de la ciudad de Pontevedra y su zona de influencia. De hecho, esa plaza en el palacio de la Carrera de San Jerónimo estuvo ocupada, en ocasiones por Guillerme Vázquez.

Un vistazo a los datos del Bloque confirma cómo se va contrayendo el respaldo de los ciudadanos gallegos a la otrora incuestionable referencia del nacionalismo de izquierdas. En generales, su mejor registro fue en el año 2000 con 306.000 votos y 3 diputados. Pero es que en autonómicas, su techo ya fue anterior. Ocurrió en 1997 con 18 parlamentarios en el Pazo do Hórreo, cuando casi cosecharon 400.000 votos que les llevaron a ser segunda fuerza política en la comunidad.

Desde esos hitos, el Bloque ha venido perdiendo fuelle y dejándose a jirones, su capital político y humano. Varias asambleas, diversas invocaciones a la refundación y los liderazgos de Anxo Quintana, el propio Guillerme Vázquez y el actual de Xavier Vence no han servido para taponar las vías de agua que inundan la nave de los nacionalistas.

Sin relevo de garantías

Se han acumulado los errores tanto de mensaje, como de estrategia y de elección de referentes. La plana mayor de la UPG que detenta el poder interno en el Bloque, no ha sabido detener la crisis de votantes, mientras Beiras ha logrado derrotarles de modo consecutivo en las últimas autonómicas y generales.

Entre los cuadros actuales del Bloque no se adivina un relevo de garantías, algo que parece ser un problema endémico de esa organización. Trasladándolo al ámbito local, ya es llamativo que Miguel Fernández Lores en Pontevedra o Luciano Sobral en Poio, carezcan de delfines ya que llegarán a 2019 con 65 y 66 años respectivamente. ¿Se volverán a presentar? O mejor dicho ¿se tendrán que volver a presentar, por la evidente carencia de alternativas?

Hay por tanto en el Bloque dos severos problemas: una marca, BNG, que ya no vende como antaño; y una alarmante escasez de candidatos con reclamo, especialmente jóvenes que den el relevo ante el envejecimiento notorio de los actuales cuadros.

El ejemplo de las últimas municipales en nuestra capital fue evidentísimo. Miguel Anxo Fernández Lores es una marca en sí mismo. Hizo una campaña en clave personal. La cartelería, anuncios y demás soportes vendían Lores y no BNG entre el electorado pontevedrés que «compró» mayoritariamente la continuidad del actual alcalde por un quinto mandato consecutivo.

Hace dos semanas escribí que me pareció un error supino que la dirección del Bloque colocase a Lores en la lista al Congreso, aunque fuera de séptimo y se le quisiera dar un tinte «simbólico». Era infligirle un desgaste innecesario porque las derrotas nunca son simbólicas.

Rajoy, victoria amarga

También decía que Rajoy ganaría en Pontevedra. Pero con amargor. Los resultados del PP acreditan que cada vez se aleja más del poderío dominante de antaño. El Partido Popular pierde mucho gas entre el electorado local que también parece evolucionar, como en el resto del Estado, hacia las nuevas formas de hacer política y erradicar el patrón del bipartidismo.

Con resultados similares en 2016 Alberto Núñez Feijoo sería relevado al frente de la Xunta de Galicia. Aunque el PP volviera a ser lista más votada, se puede olfatear que podría armarse una alternativa en torno a las Mareas-Podemos, con PSOE y quizás el Bloque, para constituir una mayoría parlamentaria.

El PSOE se conforma

Los socialistas parecen conformarse con aminorar su evidente retroceso electoral ponderando que mantienen su presencia en las instituciones. Ya pasó así en las últimas municipales en Pontevedra, cuando Tino Fernández logró contener, y se repitió la historia el domingo pasado al renovar las dos actas de diputados en el Congreso de la nación pese a ver como eran adelantados por En Marea-Podemos.

Es precisamente esta plataforma emergente una de las grandes incógnitas para próximos meses. Están en un proceso de asentamiento de placas tectónicas por lo que siempre cabe riesgo de seísmos. ¿Habrá grupo parlamentario propio de En Marea en el Congreso de la nación o Podemos les engullirá? Esa misma cuestión se puede elevar al considerar la hipótesis de cómo se presentarán en las próximas elecciones autonómicas de 2016.

Dejo para el final a Ciudadanos. Sigo alucinando con su caso. Un partido construido en torno a un líder interesante como Albert Rivera pero que adolece de estructura y de referentes a nivel autonómico, provincial o local. No me extraña su fracaso en la provincia y en Galicia.