El plan de banda ancha del 2022 pretende llevar a 137.177 hogares y negocios gallegos una conexión a internet de 100 megas
28 nov 2022 . Actualizado a las 19:55 h.Teletrabajar ya forma parte del día a día de muchos gallegos. Igual que pasar una tarde viendo Netflix o hacer una videollamada con un familiar. Y, sin embargo, aún hay zonas en Galicia donde la velocidad de internet es tan baja que resulta imposible o, directamente, no hay cobertura. Es allí a donde pretende extender la fibra óptica el programa de Universalización de Infraestructuras Digitales para la Cohesión-Banda Ancha (ÚNICO-Banda Ancha) del Ministerio de Asuntos Económicos y transformación Digital, que acaba de hacer pública la resolución de las ayudas del 2022. La nueva convocatoria busca llevar una conexión de 100 megas a 39.206 núcleos rurales gallegos y llegar a 137.177 hogares, negocios y locales antes de que finalice el 2024. ¿Será el adiós a la brecha digital?
«Hay trabajo por hacer, pero espero que en dos o tres años cualquier aldea o casa de Galicia. tenga una conexión ultrarrápida a internet», dice Pere Antentas, CEO de Rede Aberta, la empresa que instalará la fibra óptica en la provincia de A Coruña. Buscan llegar a 10.208 nuevos núcleos de las conocidas como zonas blancas, aquellas donde la velocidad no alcanza los 30 megas, ni existen planes para lograrlo en los próximos tres años. Esta ampliación afectará a 36.556 unidades inmobiliarias (hogares, empresas, locales, centros culturales, etc.), de las cuales 31.051 son viviendas. Las actuaciones serán financiadas entre las empresas y el Gobierno.
En Lugo, la compañía elegida ha sido Adamo. Será la encargada de llevar a conexión a internet ultrarrápida a 12.429 nuevas zonas, lo que beneficiará a 32.670 unidades inmobiliarias, de las cuales 27.172 son viviendas. Por su parte, Avatel ha sido seleccionada para llevar a cabo la instalación de fibra en Ourense y Pontevedra, donde pretenden llegar a 10.647 y 5.922 núcleos, respectivamente. En total, se prevé llevar la velocidad de 100 megas a 45.635 unidades inmobiliarias ourensanas (39.082 viviendas) y 22.316 pontevedresas (18.439 hogares).
Pere Antentas explica que se trata de una red neutra. Es decir, que cualquier empresa de telefonía puede utilizarla. Así, se suple el hueco que dejan las grandes compañías, que no suelen considerar rentable extender la fibra en zonas rurales donde la población está dispersa, como es el caso gallego. «La peculiaridad que tenemos nosotros es que nuestro nicho es Galicia. A los operadores grandes les cuesta más llegar a la última aldea, pero para nosotros es nuestro negocio», resume el CEO de Rede Aberta. En este sentido, destaca también la presencia en la provincia de A Coruña de 20 operadores locales: «Son elementos digitalizadores, ya que son gente del pueblo, todo el mundo los conoce y, por su cercanía, pueden ayudar a que la gente mayor se digitalice».
La distribución de los núcleos de población gallegos es precisamente uno de los retos a la hora de extender la fibra óptica a estas nuevas zonas. En el caso de la empresas adjudicataria de la provincia de A Coruña, explican que se aprovecharán las infraestructuras existentes, ya sean de compañías como Fenosa o de la red de alumbrado público. «El 80% de estas viviendas ya tenían cable de cobre de Telefónica y utilizamos los mismos postes para poder llevar la banda ancha. Si por lo que sea no hay este tipo de postes, estudiamos si colocamos unos nuevos o hacemos una canalización subterránea, pero siempre es la última opción. La primera es utilizar los recursos existentes para no crear una nueva traza en el territorio».
Solución a la despoblación
Para el CEO de Rede Aberta, la banda ancha supone ofrecer «igualdad de oportunidades a una persona que vive en la aldea con una persona que reside en una ciudad como puede ser A Coruña o Santiago». Sin ir más lejos, el pago con TPV en los comercios, la automatización de las explotaciones ganaderas o la posibilidad de abrir una tienda online dependen de la conexión a internet. «La banda ancha consolida los negocios existentes y atrae nuevas inversiones», apunta. Sectores como el turismo, la ganadería o incluso la artesanía podrían crecer al amparo de una conexión a internet de calidad. Algo que podría ayudar a combatir la despoblación del rural.
Pere Antentas cree, de hecho, que se está produciendo un cambio de paradigma en el movimiento de población: «La pandemia abrió la puerta al teletrabajo y, hoy en día, hay muchos trabajos tecnológicos que permiten alternarlo con ir a la oficina. Estamos también en una transición energética que ha encarecido los traslados y se busca minimizarlos. ¿Cómo? Dejando que los empleados teletrabajen. Esto conllevará que mucha gente se plantee irse de la ciudad, donde la vivienda es cara y pequeña, a las aldeas, donde las viviendas son más grandes, el precio es menor y la calidad de vida es muy alta». ¿Podría acabar con la brecha digital solucionar también la brecha demográfica? «No serán cambios del día a la mañana, pero irán llegando», asegura el CEO de Rede Aberta. «Esto va a ayudar a reequilibrar y repoblar el rural, sin duda».