Google despliega su «máquina de respuestas»: la IA devora la búsqueda tradicional en internet

César Rodríguez Pérez
C. Rodríguez REDACCIÓN

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Dado Ruvic | REUTERS

La desaparición de las listas de enlaces en favor de textos de IA que incluyen anuncios genera un debate sobre la compensación a los creadores originales de contenido

02 jun 2025 . Actualizado a las 14:02 h.

De revolución en revolución. Primero fue internet, con el cambio de siglo. Después llegaron los smartphones, que se convirtieron en tecnología de adopción masiva con el cambio de década. Y la siguiente es la IA, que ya está en marcha, ha venido para quedarse y, según Sundar Pichai, primer ejecutivo de Google, puede suponer una transformación tan profunda como la que trajo la electricidad. 

La inteligencia artificial, según dijo Pichai en una entrevista al portal The Verge, «es la única plataforma que, con el tiempo, puede crear y automejorarse de una manera que nunca habíamos visto antes». 

¿Palabras mayores? Sí. Pero cada vez hay más indicios de que el impacto de la inteligencia artificial en la sociedad y en nuestras vidas va a ser monumental. Uno de los más evidentes afecta a la web, a las búsquedas en internet. Han empezado a cambiar de forma drástica.

Antes de la eclosión de modelos de lenguaje como ChatGPT la secuencia era sencilla:

1. Abríamos Google.

2. Hacíamos una pregunta que incluyera palabras clave, cuantas más mejor. 

3. El buscador proporcionaba una lista de enlaces que supuestamente contenían la información deseada. Algunos eran patrocinados.

4. El usuario pinchaba en uno o varios. Visitaba páginas distintas al motor de búsqueda, accedía a dominios de los creadores del contenido o el servicio original. 

Ahora ese circuito ha cambiado. Google, otros buscadores y los modelos de lenguaje de IA han sustituido las listas o ristras de enlaces por respuestas creadas a partir de la pregunta. En algunos casos citan fuentes. Y en otros no.

Buscan satisfacer la curiosidad o el interés del usuario sin que tenga que pinchar en ningún enlace, sin que de algún modo pueda recompensar al creador del contenido, al proveedor del servicio original, lo que afecta a la audiencia de las páginas web. 

Varias polémicas rodean a esta transformación.

Una de las principales concierne a la calidad de las respuestas de la IA. ¿Quién se hace responsable de que sean precisas y no contengan errores? Nadie.

Conviene recordar que los chatbots alucinan con frecuencia. Que inventan y extrapolan para componer respuestas con apariencia de veracidad. Un ejemplo real. En una consulta en inglés sobre un poema del griego Constantin Cavafis que hablaba del general romano Marco Antonio (Mark Antony), respondió hablando del cantante Marc Anthony y su relación con Jennifer López. 

«No hay una olla de oro al final de ese arcoíris»

Otra cuestión por despejar es si los dueños de las inteligencias artificiales van a compensar de manera eficaz a los creadores.

Richard Gingras fue vicepresidente de Google y es una referencia en innovación periodística y tecnología. En una entrevista reciente con el Nieman Lab definió a las «máquinas de respuestas» como el «futuro de las búsquedas». Y advirtió a los medios de que no esperaran mucho dinero de los chatbots con una frase que no deja lugar a dudas: «No hay una olla de oro al final de ese arcoíris». 

Sí la hay para los dueños de las IA's. La propia Google ha empezado a incluir anuncios en los resultados de búsquedas de sus servicios AI Overviews (disponible en 200 países y más de 40 idiomas) o AI Mode (lanzado en Estados Unidos, que incorpora un chatbot en la barra de búsqueda para realizar peticiones más extensas sobre temas más complejos). La medida ha causado mucha controversia.

La compañía se defiende tirando de datos internos y diciendo que los usuarios los encuentran «útiles» y que les permiten «conectar rápidamente con empresas, productos y servicios relevantes». Es decir, puede haber cambiado la búsqueda web, pero la máquina de facturar sigue en manos de los gigantes de internet, con un porcentaje aún mayor del pastel. 

Jeffrey Dastin | REUTERS

Overview IA tiene más de mil quinientos millones de usuarios cada mes. Y  la app Gemini (rival de ChatGPT) cuenta ahora con más de 400 millones de usuarios activos mensuales. Google compite con fuerza en la carrera de la IA, pero lo hace en un momento clave para una compañía señalada por sus prácticas anticompetitivas.

Ha sido condenada por abuso de posición dominante en la publicidad digital. Y ya había sido declarada responsable de ejercer un monopolio en el mercado de las búsquedas. Aún no se conocen las medidas definitivas que puede adoptar la justicia estadounidense, pero en el aire está la posibilidad de que sea obligada a dividir su negocio y, entre otras opciones, desprenderse de su navegador Chrome.

Se espera una sentencia para agosto. Permanezcan muy atentos a sus pantallas. Y a sus buscadores, respondan con o sin resúmenes de IA.