
Todo lo que debes saber para minimizar los riesgos físicos y digitales más frecuentes del verano
01 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El verano es una de las épocas del año en que más usamos el móvil y otros dispositivos: hacemos fotos, pagamos con el teléfono, usamos mapas, consultamos reservas o buscamos redes wifi públicas para no gastar datos. Pero también es cuando más los exponemos a riesgos: caídas al agua, golpes, temperaturas extremas, conexiones inseguras o incluso robos.
Agua, arena y crema solar: los enemigos físicos del móvil
Aunque muchos modelos actuales presumen de ser resistentes al agua, eso no significa que estén preparados para un chapuzón. La certificación IP68, presente en buena parte de los móviles de gama alta, permite la inmersión durante un tiempo y a una cierta profundidad, pero no garantiza la resistencia al agua salada ni a los restos de cloro.
Si el móvil se moja, lo primero es apagarlo —si no se ha apagado solo—, secarlo con un paño limpio y no intentar encenderlo. Nada de secadores ni calor directo. El método del arroz es más bien un mito. Este cereal es conocido por ser absorbente y el boca a boca lo ha colocado como remedio a un incidente como este. Un estudio publicado en el 2014 rompió la creencia, concluyendo que era más efectivo dejar el dispositivo mojado al aire libre para que se secase de forma natural, que meterlo en arroz. En realidad, es más eficaz usar bolsitas de gel de sílice, como las que vienen en las cajas de zapatos. Y sobre todo, evitar cargarlo antes de asegurarse de que no hay humedad interna. Lo ideal, en caso de duda, es acudir a un servicio técnico.
Con respecto a la arena puede ser incluso peor que el agua cuando se cuela en altavoces, botones, conectores y cámaras. Soplar no sirve de nada —puede empeorar el problema— y conviene utilizar aire comprimido o un pincel suave. Una funda hermética es una inversión mínima que puede evitar disgustos importantes. También hay que tener cuidado con la crema solar: los restos grasos dañan lentes y pantallas, y se acumulan en los bordes del teléfono.
Otro riesgo habitual pasa desapercibido: dejar el móvil expuesto al sol o dentro del coche. El sobrecalentamiento puede provocar fallos en la batería, bloqueos del sistema e incluso daños permanentes en la pantalla. Algunos dispositivos ya incorporan alertas cuando se supera una temperatura límite, pero no siempre avisan a tiempo. Lo más prudente es mantenerlos a la sombra y evitar que alcancen temperaturas elevadas, especialmente durante la carga.
Ajustes de seguridad: qué cambiar antes de salir de viaje
El verano es también temporada alta para los ciberdelincuentes. Viajar con el móvil implica exponerlo a redes desconocidas y multiplicar las oportunidades de descuido. Pero bastan unos pocos cambios en los ajustes para reducir el riesgo.
Antes de salir de casa, conviene adoptar una actitud preventiva. Activar el bloqueo del dispositivo mediante huella dactilar o un PIN robusto —nada de «1234» o el año de nacimiento— es lo mínimo. También es recomendable revisar los permisos de las aplicaciones instaladas: muchas acumulan acceso al micrófono, la cámara o la ubicación sin que el usuario lo recuerde ni lo necesite. Desde los ajustes del sistema es posible revocar estos permisos uno a uno.
Uno de los errores más comunes es mantener activa la conexión automática a redes wifi conocidas. Esta función, útil en casa, puede convertirse en una trampa cuando el dispositivo se conecta sin pedir permiso a cualquier red abierta que coincida por nombre. En entornos públicos —aeropuertos, estaciones, hoteles— hay ciberdelincuentes que imitan redes legítimas para capturar datos.
¿Y si pierdes el móvil?
Nadie quiere pensarlo, pero perder el móvil en vacaciones —o que te lo roben— es más frecuente de lo que parece. Lo primero que conviene hacer antes de cualquier viaje es activar la localización remota del dispositivo. En iPhone se hace a través de la función Buscar, y en Android mediante Encontrar mi dispositivo. Ambas permiten localizar el móvil si está encendido y conectado a una red, hacer que suene, bloquearlo a distancia o, en caso extremo, borrar todo su contenido de forma remota. Para que esto funcione, es necesario tener una cuenta de Apple o Google correctamente configurada y el acceso remoto activado de antemano.
También es útil apuntar en un lugar seguro el número IMEI del teléfono, un código único de 15 cifras que se obtiene marcando *#06# en la app de llamadas. Este número permite al operador bloquear el terminal en caso de robo, dejándolo inutilizado incluso si el ladrón cambia la tarjeta SIM. Algunos fabricantes también ofrecen sistemas de bloqueo propios vinculados al número de serie del dispositivo.
En caso de pérdida o robo, la rapidez es clave. Si hay acceso a otra conexión, lo primero es entrar en el sistema de localización remoto y bloquear el teléfono. En paralelo, es recomendable cerrar las sesiones activas en redes sociales, correo electrónico y servicios bancarios: la mayoría permiten hacerlo desde un navegador.