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Y ahora, ¿quién hace móviles en Europa?

Michael Mcloughlin / Colpisa

OCIO@

Tras la compra de Nokia por Microsoft, varias firmas buscan convertirse en el referente en el continente

02 dic 2013 . Actualizado a las 10:38 h.

El día en que Steve Ballmer, en plena quema de sus últimos cartuchos como comandante en jefe de Microsoft, anunciaba que los de Redmond fagocitarían Nokia rubricaba que Europa quedaba fuera de la primera división del mundial de constructores móviles. La factoría finlandesa, otrora líder global de fabricación de teléfonos, caía en manos estadounidenses y dejaba al Viejo Continente sin su gran referente en esta industria, tras unos años de navegación por aguas revueltas en plena revolución de los smartphones, a donde llegó con cierto tiempo de retraso. El mapa, simplemente, ha quedado polarizado. En California, los ecosistemas creados por Apple y Google se han convertido en una máquina global de generar dinero a espuertas y en la otra punta del globo, los gigantes asiáticos no dejan de inundar el mercado occidental con hordas de terminales de todos los tipos.

En el centro de estos dos bandos, un enjambre de empresas de distintos países de la Unión Europea, entre ellas varias españolas, trata de ganar peso y protagonismo en la región. Los últimos en hacerlo han sido un grupo de exempleados de Nokia que el jueves lanzaron el primer dispositivo Jolla, un proyecto al que Forbes atribuyó en su día la posibilidad en convertirse en «el Ferrari» del sector. Funciona con Sailfish, un sistema nacido de una idea peregrina abandonada a su suerte cuando Stephen Ellop decidió rendirse a los encantos de Windows Phone. Se trata de un primer modelo de 399 euros, que utiliza Yandex, el conocido como Google Ruso, y apps de Android. Han agotado los primeros lotes comercializados en Finlandia y ya preparan una nueva remesa para satisfacer las miles de reservas. «Somos una empresa pequeña y los costes también lo son. No necesitamos alcanzar volúmenes de venta enormes para que el negocio sea rentable», explicó Tomi Pienimäki, consejero delegado, que fija en 200.000 unidades vendidas su objetivo para el próximo año. Para ello, todo pasa por una internacionalización sin estridencias que tiene como siguientes paradas los países vecinos y más adelante, China. El debut de Jolla se ha acercado mucho en el tiempo al de Kazam, una empresa londinense surgida en junio y que ya ha lanzado en 25 países siete terminales equipados con Android, con precios a partir de cien euros. No ha sido una aparición por generación espontánea. El fondo de inversión Meridian Group, con tentáculos en negocios tan diversos como el energético o el sector hipotecario y que ya cuenta con empresas dedicadas a los smartphones en Ucrania y Rusia, reclutó a varios directivos e ingenieros de Blackberry, HTC, Sony y varias teleoperadoras, entre otras, para hacer realidad sus ambiciosas aspiraciones. «Desde el punto de innovación tecnológica, no vamos a innovar. Vamos a coger lo que funciona en el mercado y vamos a trabajar en la parte de servicio, que es lo que más se ha descuidado», analiza Javier Martínez Esparza, responsable de España, Portugal y Grecia, que pone como meta a largo plazo convertirse en el número uno de los llamados «fabricantes emergentes» y consolidarse en el top cinco mundial

«Empezamos a ver un montón de funcionalidades que no aportan demasiado que le quitan rendimiento al terminal», argumenta sobre la actual situación del gremio con los papeles muy repartidos y en que los líderes se han enzarzado en un «pulso casi personal». Martínez Esparza augura que esta dinámica va a derivar en «dos ligas distintas»: una con los «sospechosos habituales» que pugnarán por dominar la alta gama; y otra carrera en la parte baja, compuesta por una amalgama de fabricantes asiáticos y locales que van a crear un «mercado nuevo» en el que se competirá con precios más asequibles, santo y seña de la mayor parte de estos nuevos actores.

Javier Agüera, el joven madrileño que fundó Geeksphone con 16 años y que ahora, con 21, se ha traslado a California para dirigir la expansión internacional de esta firma española, comparte esta idea de una competencia «a dos velocidades». Argumenta que las opciones de marcas made in Spain como la suya u otras iniciativas como BQ o Primux frente al dominio de grandes oligarcas del sector pasan por aportar «creatividad» a los problemas actuales de la industria y «por la diferenciación» en aspectos como la seguridad, la privacidad o el diseño.

Mientras termina de cocinar su primer móvil de alta gama, Agüera señala el potencial de zonas como América Latina o el norte de África: «Los próximos mil millones de personas que van a acceder al móvil en los próximos cinco años van a venir de estos continentes».