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¿Cuánto dura la batería del móvil? La respuesta está en un QR

Olga Suárez Chamorro
O. Suárez REDACCIÓN

OCIO@

Seis de cada diez españoles experimentan ansiedad si la batería de su móvil baja demasiado cuando están fuera de casa.
Seis de cada diez españoles experimentan ansiedad si la batería de su móvil baja demasiado cuando están fuera de casa. iStock

La nueva normativa de la UE obliga a los fabricantes a incluir toda la información sobre la vida útil de los dispositivos: su carga, la resistencia a caídas, al polvo o al agua, así como la facilidad de reparación

03 sep 2025 . Actualizado a las 14:03 h.

La batería de los smartphones suele ser la que marca la vida útil de los mismos, siempre y cuando no haya algún golpe desafortunado que obligue a su cambio o reparación antes de tiempo. Pero es bastante habitual que cada vez pase menos tiempo antes de que se agoten las pilas del teléfono, con la consiguiente desesperación de su propietario; y es que seis de cada diez españoles experimentan ansiedad si la batería de su móvil baja demasiado cuando están fuera de casa, y el miedo a quedarse sin carga es una ansiedad global que afecta al 38% de los usuarios, según una encuesta realizada por Talker Research.

Desde el pasado 20 de junio, todos estos usuarios dependientes de la tecnología pueden certificar la vida útil de los dispositivos que vayan a comprar dentro de la Unión Europea gracias al nuevo Reglamento de Diseño Ecológico y Etiquetado Energético que busca prolongar la vida útil de los productos, incentiva la fabricación de dispositivos más duraderos y reparables, y ofrece más información al consumidor. Porque en las nuevas etiquetas ofrecen información detallada sobre cuestiones como la eficiencia energética del dispositivo, la duración de su batería, su resistencia a caídas y frente al agua y al polvo, así como la facilidad de reparación.

Lo primero que se ve en estas nuevas etiquetas es la marca del dispositivo, el modelo y un QR que enlaza con la página de información del producto. Justo debajo se mostrará la clasificación energética del mismo, que indica la eficiencia energética de dicho dispositivo con un rango que va desde la A hasta la G, en función del nivel de consumo del dispositivo, algo que dependerá de aspectos como el procesador, el tipo de pantalla o la gestión del ciclo de carga.

Otro de los aspectos que detalla la etiqueta es la duración de la batería: cuántas horas y minutos puede funcionar el dispositivo antes de necesitar una recarga de batería. No obstante, hay que tener en cuenta las condiciones homogéneas de uso, por ejemplo, con un mismo brillo de pantalla, red o volumen. La vida de la batería es otro factor que incluye la etiqueta. En concreto, muestra la cantidad de veces que la batería puede cargarse y descargarse, esto es, el ciclo de carga, antes de empezar a perder capacidad de carga. Con ello, los usuarios pueden conocer la longevidad que el fabricante estima de la batería de su dispositivo, que ha de mantener un 80 % de su capacidad inicial pasados los 800 ciclos de carga.

Muchos usuarios optan con llevar siempre consigo una batería portátil, aunque existen otros métodos para prevenir y evitar quedarse sin batería; casi todos son conocidos, pero en la lista se cuelan algunos que, según el operador de fibra y móvil español Finetwork, no dejan de ser mitos. Por ejemplo, bajar el brillo de la pantalla o usar el modo oscuro ayudan a ahorrar batería pues la luz es uno de los mayores consumidores de energía del móvil y las pantallas OLED consumen menos energía con colores oscuros. Sin embargo, cerrar todas las aplicaciones en segundo plano no consume más batería sino que, una vez cerradas, el dispositivo usa más para abrirlas de nuevo. Desactivar la wifi cuando no lo usas tampoco ayuda a aumentar la vida de la batería porque buscar redes móviles consume más que dejar el wifi encendido. Además, uno de los principales mitos que hay en torno a la carga de un smartphone es el de que dejarlo cargando toda la noche daña su batería: los dispositivos modernos detienen la carga cuando alcanzan el 100%.

45 caídas sin funda ni protector

Ya en la parte baja de la etiqueta, se puntúan cuestiones relacionados con la resistencia y y capacidad de reparación. Es el caso de la resistencia del dispositivo a las caídas, que hace referencia a la robustez y durabilidad de los smartphones con un índice que va desde la A (la máxima resistencia) hasta la E (la resistencia más baja). Según explica la compañía tecnológica española SPC, la normativa establece que para obtener el mínimo rango de resistencia, el dispositivo debe superar hasta 45 caídas sin funda ni protector de pantalla y continuar con su funcionamiento habitual.

También se especifica el índice de reparabilidad, es decir, las facilidades que ofrece el fabricante y el diseño del dispositivo para permitir arreglar componentes o la sustitución de piezas. Esta es precisamente una de las principales innovaciones del sistema de etiquetado para estos dispositivos, ya que busca «fomentar la economía circular y maximizar la vida útil» de los dispositivos, al promover el arreglo y reacondicionamiento frente a la compra de nuevos terminales. Se calcula teniendo en cuenta cuestiones como la facilidad de desmontaje, la sustitución de piezas y el acceso a la información técnica necesaria para llevar a cabo las reparaciones. Al igual que otros puntos de la etiqueta, este índice viene marcado por un sistema de letras, que va de la A a la E (máximo y mínimo grado de reparabilidad respectivamente); cuanto más sencillo sea repararlo más se acercará a la primera letra del abecedario.

La resistencia al polvo y al agua también viene especificada en la etiqueta europea, y hace referencia a la certificación Ingress Protection (IP). En este caso, se trata de un sistema compuesto por dos números, y la primera cifra determina la resistencia frente al polvo, siendo seis la protección máxima, y la segunda cifra la resistencia frente al agua, con el nueve como la máxima resistencia.

Teniendo esto en cuenta, los smartphones que se vendan en la Unión Europea deberán asegurar un mínimo de resistencia IP44, lo que equivale a resistencia frente salpicaduras de agua desde cualquier dirección y partículas sólidas de más de 1 mm. Por su parte, a las tabletas se les exige un mínimo de resistencia IP40.

Finalmente, la etiqueta finaliza con el número de regulación del producto, que no es otra cosa que el código con el que el producto está inscrito en el Registro Eprel, el Registro Europeo de Productos para el Etiquetado Energético, una base de datos de la Comisión Europea donde se registran todos los productos que requieren etiqueta energética para ser vendidos. Su objetivo es ofrecer a los consumidores acceso a información sobre la eficiencia energética de los productos.