Queremos tanto a Messi

Christian Camblor

RUSIA 2018

01 jul 2018 . Actualizado a las 00:45 h.

En Argentina nos decantamos por querer a Messi. Creemos ?queremos creer? que no juega en la selección como lo hace en el Barcelona porque no está bien rodeado, no se le da un equipo, se le deja solo. Está abandonado a su suerte y, después, le pedimos que nos salve, que gane por los demás, que gane por todos. En dos de los cuatro goles que nos metieron los franceses, las cámaras se fueron directo al rostro de Messi mirando hacia el piso, con los brazos en jarra. Y ya sabemos lo que pasa cuando Lío nos regala esa estampa: está resignado, impotente, cerca de irse, o ya yéndose, hacia un punto infinito que ya sabrá él dónde se encuentra.

Cansado de estar cansado de no poder jugar con sus compañeros, de no entenderse con ellos, de que no le aparezca otro Messi con el que jugar, se nos hundió en otra actuación descolorida, casi otro no-partido. Apenas ese zurdazo que desvía Mercado al arco, y poco más. Es el cuarto Mundial con el rosarino y nos vamos con las manos vacías, pero el argentino no le echa la culpa. Casi que ve como una herejía hacerlo. En la pobreza general de este lado de las cosas, elegimos aferrarnos a nuestra estrella, aunque brille siempre en la Liga española, y pocas veces con los colores patrios. Sampaoli, ante los galos, lo puso de falso 9. Quiso recrearle una posición que tantas alegrías le dio en el Barcelona. Claro, le faltó el resto de los jugadores blaugranas, para completar la idea. Todo mal. Ni siquiera las bizarras imágenes de Diego Maradona desde el palco, como dejavú de tiempos mejores.

Nos vamos del Mundial, y se nos va Messi para siempre, porque nadie lo ve en Catar 2022, adonde llegaría con 35 años. Y sospechamos que lo vamos a extrañar, primero porque no hay sucesor ?ni nada que se parezca? a la vista. Y segundo, porque siempre pensamos que, en algún momento mágico, iba a ser nuestro superhéroe, nuestro líder, nuestro Diego. Finalmente Messi no lo fue. Quizá no pudo.