La Sinfónica de Galicia ha culminado su estructura con la puesta en marcha de una orquesta infantil. Sus 57 músicos, de 7 a 14 años, que aprenden a tocar en grupo, han ofrecido ya un concierto y reciben el impulso de figuras como Jesús López Cobos o Ainhoa Arteta, que resume: «La Orquesta Sinfónica es como el Barça»
29 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.«Atención al do sostenido de los segundos violines». Es la voz de Enrique Iglesias Precedo, que dirige un ensayo en la sala de cámara del Palacio de la Ópera de A Coruña. Casi una veintena de jovencísimos músicos atienden sus indicaciones. Bostezos sin rubor y caras de sueño entre algunas de las niñas que tocan el violín. Son casi las once y media de la mañana de un sábado y, como cada quince días desde el pasado mes de enero, estos niños se reúnen para ensayar. «A ver las violas», pide el director, tratando de atraer la atención de unos críos que llevan más de una hora ensayando. Alexandre González Pavlova se muestra inquieto y pregunta: «¿Dónde vamos a hacer el próximo concierto?». Tras la respuesta de que todavía no se sabe, insiste: «¿Será en una sala más grande?». Con una sonrisa, Iglesias le responde: «No, más grande no». Y es que la Orquesta de Niños de la Sinfónica de Galicia, formada el pasado mes de enero, ofreció su primer concierto el 25 de abril en la sala principal del Palacio de la Ópera, dirigidos por Iglesias los más pequeños y con Jorge Montes frente a los mayores. Víctor Pablo Pérez explica que la formación de esta orquesta infantil estaba previsto hacerla con unos veinte o treinta músicos, «pero a las audiciones se presentaron más de cien, con un nivel muy alto, y seleccionamos más de la mitad». Los 57 componentes de la formación van desde los 6 años que tiene Carlota Luna Anguera, la más jovencita de todos, hasta los 14.
El día del ensayo general para el primer concierto, los jóvenes músicos contaron con un espectador de excepción: el director Jesús López Cobos. Tras escucharlos durante un tiempo, los saludó: «Ha sido una sorpresa, porque suena muy bien». Y luego vino el consejo del director invitado principal de la OSG: «Lo importante en una orquesta es el conjunto». Tras el primer concierto, la soprano Ainhoa Arteta conocía la puesta en marcha de la Orquesta Infantil durante los ensayos para un concierto con la OSG y concluía: «La Sinfónica de Galicia es como si fuera el Barça, pero de las orquestas».
La comparación futbolística dio lugar a una tertulia de pasillo en la que Víctor Pablo Pérez bromeaba, ante la soprano y un grupo de personas, que si la cantera del Barça es La Masía, «aquí podemos llamarles los niños del pazo», aludiendo al Palacio de la Ópera. Arteta concluía: «No sé a qué estamento habrá que dirigirse, pero personalmente me gustaría decirles que Galicia debe sentirse orgullosa porque tiene una orquesta joven y una de niños. Esto es importantísimo».
Esto lo valora Jorge Montes, director del grupo de mayores, los de 10 a 14 años, el más numeroso y el que ensaya todos los sábados. «Esto es algo que tenía en la cabeza desde hace años y estoy muy agradecido a la Orquesta de que haya confiado en mí para este proyecto», explica este gallego que obtuvo el título de profesor superior de violín con matrícula de honor y premio extraordinario, y ha ofrecido conciertos en numerosos países de Europa, además de Japón.
Montes alienta con fuerza a sus músicos durante las tres horas de ensayo: «En esta música está toda la felicidad del mundo». «Chelos, vais muy rápidos, parece que queréis frenar y no podéis, y eso es porque...». «¡Bravo, violas, por vuestro pasaje en la parte lenta!». Este último comentario da lugar a cruces de miradas y gestos satisfactorios. Y es que esta es una de las facetas que destaca Jorge Montes: «Son jóvenes, con un sentimiento musical muy grande que quizá no saben expresar, que hasta ahora no podían compartir con otros, y aquí van soltándose, pierden el miedo a mostrar su pasión por la música».
En una sala del Palacio de la Ópera, Montes dirige los ensayos de esta treintena de jóvenes, les enseña («En la puntísima del arco, pianísimo») o les pregunta: «¿Recordáis en qué obra se toca esto?» Y, tras la respuesta de una de las jóvenes, la ópera Dido y Eneas, opina: «No hay bajo más triste que el de la muerte de Dido». Y sigue la música de los ensayos. Y los consejos a los músicos: «Cogemos el compás seis; somos muy profesionales y tenemos que entrar exactísimamente juntos». Diana Poghosyan, una armenia de 12 años, ejerce de solista en estos ensayos, y es que esta virtuosa del violín, que lleva tocando desde los 3 años, ya actuó varias veces con la Orquesta Joven de la Sinfónica.
La presencia de algunos superdotados entre este colectivo de jóvenes músicos era comentada por el gerente de la OSG, Oriol Pons, si bien ellos no pueden «darles una formación personalizada», reconoce.
«Una de las cosas que más les atrae es que ven el resultado de su trabajo, que muchas veces son horas y horas de estar ensayando ellos solos», coinciden en destacar los dos profesores de la Orquesta Infantil.