Tras probar con la fotografía y con la moda, se decantó por el cine, pero detrás de la cámara. Ahora llega a España su cuarta película.
30 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Su padre la mató en El Padrino III y la crítica la remató. Pocas veces una actuación fue tan vapuleada como aquella de Sofia Coppola en la película que cerró la trilogía. Ocurrió en 1990, y le ayudó a dirigir sus pasos. Tras probar también con la fotografía y con la moda, se decantó por el cine, pero detrás de la cámara. Ahora, a sus 40 años, llega a España su cuarta película.
Sofia Coppola no solo es la hija de Francis Ford. También lo es de Eleanor, la mujer del cineasta, autora del memorable documental (obra maestra indiscutible) sobre el rodaje de Apocalypse Now. Aquel accidentado proceso lo vivió Sofia de niña, y en una entrevista recordaba esa estancia en Filipinas como el mejor momento de su vida. Fue curtiendo el ojo sentada en los sets junto a su padre, el decorador Tavoularis y el director de fotografía Vittorio Storaro. Menudo máster, que se complementaba con la visión casera de clásicos de Kurosawa, Antonioni y Fellini.
Desde su debut con Las vírgenes suicidas dejó claro que había tomado buena nota de todas las lecciones pero que tenía voz propia. Con Lost in Traslation, lenta pero segura, decía mucho con muy pocas palabras, y triunfó en las alfombras rojas: fue la primera americana candidata al Óscar como mejor directora, pero no se llevó ese (sí el de guion) y tiempo después fue Kathryn Bigelow la primera mujer que alzó la estatuilla de directora. En la excesiva María Antonieta, ese precioso videoclip de época estrenado en Cannes, la crítica dijo no. Aquella fue su superproducción, 29 millones de euros de coste, frente a los casi 6 de su debut y los menos de 3 que se gastó en edificar la rentabilísima Lost in Traslation, según los datos de IMDB. En Somewhere vuelve a los presupuestos modestos (4,4 millones de euros) con la historia de una desenfrenada estrella de Hollywood a la que su hija pone los pies en el suelo. La crítica, que en general no ha sido generosa, ha querido ver paralelismos con una de las obras de su padre, Llueve sobre mi corazón (1969). Muestra el mundo del show business: «Es un universo que conozco muy bien», ha declarado Sofia, musa de diseñadores de moda, rostro de campañas de Louis Vuitton y orgullo de una de las familias reales de Hollywood.
La película recibió el León de Oro en Venecia, no sin polémica. El presidente del jurado era su ex novio y todavía amigo Quentin Tarantino. Lo acusaron de haber tifado por ella. La polémica se reabrió tiempo después cuando el autor de Pulp Fiction no incluyó Somewhere entre las 20 mejores películas del año. Tarantino quedó atras en su vida sentimental, como el director Spike Jonze, su primer marido. El pasado agosto se casó con el cantante de la banda francesa Phoenix, con el que tiene dos hijos. Como la familia Coppola opera como un clan, en Somewhere suenan dos temas de Phoenix y otro de sus recurrentes The Strokes. Las bandas sonoras de Sofia siempre son muy potentes y contemporáneas: es una de las marcas de la casa.
A la espera de que llegue su obra maestra, Sofia Coppola sigue cultivando su carrera y sus planos como su padre los vinos californianos: con paciencia, mimo y hermosa factura. A veces la paciencia se confunde con en lentitud: parte de la crítica ha dicho que en Somewhere quiere ser Antonioni y no le sale.