Tosar: «He hecho de malo desde la más tierna infancia»

MONTSERRAT BARBA

SANTIAGO

El lucense sorprende de nuevo en «Mientras duermes», de Jaume Balagueró.

14 oct 2011 . Actualizado a las 19:36 h.

Es la tercera vez que Luis Tosar (Cospeito, Lugo, 1971) visita el Festival Internacional de Sitges, en esta ocasión interpretando a César, el portero sociópata de Mientras duermes, un thriller de corte clásico dirigido por Jaume Balagueró (Darkness, REC). Todo son elogios para el actor lucense, que ayer cumplió 40 años y cuya carrera está plagada de malvados memorables, como el Malamadre de Celda 211. Toda la acción en la localidad catalana, capital del cine fantástico mundial durante dos semanas, gira hoy en torno a Tosar, ni tan siquiera eclipsado por el estreno de Amanecer I, la nueva película de la saga Crepúsculo.

Aunque, afirma, sus malos más reverenciados llevan el nombre de Robert Mitchum (el revendo Powell de La noche del cazador o el Max Cady de la primera versión de El cabo del terror), hay pistas en la evolución de César que nos recuerdan al Norman Bates de Psicosis, o a Guy Woodhouse, el personaje de John Casavettes en La semilla del diablo. Y por encima de ellos, a cualquiera de esos tipos corrientes que están a tu alrededor para impedirte que seas feliz. «Queríamos retratar a un malo esencial, que no tuviese demasiada justificación. Un tipo sin psicopatías y cuyo problema está más en lo existencial que en lo psicológico. No sabe conseguir la felicidad y eso le pasa absolutamente a todo el mundo. Hay muchos vecinos que seguramente ya han decidido que su vida vaya mejor a costa de que la tuya vaya peor», señala Tosar. La película, producida por Castelao Producciones, se estrena hoy en los cines españoles.

-Es su tercer malo en Sitges, desde «Trece Badaladas». Los personajes negativos predominan en su filmografía. ¿Le atraen o es que le persiguen estos guiones?

-He hecho de malo desde la más tierna infancia porque ya en los primeros cortometrajes que hice era un tío chungo. E imagino que hay un poco de todo. A mí me atraen, y al haber hecho alguno, a la gente se le ocurre que puedo ser una buena opción para interpretarlos. Además, con el tiempo uno va sumando experiencias, y sabes mejor como enfrentarte a personajes con este tipo de conflictos, que son oscuros, retorcidos, o con motivaciones no muy claras a priori. Generalmente no sabes hacia dónde van a tirar y es un aliciente para un actor. Es muy divertido hacer este tipo de personajes.

-El reto para usted está en no encasillarse en el mal.

-Sí, la desventaja es que si haces unos cuantos tienes que buscarte mucho la vida para que sean diferentes. En el caso de César, es un personaje con motivaciones y procesos muy internos y escondidos y la manifestación externa de todo esto es muy sutil. Eso lo contrapone mucho a Malamadre, que era muy externo y visceral, con una historia muy nutrida detrás.

-César podría ser el casero, el banquero, el compañero de trabajo o el vecino al que siempre parece molestarle que las cosas te vayan bien.

-Es que César ha tomado una decisión: como se ha visto incapacitado para alcanzar proyectos felices en su vida, trabaja para que los demás no los alcancen. Y esta misma decisión la ha adoptado mucha gente en el mundo, ocurre a diario sin que lo sepamos. Es un motor que mueve la humanidad. Todas las guerras que hay en el mundo, por ejemplo, se resumen a que la gente prefiere que les vaya mejor a costa de que en otros países les vaya mucho peor.

-¿Ha tomado alguna referencia real para el personaje?

-El guion estaba muy claro para que el personaje se autodefiniese. Y si después te respalda un director como Jaume Balagueró, que es un maestro del género, que se las sabe todas y que, en esto caso, hace una vuelta de tuerca y rompe alguna convención, no necesitas mucho más. Hemos hecho una película especialmente incómoda para el espectador. Te coloca en un lugar extraño.

-¿Le ha inspirado algún villano clásico?

-No tanto los villanos como los actores que los interpretan. Robert Mitchum me parece Dios. Los mejores malos del cine los ha hecho él, precisamente porque era económico en todo lo que hacía.

-¿Cuándo sintió terror por última vez?

-Los primeros miedos son algo muy irracional que me cuesta mucho recordar. Pero sí he tenido miedo muchas veces de que hubiese algo debajo de la cama. Hace poco tuve pavor a la aventura, iba a hacer rafting y me pareció algo terrorífico, sobre todo al ver la cara de los compañeros. Aunque a los cinco minutos esa sensación se transformó y disfruté como un enano.

-¿No le provoca vértigo ser el protagonista absoluto del filme, que toda la acción gire en torno a su personaje?

-No siento esa responsabilidad tan presente. Es como el rafting, tienes esa sensación cuando lees el guion y tomas la decisión de hacerlo o no. Antes de decir que sí? pero una vez que te subes a la lancha, te lanzas al río. Si no, el miedo no te dejaría avanzar. Además, con un buen guion y un muy buen director, vas más tranquilo. Y con el montaje se hacen virguerías. Uno puede ser el peor actor del mundo y parecer, gracias al montaje, que lo hace muy bien. El trabajo del actor es, en el fondo, poca cosa.

-El eslogan del Festival de Sitges es, este año, «La realidad nos mata», en alusión a la crisis económica y social. Parece que a los actores se les pone complicado competir con alguna gente que sale en los telediarios.

-Siempre ha sido complicado, pero no solo los telediarios sino con toda la gente que sale en televisión, como Belén Esteban vendiendo exclusivas. No hay peripecia actoral que pueda superar eso. Pero quiero pensar que la ficción, la ensoñación siempre estará ahí porque la realidad es interesante hasta cierto punto. En el fondo, uno no quiere ser tan real.

-En la pantalla competirá con otro gran villano, José Coronado-Santos Trinidad.

-Me han hablado muy bien del trabajo de José Coronado, aún no lo he visto. Tengo muchas ganas. Y Urbizu es un director que siempre me ha gustado y siempre ha apostado de una manera directa por el thriller. La competición en cualquier caso ayuda a todos. Cuanto más alto esté el listón mejor será, para nosotros y para el espectador.

-¿Volvería a trabajar en una producción de Hollywood?

-Depende del proyecto. Si me llama Michael Mann de nuevo diría «sí o sí», porque ya me gustaba antes de rodar con él y la experiencia de trabajar con él fue muy enriquecedora y divertida.

-Afirmó que sentía debilidad por Wall-E, y que, como él, era extremadamente ordenado y metódico.

-Es un personaje maravilloso. Y además disfruto mucho las películas de animación, por una cuestión profesional. Si voy a ver una película no dejo de estar analizando, viendo como trabaja este o el otro? Me cuesta relajarme y no verlo como parte del trabajo. Con las de animación no experimento este proceso, las veo como un crío.

-Háblenos de su bigote. ¿Cine, teatro o música?

-Acabé la temporada de teatro y música la semana pasada. La caracterización es porque me marcho a Colombia a rodar.

-¿Nos puede adelantar algo?

-Es una película sobre la operación Emmanuel, la liberación de Clara Rojas y su hijo nacido en cautiverio. Contamos lo que pasó con el bebé y con el señor al que le encargaron cuidarlo. Es una historia real, que todavía sigue vigente porque este hombre sigue en la cárcel acusado de secuestro, colaboración con banda armada y otros delitos. Y todo porque le encalomaron un bebé para cuidarlo sin saber quién era. Narra lo que le puede ocurrir a un tipo normal en un país como Colombia en el que todo parece confabularse para estar en contra: las FARC, los paramilitares, el Ejército. Y mi personaje es víctima de todo ello.

-Si hay cambio de Gobierno el 20 de noviembre le pillará en Colombia. ¿Le preocupa el resultado electoral?

-La verdad es que no. Pero claro, es que soy gallego. Nos hemos comido durante 16 años un gobierno del PP y ahora volvemos a tenerlo. Y sinceramente, entre PSOE y PP tampoco encuentro grandísimas diferencias. No creo que el famoso cambio se vaya a producir, aunque gobierne Rajoy no notaremos nada especial.

-Ustedes, la gente de la cultura, son un blanco fácil para los políticos de derechas.

-Quizás somos personas non gratas para ciertas personas del PP. Pero tampoco hemos sido demasiado gratos para el PSOE, ni el PSOE ha hecho grandes cosas por la cultura en este país. Siempre lo ha llevado como bandera pero no se ha manifestado especialmente. Han querido capitalizarlo mucho más, pero por interés político. Y creo que justamente se han posicionado en el lado contrario. Han defendido intereses más elevados, según ellos, que el bienestar de los ciudadanos.

-No nos olvidamos de felicitarle el cumpleaños...

-Muchas gracias.

-¿Esto de la crisis de los 40 va en serio?

-La verdad es que yo la crisis de los 40 la pasé a los 30, pero es que siempre he aparentado diez años más.