Dos gallegas relatan la tragedia griega

SANTIAGO

Marta y Sonia nos acercan el día a día de dos ciudades, Salónica y Larisa, donde trabajan. Es a pie de calle donde ellas notan ese nuevo estado de «medioestar»: ni conciertos, ni peluquería, ni comercios...

14 nov 2011 . Actualizado a las 10:43 h.

En medio de la dimisión de Papandreu esta semana, en Grecia dos gallegas resisten la crisis con esa mezcla extraña que produce seguir cobrando y comprando en Zara mientras el Gobierno amenaza con cortar la luz si no se paga el nuevo impuesto que ronda los 600 euros. Y es que, si hace unos años nos hubieran dicho a muchos de los que poblamos Europa que íbamos a seguir el día a día de un país como Grecia y que recitaríamos el nombre de Papandreu con la misma naturalidad que el de nuestro presidente del Gobierno, muchos nos echaríamos las manos a la cabeza.

Sonia y Marta, nacidas en Ourense y Lugo, reflejan en los testimonios de su rutina la paranoia de vivir pendientes de los mercados, de Gobiernos que quiebran como empresas dirigidos desde Alemania, mientras la gente hilvana su día a día entre el trabajo, el café y las compras. Ellas, que viven en Larisa y Salónica, nos acercan dos visiones de dos ciudades griegas diferentes, pero en las que se constata ese Estado de medioestar, como ya lo llaman algunos. Un país fantasma, asediado por los recortes sociales y de sueldos, el aumento de la delincuencia y la ambigüedad del cartel de «cerrado»: ¿cerrado definitivamente o por cuestión de horario?

Esta es la crónica de un diario abierto al azar. En Larisa, capital de Tesalia, vive Sonia, profesora de español, y así nos cuenta su día a día.

«Salgo de casa a las nueve. Tengo que hacer algunos recados, entre otras cosas, enviar mi voto por correo. Me encuentro a Xristos en el ascensor. Es informático, se había acogido a un programa de subvenciones para jóvenes empresarios. Le pregunto que qué tal le va, y me comenta que los clientes no le pagan, así que si no hay cambios tendrá que cerrar antes de Navidad».

menos mujeres comprando

«Llego al centro, es un día de semana, por lo que hay movimiento por la calle. Lo que ya no se ve tanto son personas, sobre todo mujeres, con bolsas de comercios, algo muy frecuente antes. En los propios comercios no hay gente, y muchos han cerrado. Si bien es cierto que también sobre todo cafeterías.

«Entro al súper, tengo que hacer algunas compras para casa. Pan, leche, huevos, naranjas... ¡Huy! ¡Naranjas no! ¡Están a 1,40 euros el kilo! ¡Qué atraco! La gente observa las estanterías, ahora se fijan más en los precios, comparan, buscan las ofertas y, ¿hablando de ofertas?, en el folleto había visto que tenían una promoción de 2 por 1 en el atún de marca blanca, pero ¡se las han llevado todas!».

en bici, la gasolina está carísima

«Volviendo hacia casa para dejar la compra, veo pasar a Elena, una antigua alumna. Va en bici, ¿dónde habrá dejado el coche? Me cuenta que tiene trabajo y de momento no teme por su futuro, pero sí ha visto que han subido los precios como el transporte público o la gasolina, que en Grecia es carísima. De ahí que la vea en bici. ?Mientras no haga tanto frío, bajaré en bici al centro, es más barato, cómodo y rápido, ya que encuentro aparcamiento fácilmente y le hago un favor al medio ambiente?. Bien por ella.

«Voy a ver a Tomás, un amigo que tiene una oficina inmobiliaria, la cual ha abierto también con una subvención. Entro por la puerta y veo que no tiene muy buena cara: ?¡Me han vendido!?, me dice. ?Tenía una venta casi cerrada y en el último momento han hecho la compra con otro agente?. Intento animarlo y le pregunto si ha ido últimamente a algún concierto, ya que sé que le gusta mucho el rock. ?¿Con qué dinero??, me espeta».

ellas ya no van a la peluquería

«Al pasar por la peluquería que hay debajo de mi casa, veo que no hay gente, antes estaba siempre llena. Los griegos, especialmente las chicas, cuidan mucho su imagen, lo que junto con su belleza natural conforma su fama de mujeres hermosas. Lo cierto es que siguen estando siempre arregladas, será que ahora se peinan en casa.

«En la oficina de correos hay bastante gente, de las siete ventanillas, están abiertas dos. Automáticamente pienso: ?Están tomando café?. Pero un funcionario explica que están funcionando con la mitad de la plantilla».

«Al mediodía, paso por delante de la oficina de empleo, que en Grecia se llama OAED. Hay bastante gente. La verdad es que Larisa ha sido siempre una ciudad en la que había trabajo o muchos de los jóvenes, al proceder de familias adineradas, no necesitaban trabajar. Nunca ha sido una ciudad azotada por el paro. Últimamente sí se ha despedido a trabajadores de algunas de las empresas más grandes. O los comercios pequeños, que han cerrado, han tenido que prescindir de los servicios o de los empleados. Sumado a que ahora los estudiantes no encuentran trabajo, todo ha hecho que los índices de paro aumenten en Grecia».

tener luz o pagar 700 euros

«Voy a tomar café con la pandilla. Sofía es médica, ahora está haciendo su especialidad: ?Nos han bajado el sueldo, hacemos muchas guardias, las cuales no nos pagan, y con las nuevas leyes estaremos obligados a hacer un examen para poder obtener la plaza definitiva, que si en circunstancias normales no ocurriría antes del 2018, ahora podría retrasarse aun más?.

Todavía tiene para dos años y, debido a que su origen es alemán, entra en sus planes el trasladarse a su país. ?Al menos allí me pagarán un sueldo digno?. Su novio Kosta es psicoterapeuta, hace un año lo echaron. Me vienen a la cabeza tres casos más: Stavros, Vaso, Lila... Pero ahora lo han contratado en un centro privado. ¡Al menos una buena noticia! Él hoy está un poco malhumorado, le ha llegado el recibo de la luz, en el cual está incluido el nuevo impuesto de bienes inmuebles. ¡Tendrá que pagar 700 euros!».

«Pagamos, ¡sorpresa!, ¡han bajado el precio del café! Hasta ahora los precios oscilaban entre 3,5 y 4 euros. He pagado por un espresso freddo 3 euros. Supongo que hay menos clientes y han puesto precios más atractivos.

«A las dos llego a casa a comer. Antes, entre semana acostumbraba a comprarme algo fuera, por comodidad, ahora intento cocinar en casa, el día anterior por ejemplo. Todo lo que se pueda ahorrar está bien porque no se sabe cómo van a ser los próximos meses. Pongo la tele pero la apago enseguida, todo el día están con lo mismo en las noticias, y la verdad es que estamos un poco cansados».

rebajas todo el año

«De camino a la academia, observo los escaparates, ahora parece que hay rebajas todo el año. Los comerciantes intentan deshacerse de su mercancía a precios más asequibles. En una tienda en concreto los descuentos llegan hasta al 50 %. En otra liquidan por cierre y tienen precios de saldo. Justo en la plaza Taxidromio, centro neurálgico de la ciudad, veo 3 locales seguidos, donde antes había tiendas de ropa.

«Empiezo las clases: normalmente intentamos no tratar estos temas pero es inevitable. La noticia es la elección de un nuevo Gobierno de coalición en Grecia. Es un grupo de adultos y hablan entre ellos, se preguntan qué pasará. Se rumorea que van a ser despedidos un número importante de trabajadores fijos. En general, todos creen que no va a cambiar nada, ?los mismos perros con distintos collares?, me dicen. Algunos se exasperan y dicen: ?Mejor que salgamos de la Unión Europea?, ?este país ya no decide, lo deciden todo por nosotros?.

«Termino pronto, antes lo hacía a las 22.30, pero este año no hay tantos grupos. Es normal, aprender otra lengua es algo secundario: si de algún lado hay que recortar gastos, será de actividades como esta».

ROBOS Y VAGABUNDOS

«Llegando a casa, veo a un hombre rebuscar en el contenedor de basura, imagen poco habitual en Larisa, pero que últimamente veo más a menudo. Lo llamativo es que no parece realmente una persona necesitada, va bien vestido y su aspecto es saludable, pero quién sabe lo que está pasando cada uno. Me parece una imagen muy triste, espero no verme nunca en esa situación. Ya en casa, me llama mi amiga Eva para contarme las últimas noticias. Han entrado a robar en una farmacia del centro, a unos conocidos les han entrado en casa también, han atracado a una chica a plena luz del día... ¿En Larisa? ¡Pero si esta ciudad tenía unos índices muy bajos de delincuencia!