
El reloj gira hacia el día tras décadas de trasnochar hasta el amanecer. La fórmula pasa por exprimir las tardes para salir de fiesta y no sacrificar las mañanas, una tendencia que triunfa en la hostelería gallega
18 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Había un nicho de mercado en el sector de la hostelería y el ocio que hasta hace bien poco se había pasado por alto o incluso despreciado. La noche era la reina indiscutible de la movida. Hasta que llegó la pandemia y el personal descubrió las potencialidades y ventajas de trasladar el ocio a la tarde. Poco a poco, los hosteleros se fueron haciendo cargo de la existencia de esa demanda y nacieron los tardeos, que hoy son absoluta tendencia. En un primer momento estuvieron principalmente orientados hacia el público de mediana edad, con responsabilidades familiares o aficiones que practicar al día siguiente por la mañana. Hoy, aunque ese perfil sigue siendo el mayoritario, también los más jóvenes se han sumado a la moda.
Lo corrobora Alexandre Portela, responsable de la programación de la sala Zennet de Pontevedra. «Recibimos a todo tipo de público y de todas las edades. En buena medida, porque cada semana programamos cuatro tardeos diferentes», comenta.
En su medio año de vida, la Zennet se ha convertido en lugar de referencia indiscutible del ocio pontevedrés. Y a ello no han resultado ajenos los tardeos. Una apuesta que sus propietarios, Carlos Fontán y Javier Mori, tuvieron clara desde el primer día y que se ha demostrado ganadora.
La sala Zennet programa cuatro tardeos temáticos de jueves a domingo. El del jueves, bautizado como Tarde de Verbena, comienza a las 17 horas y está orientado hacia un público de mayor edad. Predomina la música bailable con ritmos latinos (cumbias, bachatas, merengues...). No en vano, en la cabina está Álex Pita, el disyóquey de la mítica discoteca La Luna.
El tardeo de los viernes es Sip & Chill. «Son sesiones en modo terraza ibicenca», explica Alexandre Portela. «Con música en la onda deep house e ideales para disfrutar de nuestros cócteles y de nuestra terraza».
Y es que la terraza es otra de las grandes bazas del tardeo de la Zennet. El local, que otrora fue club náutico, se ubica sobre el río Lérez, por lo que sus vistas y sus atardeceres son imponentes. Unas vistas que también se pueden disfrutar desde el interior de la sala gracias a sus generosos ventanales.
Pero sigamos con la programación de tardeos. El del sábado, a partir de las 18 horas, es el Tardeo Club que, como su propio nombre indica, está orientado hacia la música de baile. Un recorrido sonoro desde los 80 hasta la actualidad, casi siempre con algún DJ invitado.
El tardeo de los domingos tiene como propuesta central un concierto, bien sea de un grupo de versiones o de alguna banda emergente. Tras él, los DJs residentes de la sala se encargan de mantener la intensidad en el ambiente hasta bien entrada la noche.

EN EL PASEO DE ARES
En el corazón del paseo marítimo de Ares, a dos pasos de la playa, The Estuary Bar ofrece diferentes opciones para los forofos del tardeo. Desde la más tranquila y sosegada a base de batidos, smoothies, tés helados y frapés que dominan los días laborables hasta los cócteles y combinados que se imponen los fines de semana. «Tenemos clientela de todas las edades, aunque predominan los jóvenes adultos, de entre 25 y 40 años», explica el responsable del bar, Jesús Flores, un profesional gaditano con muchos años de experiencia hostelera a sus espaldas. «En Cádiz trabajé en hoteles y restaurantes, pero mi mujer es de aquí y hace unos cuatro años decidimos cambiar de aires y establecernos en el pueblo», explica al preguntarle por la razón de su mudanza al norte.
Junto a su socia, María Jesús do Souto, oriunda de O Barco de Valdeorras y aresana de adopción como él, Jesús decidió emprender en la tierra que lo acogió y dar nueva vida al local que antaño albergaba el Bar Verde Mar de la villa marinesa, en primera línea del paseo marítimo. De aquello hace ya dos años y la apuesta les ha salido mejor que bien porque The Estuary siempre está de bote en bote. Con una estética acogedora y cálida, en el interior dispone de un espacio de 180 metros cuadrados para disfrutar del tardeo en las frías tardes de invierno, pero también de una amplia terraza al aire libre para empaparse de los rayos del sol y la fresca brisa marina cuando llega el buen tiempo. «El éxito de nuestro bar se debe a su excelente ubicación en pleno paseo marítimo, a nuestra amplia oferta de bebidas y al buen hacer y amabilidad de nuestro personal, que es de diez», comenta echando a flores a la plantilla. Ellos se ocupan de llevar hasta las mesas algunos de los elixires que han dado fama al local, como los cócteles, entre los cuales no faltan los más conocidos —caipiriñas, mojitos y margaritas— y también otros más exóticos, como el «frozen cosmo», un Cosmopolitan granizado. En The Estuary triunfan también las cervezas de importación —con más de una decena de referencias, sobre todo alemanas, belgas y escocesas—, además de los vinos y los vermús con sello sureño y norteño, como el Lustau de Jerez o algunos de los más famosos made in Galicia. Y quienes prefieran abstenerse del alcohol también disponen de un amplio abanico de propuestas para alegrar el paladar y sorprender la vista, ya que las presentaciones de los smoothies, frapés y tés helados son tan vistosas y sofisticadas como las de los cócteles.

NOSTALGIA EN A CORUÑA
El tardeo no es esa sobremesa que se alarga ni esa comida con amigos que se transforma en un digestivo a los pies de una terraza. Esta nueva fórmula consiste en darlo todo en una noche de baile o de música en directo, pero desde las seis de la tarde. Lejos de ser una moda pasajera, el tardeo se perfila como una nueva manera de entender el ocio. Más consciente, más adaptable, pero igual de disfrutable. «Hay tardeo para rato en Galicia», vaticina Luis Diz, gerente del Grupo Pelícano y presidente de Galicia de Noite.
Lo saben en La Parrocha Dorada, que ha conseguido convertirse en uno de los locales más destacados de Santa Cristina, en Oleiros (A Coruña) no solo por su historia, sino por su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos. Desde su apertura, hace justo casi dos años, el local sentó las bases de una experiencia más relajada y accesible, destacando con su propuesta de terraza, tardeo, cena, coctelería y primera copa. El nombre del local es un homenaje al Goldenfish, una mítica discoteca de los años ochenta en la comarca de A Coruña que fue fundada por el padre de Silvestre Roca Seoane, actual propietario de La Parrocha Dorada. Sin embargo, lo que en su día fue un referente de la vida y el ocio nocturno, se ha transformado ahora en un espacio pensado para disfrutar de otra manera. «La Parrocha Dorada es un recuerdo a la discoteca que fundó mi padre, pero es una propuesta totalmente diferente», afirma.
La propia Santa Cristina, la localidad en la que se asienta, es también un ejemplo del cambio de fórmula. Lo que durante años fue una de las zonas de ocio nocturno más importantes del área metropolitana de A Coruña, comenzó a perder protagonismo como destino nocturno a medida que avanzaba el siglo XXI. Un cambio de enfoque que ha sido bien recibido por parte de los vecinos, hosteleros y de quienes buscan algo diferente. «El tardeo ha funcionado siempre, yo he tenido varios locales, y siempre ha sido bien recibido. La gente de Santa Cristina ahora busca disfrutar de un ambiente más relajado y de calidad. Es otro tipo de público, más tranquilo, más de primera copa», asegura Silvestre.
Lo que le falta al lugar para firmar esta renovación de público es que se termine la ampliación de las aceras y la renovación de toda la avenida. Roca confiesa que las obras siempre son un incordio, pero estamos «encantados con la obra, creemos que va a mejorar muchísimo esta zona», dice.

NATIVO DEL TARDEO
A Santiago, la ciudad gallega que probablemente tuvo una vida noctámbula más intensa en el siglo pasado, le ha costado alterar sus ritmos de ocio, bien sea por el peso de la tradición o por la falta de locales de copas que volcasen sus esfuerzos con la luz natural. Hay tardeo compostelano, sí, pero depende mucho del tiempo, porque se expresa con mayor rotundidad cuando los días se alargan y las terrazas se prestan. Los hosteleros que han apostado por las copas de tarde empezaron en el negocio nocturno, y su propia vida o los cambios de hábitos de sus clientes les animaron a adentrarse en horarios más compatibles con el resto del mundo. No es el caso de The Tailor´s Garden (rúa das Hortas, 40), que es un local nacido por y para el tardeo. Y de ahí no va a pasar, por más éxito que vaya teniendo su agradable espacio con vistas a las torres de la catedral, que abrió sus puertas al público en marzo. Hasta entonces, la huerta reconvertida en terraza-jardín solo daba servicio a los huéspedes de un coqueto hotel de cuatro habitaciones (9,7 en Booking), pero sus promotores, encabezados por Lara Pereira, han decidido, casi respondiendo a la presión popular, abrir sus zonas comunes al público general entre la hora del vermú (13.30) y la de la cena (21.30). A partir de ese momento, prima el descanso de los clientes.
The Tailor´s Garden es un descubrimiento a cuentagotas que genera curiosidad y siempre deja ganas de más, y ya se ha convertido en un lugar para parejas y grupos que quieren disfrutar al sol o a la sombra de un lugar muy discreto a un paso del Obradoiro. La carta es estrictamente de bebidas, enfocada sobre todo al vino y a los cócteles (también ponen café) y la han mimado: los combinados son de autor, siete de ellos con alcohol y otros cuatro sin. Y entre todos destacan el Expresso Martini White con licor café; o el Miña Ruliña, con licor de toxo; o un ron macerado en grelos que lleva el nombre de Tailor’s Mojito, ejemplos de que en Santiago todavía es posible experimentar nuevas sensaciones compartidas con turistas internacionales. También es conveniente explorar la carta de vinos (por copa). La estructura cubierta a prueba de inviernos compostelanos cuenta con una barra y media docena de sillas, pero si el tardeo se presta, nada mejor que desplegarse por los sillones bajos o las mesas del jardín.