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La campaña turística en la ruta jacobea despega en julio con la reapertura gradual, apoyada por la Xunta, de servicios como el de alojamiento que ofrecen los albergues
27 jun 2020 . Actualizado a las 21:06 h.Galicia saludará, en un par de jornadas, la apertura de la campaña turística en el Camino de Santiago con una sola duda: la que planea en torno a las previsiones de afluencia. La pandemia frustró, en marzo, el despegue de la temporada, y la incertidumbre acerca de su evolución impide ahora realizar un pronóstico que, antes del acecho de la crisis sanitaria, apuntaba a un año con buenas cifras para el sector. Pero la actual coyuntura, aún levantadas las restricciones de movilidad en Europa y siendo el turista nacional mayoritario en los meses de verano, condiciona las expectativas de los negocios vinculados a la ruta jacobea, que irán recuperando su actividad de forma progresiva, al ritmo que marque la llegada, de momento a cuentagotas, de peregrinos.
La particular desescalada en el Camino de Santiago arrancará oficialmente el 1 de julio con sus servicios, infraestructuras y equipamientos a medio gas. La situación la ponen de relieve en los establecimientos, por su naturaleza, más estrechamente ligados a la peregrinación: los albergues. La asociación de ámbito autonómico que representa a los de gestión privada, Agalber, suma noventa y siete asociados, y de ese conjunto, abrirán sus puertas, de manera escalonada a lo largo del mes de julio, cincuenta y dos, tal y como se indica, con información de utilidad para el peregrino, en la página web de colectivo. «Entre os restantes, algún non vai abrir, e outros están á expectativa», explica el presidente de la entidad, Ángel Rodríguez Aira.
Con la intención de favorecer la recuperación de esos alojamientos que dependen directamente del Camino de Santiago, la Consellería de Cultura e Turismo realizará, en función de la demanda, una reapertura escalonada de sus albergues. Además, únicamente habilitará la mitad de las plazas disponibles en cada uno de ellos. Setenta albergues, distribuidos en siete de los diez itinerarios jacobeos, integran la red pública, que, aunque en su conjunto está preparada para recibir peregrinos, se reactivará con aquellos albergues que representan más del 50 por ciento del total de plazas disponibles en ese tipo de establecimientos en cada municipio. La previsión para el miércoles, primera jornada de la campaña, es reabrir veintiocho albergues públicos, de los que solo cuatro se encuentran en el área de Compostela: el de Teo, en el Camino Portugués; el de Boimorto, en el del Norte; el de Vedra, en la Vía de la Plata; y el de Ordes, en el Camino Inglés.
«O obxectivo conxunto é garantir a atención aos peregrinos en cada itinerario e, ao mesmo tempo, propiciar a reapertura dos establecementos privados, pechados durante este tempo para que recuperen a actividade económica e os empregos nas súas comarcas», indican desde la Consellería de Cultura e Turismo, que trabajó conjuntamente con el sector y con los concellos para consensuar el proceso de reapertura. Además de garantizar que los peregrinos tengan dónde pernoctar, esa planificación coordinada preservará que lo hagan con absoluta seguridad.
Los albergues se blindaron, así, con un protocolo para prevenir contagios de covid que contempla, según indican desde Agalber, desde la disposición de gel hidroalcohólico para la desinfección de manos en las zonas comunes y el uso obligatorio de las mascarillas en el interior, a la toma de temperatura, la prohibición de utilizar las cocinas o la digitalización del «check-in». Con esas y otras medidas reabrirán sus puertas los establecimientos, gestionados por hospitaleros que también recibieron formación para adaptar sus negocios a la nueva normalidad. Además de la adquirida por cuenta propia, la Xunta ofreció cursos «on line» en materia higiénico-sanitaria en los que participaron más de trescientos profesionales. Hechos los deberes, «apelamos á responsabilidade dos peregrinos, que de por si son respectuosos», afirma el presidente de Agalber.
Reservas con intermitencia en el itinerario francés
El albergue Milpés será uno del primeros que reabran sus puertas en el Camino Francés dentro de la nueva normalidad, con, por tanto, todas las medidas de seguridad que eso implica. Localizado en la aldea de Ribadiso de Arriba, a las puertas del casco urbano de Arzúa, recibirá el martes el primer grupo de peregrinos de la aplazada temporada. Pasada la jornada, cerrará para volver a abrir un semana después, para cuando tienen cerrada otra reserva. De forma intermitente se ven abocados a trabajar en los albergues de la ruta jacobea, por donde «ben ves os peregrinos que pasan», afirma en alusión a la escasa afluencia Aitor de la Iglesia, gerente de ese establecimiento en el que, «sen dúbida algunha» esperaban un buen año. «As previsións eran bastante boas», cuenta el hospitalero, a la expectativa de la evolución de la llegada de peregrinos.
De no haber sido por la crisis global del coronavirus, el albergue Milpés, con servicio de cafetería y de comidas, estaría funcionando con cuatro trabajadores de seis de la mañana e once de la noche. El establecimiento tenía previsto abrir a finales de marzo para atender las primeras reservas y dar respuesta a la elevada afluencia propia de Semana Santa, tras la que «sempre hai un pouco menos, pero remonta en maio e xuño, que son bos meses», cuenta Aitor de la Iglesia. Casi todas las reservas hasta octubre se cancelaron. De las cerradas con anterioridad a la pandemia, solo mantienen cuatro en agosto, según indica el gerente de Milpés, que aplaude así la reapertura gradual de la red pública de albergues. «Así debería ser sempre, porque, polo menos, competimos nas mesmas condicións e cos mesmos prezos», reivindica el hospitalero. También llama la atención sobre las dificultades para alcanzar el 75 por ciento de aforo autorizado -«é imposible se hai que manter as distancias», afirma-, así como para identificar los grupos convivientes. Por eso, apostó por habilitar únicamente la mitad de las plazas del albergue: doce distribuidas en tres habitaciones.