Pato Guillén: «Durante la segunda vuelta nunca fuimos con el viento a favor»

Ignacio Javier Calvo Ríos
NASO CALVO SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

B. Fernández

El veterano cancerbero uruguayo del Compostela reconoce que el equipo no estuvo a la altura

23 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Patricio Damián Guillén Gandini, Pato Guillén (Montevideo, 1984), cumple su segunda etapa en el Compostela. El veterano cancerbero uruguayo fue el único futbolista del plantel de Rodri Veiga que disputó todos los minutos del campeonato (3.060). Fue uno de los jugadores más destacados del curso, salvando a su equipo en algunos partidos con intervenciones espectaculares.

—Esta temporada no hubo rotaciones en la portería y fue usted el único futbolista de la plantilla que jugó los 3.060 minutos del campeonato.

—En todos los equipos en los que estuve en mi carrera tuve la suerte de jugar casi siempre. Esta temporada volví a jugar todos los partidos. Estoy contento, porque todo lo que sea jugar siempre es bueno para un profesional. Tengo que agradecer la confianza que tuvo en mí el cuerpo técnico.

—¿Ya tiene Pato Guillén fecha de caducidad?

—Sinceramente, no me pongo fecha de caducidad. Sé que los años van pasando y algún día tocará la retirada. Mientras me encuentre bien, seguiré. Mientras tenga la confianza del club y de los técnicos, continuaré. Soy feliz jugando al fútbol. Me marco metas día a día.

—Viéndole sobre el terreno de juego, parece que los años no pasan por usted.

—Cada vez que pasan los años, uno es consciente de que cada vez hay que cuidarse más y entrenar todavía más para poder estar bien. Eso es lo que hago, para poder seguir disfrutando de este deporte, que es lo que realmente me gusta.

—En la primera vuelta, el Compostela encajó 14 goles. Recibió 24 en la segunda. De no ser por las actuaciones del portero, ¿hubiesen sido más dramáticos los números del 2022?

—El fútbol es un deporte colectivo. No me gusta individualizar y menos hablar de mí mismo. Me entreno y me preparo para ayudar en todo lo que pueda. A veces las cosas salen bien y en otras ocasiones, como en la segunda vuelta de este curso, no tanto. Se cometen errores. En los porteros se nota mucho más, claro. Con eso vivimos día a día. Un fallo del portero en la gran mayoría de las veces puede acabar en gol, algo que en otras posiciones no suele pasar. Es algo que ya tenemos asumido desde pequeños. Sabemos que cuando fallamos nos puede costar muy caro y la jugada acabar en gol. Hay que saber convivir con todo esto.

—Usted sacó balones increíbles en este curso, ¿podemos hablar de su mejor temporada en el Compostela?

—Pues no lo sé. Lo único que puedo decir es que cada año que pasa intento entrenar mucho más que el anterior. Cada temporada intento estar mejor, preparado para cuando toque actuar.

—¿Cuáles pueden ser las razones por las que el Compostela encajó muchos más goles en la segunda vuelta que en la primera?

—La clave es el bajón general del equipo en la segunda vuelta. No se puede individualizar en una sola persona el hecho de encajar más o menos goles. Cuando encajábamos menos, no era porque Pato las paraba. Tampoco podemos decir que cuando se encajaron más es porque Pato no lo las paró. Esto es un trabajo de equipo. En lo que sí estamos todos de acuerdo es en que la segunda vuelta fue muy, pero que muy mala.

—¿Qué le pasó realmente al equipo, que en marzo y abril se desconectó por completo?

—Estamos hablando de ocho o nueve partidos. En una categoría tan igualada, y estando ocho jornadas sin conseguir la victoria, la buena renta que teníamos se perdió. La ventaja que habíamos conseguido en la primera vuelta la perdimos entre marzo y abril. Al no conseguir buenos resultados, lógicamente vas perdiendo confianza. En la segunda vuelta no fuimos nunca con el viento a favor. En la primera vuelta los partidos en los que no jugábamos bien, puntuábamos o ganábamos. En la segunda fase del campeonato fue todo lo contrario.

—El curso que viene usted seguirá, pero habrá que cambiar muchas cosas para estar arriba.

—Eso no es competencia mía. Yo aquí estoy para entrenar y para jugar.

—¿Se retirará en el Compostela?

—Yo estoy muy feliz aquí, en todos los sentidos. Me gusta venir a entrenar todos los días. Lo paso muy bien con la gente del club. Quiero al Compos y me siento también muy querido. Ojalá me pueda retirar en el Compostela, aunque eso no dependerá solo de mí. Me gustaría estar un par de años más en Santiago. Sería una gran alegría.

«Llamémosle fracaso o llamémosle decepción, que cada uno opine»

A pesar del pésimo final de temporada, la promoción de ascenso quedó a muy poquito: «Fue una pena. Haciéndolo tan mal como lo hicimos en la segunda vuelta nos quedamos a casi nada del objetivo. Pero hay que ser realistas y reconocer que al final la clasificación te pone siempre en donde te mereces. El mal final de liga nos dejó fuera», apunta Pato Guillén.

—El equipo estuvo durante casi todo el curso en puesto de promoción.

—Siempre lo dije. Desde el primer día. Nunca me escondí. Teníamos que haber jugado el play off. Había equipo y plantilla para haberlo logrado.

—¿Qué nota le da al Compostela?

—No estoy contento con el desenlace final y tampoco con el campeonato que hicimos. La campaña que hicimos no es para estar contentos.

—¿Podemos hablar de fracaso?

—Llamémosle fracaso, llamémosle decepción. Cada uno que diga lo que quiera. Cada aficionado puede opinar. Teníamos que haber estado en la promoción. No estuvimos a la altura.

—El Móstoles realizó una primera vuelta parecido a la del Compostela. Hizo una segunda también muy similar y al final descendió. ¿En algún momento dentro del vestuario se pensó en la posibilidad de perder la categoría?

—Éramos conscientes de que la dinámica no era buena, pero no pensábamos en el descenso. Es cierto que faltando cuatro o cinco jornadas estábamos a muy pocos puntos de los puestos de abajo. Nosotros siempre miramos hacia arriba, pero también éramos conscientes de que cualquier despiste nos podía complicar la vida, como acabó ocurriéndole al Móstoles, que fue realmente una gran sorpresa. La categoría fue muy igualada y cualquier error te podía hacer pagar una factura muy cara.