Antonio Quinteiro, presidente del Compostela: «Cuando llegué aquí no había ni libros, ni cuentas, ni papeles»

Ignacio Javier Calvo Ríos
NASO CALVO SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOÁN A. SOLER

El máximo mandatario blanquiazul se siente «muy orgulloso» por liderar durante tantos años este proyecto

06 jun 2022 . Actualizado a las 09:32 h.

Antonio Quinteiro (Lestedo, Boqueixón, 1963) llegó a la presidencia del Compostela hace once temporadas. Ahora se va con la cabeza muy alta. Decidió vender el club a Jota Peleteiro. «No es por cansancio» y tampoco se siente decepcionado. Dice que no se arrepintió ni un solo día durante estas once campañas de haber asumido la presidencia del Compos. Se siente «muy orgulloso» de liderar durante tantos años el proyecto blanquiazul.

—¿Cómo fueron sus inicios en el Compos?

—Durante todas estas temporadas fue muchísimo el sacrificio que hicimos. Tuvimos mucho que recuperar y rescatar de un club que administrativa y federativamente no existía.

—¿Se encontró con muchas sorpresas después de asumir la presidencia?

—Fueron muchas las sorpresas con las que nos fuimos encontrando en los primeros meses y en los primeros años. Nada más llegar había que depositar 118.000 euros por una deuda con jugadores tras el descenso de Segunda División B a la Preferente Galicia. Luego, en la Federación Española me abrieron los ojos y me confirmaron que el equipo no se llamaba SD Compostela, sino que su nombre era el de Campus Stellae. Fue un duro golpe también. Por eso tuve que comprar la marca que tenía José María Caneda. Nos enfrentamos a grandes retos. Aquel Compostela SAD de Primera División era un equipo diferente, pero este Compos tiene la misma raíz y la misma sangre que aquel.

—¿Pensó en algún momento dar marcha atrás y recuperar su vida anterior?

—Puedo decir que fueron meses terribles. Incluso tuve que pagarle a jugadores que ni siquiera llegaron a jugar en el Compos. Al club llegaron denuncias de muchos sitios que no te esperabas. Descubrimos algún que otro préstamo y más de un documento que en el juzgado nos obligaron a pagar. Tres años después de llegar a la presidencia tuve que pagarle a entrenadores que ni siquiera tenían contrato y que ya habían denunciado antes de aparecer yo. Fueron los riesgos que tuve que asumir, pero lo cierto es que no había ni cuentas, ni libros, ni nada. No había ni papeles en el club. Todo era un auténtico desastre. Para echarse a llorar.

—Menuda faena, menudo panorama, ¿no?

—Lo más importante es que pudimos rescatar el Compostela y volver a llevarlo por España adelante otra vez.

—Siempre presumió usted de cumplir con todos los compromisos adquiridos.

—Sí, por supuesto. Esta temporada y las anteriores. Cumplimos con todo el mundo. Eso es una gran tranquilidad para nosotros y para los que llegan ahora, también para la afición y para los abonados del club.

—Tras el descenso a Tercera División decidió apostar por plantillas con jugadores gallegos, jóvenes y con proyección.

—Apostamos más por la cantera, por el fútbol de base. Firmamos exjugadores del Compos, buscamos futbolistas jóvenes de Santiago y de la comarca. Hicimos convenios con muchos equipos de la zona. El Sigüeiro es ahora nuestro filial y tenemos convenios con ocho clubes más.

—Jota Peleteiro tiene una buena base para trabajar, ¿no?

—Jota Peleteiro hace mucho tiempo que se fijó en el Compostela. Conoce perfectamente lo que hay y como trabajamos. Sabe el potencial que tenemos y su idea es aprovechar lo que hay ya en el club. En el Compos hay gente muy válida y muy preparada.

«Durante estas once temporadas di todo lo pude y todo lo que me salió del corazón»

Antonio Quinteiro reconoce que presidir el Compos es un honor, un orgullo. Echa la vista atrás y dice con la mano en el corazón que volvería a repetir.

—¿Hay algo que hizo durante estos años que no volvería a repetir?

—Lo único de lo que podría arrepentirme es del esfuerzo económico tan fuerte que hice. En los primeros años tuve que afrontar esa responsabilidad al no haber ayudas de la ciudad. Tuve que poner mucho dinero. Lo hice con un solo objetivo, para que Santiago pudiese disfrutar otra vez del fútbol profesional. Espero que algún día se pueda conseguir este objetivo. Quiero verlo, disfrutarlo y festejarlo. Di todo lo que pude y todo lo que me salió del corazón. Lo hice siempre con mucha ilusión.

—¿Qué futuro le espera al Compos?

—Ojalá este cambio sea para bien. Estoy convencido de que las cosas irán mejor. Yo estaré aquí para ayudar y apoyar siempre. Espero ver muy pronto al Compos en Segunda División A. Lo celebraré igual que si el ascenso fuese mío. El Compostela es un club con mucha estabilidad.

—¿Volveremos a ver el Compos en Segunda División?

—De eso estoy convencido. Y el día que se consiga, tendré parte de ese éxito también, tanto yo como toda la gente que estuvo trabajando conmigo durante estas últimas once temporadas.

—¿Fue un fracaso no llegar a la promoción de ascenso?

—No podemos hablar de fracaso cuando uno lo intenta y se esfuerza al máximo por un objetivo. Sí fue una gran decepción, pero no sabemos qué pasó realmente después de las Navidades. No encontramos respuestas. La gente estaba muy ilusionada, pero después de la victoria sobre el Salamanca llegó el desastre.

—¿Qué pasó en la segunda vuelta?

—En ningún partido observé falta de interés. Siempre vi un gran compromiso en la plantilla. No hay nada que reclamar, simplemente no tuvimos suerte. Nos faltó fortuna en momentos muy concretos. Siempre transmití mucha tranquilidad al equipo. Entiendo que las lesiones y el covid también pudieron afectar al rendimiento del grupo. Hay que aceptar las cosas como vienen, porque esto es fútbol, es un deporte. La responsabilidad hay que dividirla entre todos, sin señalar a nadie. Esta última temporada salimos a competir con mucha ilusión, con ganas y con ambición, pero en la segunda vuelta lo tiramos todo.

«Cuando volvimos a descender a Tercera fue muy duro, traumático»

El Compos creció a pasos agigantados, buscando aterrizar en tiempo récord en el fútbol profesional. Los primeros proyectos fueron un éxito, pero luego en Segunda B el equipo sufrió «un descenso traumático e inesperado», que obligó a Antonio Quinteiro a cambiar el discurso y la forma de trabajar.

—Los primeros años fueron de constantes alegrías, pero después empezaron a llegar algunas decepciones.

—Me equivoqué algunas veces. Cuando volvimos a descender a Tercera División fue muy duro. Fue traumático. Todos sufrimos muchísimo, incluida la afición. Yo llevaba muchos años fuera del país y la falta de experiencia en este mundo del fútbol me pasó factura. Las consecuencias económicas fueron tremendas. Para mí fue una lección muy importante. Aprendí mucho de aquellos errores. Pero luego se consiguió cambiar el rumbo y se le dio otro planteamiento al proyecto. El club se adaptó a lo que era la ciudad. Dejé de poner dinero de mi bolsillo y no se pudieron alcanzar mayores presupuestos. Fuimos marcando objetivos que se adaptasen a nuestros ingresos. Estos dos últimos años de pandemia nos hicieron mucho daño, tanto a nivel personal como empresarial. Bueno, fue algo que le afectó a todo el mundo.

—¿Se arrepiente de haber dado el paso de presidir el Compos?

—No, para nada. Es cierto que me hubiese gustado que todo saliese mejor y que no me hubiese costado tanto dinero. Yo era un desconocido para la ciudad, pues llevaba mucho tiempo en México. Pero puedo decir que no me voy ahora por cansancio, ni porque no podamos hacer más cosas. Claro que podríamos haber seguido.

—¿Decepcionado?

—La Primera y la Segunda RFEF que se estrenaron el verano pasado nos alejaron más del fútbol profesional, pero no estoy decepcionado por lo que hicimos en estas once temporadas. Solo hay que ver lo que era el Compostela cuando llegamos y lo que es ahora. Mejoramos el club cada año y apostamos por la cantera con nuevos proyectos e ideas. Cierto es que llevar tantos años dirigiendo un club tiene un gran desgaste. Cuando yo llegué a Santiago no existía el Compostela. Iban 45 o 50 personas a San Lázaro. Conseguimos cambiar muchas cosas y por eso estoy muy orgulloso.