Santiago festeja el auge de la música folk

Lucía Blanco, Lucía Roibás SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

El TradFest ofreció en un ambiente de romería las propuestas de una decena de grupos

02 ago 2022 . Actualizado a las 00:33 h.

Las primeras notas a cargo de los pasacalles de Estalotes y Acibreira, en sus recorridos por el casco histórico y el barrio de San Pedro, convocaban al TradFest, en el que la música, la artesanía y el baile acompañaron durante toda la jornada a compostelanos y visitantes. Las altas temperaturas no impidieron que cientos de personas se acercaran hasta los distintos escenarios para disfrutar de la cultura gallega el último día de las Festas do Apóstolo.

En el Escenario Músicas, en el parque de Bonaval, los suecos Symbio abrieron la dimensión internacional del festival, una de las novedades en la programación. Con su actuación, en la que combinaron el sonido del acordeón y de la zanfona, deleitaron a la concurrencia. «Venimos desde Porto para verlos, pero merece la pena, son extraordinarios», contaba Bárbara, acompañada de sus amigos Diana y Joan que, móvil en mano para inmortalizar el concierto, no perdían detalle. El folk de Tres Pesos también sacó a bailar a algunos de los presentes, como hicieron Ánxela y Sonia, dos compostelanas seguidoras del trío. «Gústannos moito, ademais de que tocan e cantan moi ben, son de aquí e hai que loitar polos grupos de aquí».

Para experiencias novedosas y potentes, la ofrecida por Trilitrate en la iglesia de Bonaval, un escenario de lujo que amplifica las propuestas de folk extremo como el que explora este trío gallego, hasta imponer una atención sobrecogedora y sin fisuras.

Aunque para los compostelanos el TradFest ya se ha convertido en una cita estival fija, para muchas personas de otros puntos de Galicia esta edición era una primera toma de contacto. «No habíamos venido nunca y no sabíamos lo que era, pero nos está encantando, además el tiempo acompaña», contaba Alma, de Ourense, que se acercó hasta Compostela con sus tíos Alejandro y Claudia.

Tradición internacional

La gastronomía también fue otro de los puntos destacados de la edición. Siguiendo la línea de las romerías gallegas, el puesto del restaurante O Bo Xantar, en la explanada contigua al parque de Bonaval, ofrecía pulpo, churrasco y bebida a quienes quisiesen reponer fuerzas para los espectáculos que se desarrollaron a lo largo de la tarde.

El alma de la tradición lusa estuvo presente durante la actuación de Seiva, defensores de que la música no entiende ni de idiomas ni de culturas. «Non existen fronteiras na arte. Vir a Galicia é sempre un pracer, as nosas tradicións son moi similares». Acompañados de guitarra, batería y gaita ofrecieron una actuación muy emotiva que arrancó los vítores del público.

A continuación, un pedazo del sur de Italia se trasladó a Santiago de la mano de Maria Mazzotta. La cantautora, que se ha convertido en una de las caras más reconocidas de la escena de la música tradicional salentina, cautivó a los espectadores con su voz torrencial. Ofreció un amplio repertorio de temas clásicos italianos y composiciones propias con los que pretendía homenajear a todos los intérpretes que habían influido en su carrera profesional. Su visión del amor, eje central de su último disco, «Amore Amaro», que combina la tradición y la experimentación, fue el hilo conductor de su actuación. Tras el concierto, entre bambalinas, confesaba la emoción de poder compartir su obra en un espacio que reunió a artistas que suponen toda una fuente de inspiración para ella.

Aunque a través del festival los asistentes pudieron hacer un recorrido por la tradición presente en diferentes países europeos, el folclore gallego mezclado con un toque actual llegó con la interpretación de Sheila Patricia. El talento de la artista quedó más que demostrado gracias a su voz y a su guitarra, que complementaba su cantar lírico y con el que consiguió un directo palpable por el público. Un objetivo que persigue con cada una de sus interpretaciones, pues para ella su espectáculo consistía en «compartir un momento íntimo pero que remate coma unha festa».

La actuación del cantante, percusionista, bailador y coreógrafo Xisco Feijoó en A Quintana, uno de los platos fuertes del festival, fue la despedida del TradFest. Los cientos de personas que se reunieron pudieron disfrutar del espectáculo del polifacético artista gallego, para el que fue «unha maravilla poder presentar este traballo nunha praza tan especial». Muchos de ellos, animados por el cantautor, también salieron a bailar al ritmo de los instrumentos de viento, cuerda y percusión que acompañaban a los músicos de su banda.

El TradFest fue organizado por La Voz de Galicia y el Concello de Santiago, con el patrocinio de la Xunta de Galicia y el Xacobeo 21-22, y la colaboración de Espina & Delfín, con producción a cargo de Nordesía y aCentral Folque. La emoción, la modernidad y la tradición se fusionaron durante doce horas a través de la música en una cita que logró la integración de compostelanos y visitantes en torno al auge del folk y que no dejó indiferente a nadie.

XOAN A. SOLER

El TradFest refuerza su carácter participativo con un público entregado

Los talleres de danza y los conciertos de artistas gallegos y de cuatro países europeos hicieron bailar a los asistentes

L. Blanco,  L. Roibás

El ambiente participativo empezó a notarse a partir de las 11.30 horas, en el parque de Bonaval, cuando Mercedes Prieto comenzó a impartir en el Escenario Bailes el taller de danza. Muchos curiosos se acercaron hasta el lugar en el que la profesional ofreció un recorrido por una serie de bailes tradicionales de distintos puntos del territorio nacional.

El baile del roble, de tradición catalana, a carrasquiña, con influencia en Galicia y Portugal y el chulalai, típico en el País Vasco, fueron algunas de las piezas en las que se iniciaron los asistentes, entre los que destacaban los niños. «É unha moi boa iniciativa para os máis pequenos, viñemos a propósito por iso», asegura Raquel, vecina de Santiago, que contemplaba como sus dos hijas, Alicia y Sofía, de uno y nueve años, daban sus primeros pasos en la danza gallega. Y es que la actividad estaba dirigida precisamente a público de todas las edades. «Gústame moito traballar con familias porque, aínda que hai que adaptar as coreografías, danse dinámicas de axuda, os nenos amosan moitas ganas e unha enerxía que se transmite duns a outros», destaca Prieto.

El ritmo del folk portugués de Chulada da Ponte-Velha también animó a muchos visitantes a improvisar coreografías y convertir el parque de Bonaval en toda una pista de baile. Los artistas que acercan las prácticas musicales del Douro y Minho incluso se atrevieron a invitar a algunos miembros del público a subirse al escenario. «É un verdadeiro pracer ter a oportunidad de tocar con eles, disfrutámolo moito», aseguró Diana, que acudía desde el país vecino.

El arpista y compositor bretón Frédéric Bougouin aprovechó la sonoridad que ofrece la iglesia de Bonaval para transmitir con precisión y brillantez sus composiciones. La clara entrega del público, que se deshizo en aplausos, fue clave durante la actuación del francés. «Fue una maravilla, no lo conocíamos pero nos encantó», explicaban emocionados Xavier y Montse, dos compostelanos para los que la cita lleva años marcada en su calendario. Comando Curuxás fue fiel a su filosofía y a su estilo, en el que el humor y la retranca son protagonistas. «Grazas por estar aquí esta tarde, en vez de na praia». La banda, formada entre Monterroso y Santiso, hizo disfrutar a las decenas de personas que se congregaron en el parque. A través de sus canciones vitalistas, llenas de energía, conectaron con los allí presentes, especialmente durante la interpretación de su tema «Lolita».

XOAN A. SOLER

Los artesanos, animados en su feria ahora libre de restricciones

Entre concierto y concierto, muchos asistentes aprovecharon para aproximarse hasta la feria de artesanía, ubicada en la explanada entre el Centro Galego de Arte Contemporánea y el Museo do Pobo Galego. En ella, veinticuatro profesionales de todo Galicia dieron a conocer sus trabajos, entre los que se encontraban productos de cerámica, bisutería o ilustración. «Eu xa viñera noutras edicións pero co aforo limitado a afluencia de xente era menor, pero as expectativas para este ano son moi boas e o tempo tamén axuda», destacaba Vanessa Abelairas, de La Chapera, que ofrecía en la muestra sus chapas elaboradas completamente de manera manual en su taller en Begonte (Lugo). Otra de las habituales de la cita es Paula Pereira, fundadora de la marca Cavalinho do demo, a través de la que comercializa piezas de cerámica. «Tiña ganas de volver, porque agora a xente está máis libre e tamén se anima máis», contaba la ilustradora.