El trágico final del desaparecido de Teo no aclara su misteriosa muerte en el Ulla

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Un policía nacional observa el río Ulla desde el puente de Gundián, en Vedra
Un policía nacional observa el río Ulla desde el puente de Gundián, en Vedra PACO RODRÍGUEZ

Falta saber cómo Óscar García recorrió 15 kilómetros a pie sin dejar rastro

23 abr 2023 . Actualizado a las 13:24 h.

La inquietante desaparición de Óscar García Lema el 29 de marzo tuvo un final trágico el 17 de abril, cuando el cuerpo sin vida de este vecino de Teo muy conocido en Santiago por su trabajo en el Instituto Europeo Campus Stellae apareció en el río Ulla, concretamente en el área recreativa de Agronovo, en Vedra. Habían transcurrido veinte días desde que se le perdiera la pista al salir de su casa en Cepeda (Cacheiras) y la autopsia, al no ver indicios de criminalidad ni de la participación de terceras personas, cerraba la puerta al posible secuestro del que habló su esposa para dar por válido el suicidio como principal tesis de la investigación.

A expensas de que el informe detallado de la autopsia aporte otros datos, el caso se cerrará como un suicidio más en el río Ulla, pero la aparición del cuerpo sin vida de García Lema no aclara algunos puntos oscuros que aún existen en torno a su muerte.

Uno de esos extremos que no encajan en esta investigación es cómo pudo Óscar García Lema recorrer a pie los aproximadamente 15 kilómetros que separan su casa de Cepeda, en Teo, con el puente de Gundián, en el límite que forman las provincias de A Coruña y Pontevedra. Habría necesitado unas cuatro horas para completar el trayecto a pie y es difícil de entender que nadie le viera en todo ese tiempo, lo que habría permitido a la Guardia Civil tener una pista importante sobre la desaparición.

Tampoco es habitual que una persona que quiere quitarse la vida lo haga tan lejos del lugar en el que ha tomado esa decisión. Óscar García salió de su vivienda sin móvil, sin cartera, sin gafas y sin las llaves de casa ni del coche. Todo apunta a que ya en ese momento había tomado su fatal decisión. ¿Entonces, por qué caminar cuatro horas? «Es raro, una persona tarda mucho en decidir suicidarse, pero una vez que ha tomado la decisión lo habitual es que la ejecute rápido», señala un policía con muchos casos a sus espaldas.

Además de no ser visto por nadie en su periplo desde Cepeda al puente de Gundián, tampoco los perros especializados utilizados por la Guardia Civil durante las tareas de búsqueda del desaparecido encontraron su rastro. Otra circunstancia más que suscita preguntas sobre cómo llegó Óscar García hasta el punto en el que decidió lanzarse al Ulla.

Estas preguntas sin respuesta abren la puerta a pensar que quizás el fallecido fue en el vehículo de un tercero hasta el puente, pero el juzgado en el que ha recaído la causa, el de instrucción número 1 de Santiago, ha reiterado que no hay indicios de la participación de otras personas en el trágico final de García Lema.

Para lo que sí existe una respuesta plausible es para el hecho de que el cuerpo tardara veinte días en aparecer pese a las intensas tareas de búsqueda que se llevaron a cabo con numerosas batidas en las que participaron la Guardia Civil, el grupo municipal de emergencias de Teo y numerosos voluntarios. Todo apunta a que García Lema saltó al río en Gundián, un viaducto de 80 metros de alto, y que cayó al Ulla en este punto del río, donde hay mucho lodo y fango en el fondo. Una circunstancia que podría haber hecho que el cuerpo quedase atrapado y que solo saliese a flote días después. Al emerger, habría bajado corriente abajo hasta Agronovo, donde apareció. «Si hubiese estado ahí todo el tiempo no habría estado veinte días desaparecido porque es un área recreativa de Vedra muy concurrida en la que se hace deporte», explica uno de los integrantes que participaron en las tareas de búsqueda.

Los misterios que aún encierra el caso quizás jamás tengan respuesta. Son muchas las preguntas que se hacen muchos compostelanos que conocieron a Óscar García ya fuese porque estudiaron con él en La Salle o porque aún recuerdan algún episodio más que llamativo de su juventud. Las razones que le llevaron a quitarse la vida tampoco han trascendido, aunque en algunos círculos de la ciudad se apunta a que quizás atravesase dificultades económicas. Era un hombre sano y deportista, sin problemas de salud. Tras identificar el cadáver sin necesidad de esperar a las pruebas de ADN gracias a que el fallecido hallado en el Ulla llevaba la misma ropa que el desaparecido y también un anillo, el juzgado entregó el cuerpo a la familia para que puedan enterrarlo. Un triste final para veinte días angustiosos que tuvieron en vilo a la capital gallega.

Las personas con conductas suicidas y sus allegados pueden recibir ayuda las 24 horas llamando al 112, al Teléfono de la Esperanza (717 00 37 17) o al número de atención a la conducta suicida 024.