Xaime Piñeiro, el ceramista que trabaja entre Santiago y Allariz y comparte sus 40 años de experiencia con una nueva generación

SANTIAGO

Xaime Piñeiro es el «alma mater» de Berce do Lume, donde no solo produce piezas de cerámica artísticas o funcionales sino que también comparte con otros sus conocimientos con otros a través de cursos. Para él, su oficio pudo llegar a tener un problema de falta de relevo en los años 90, pero lo considera superado actualmente. «Hoxe é algo que está en auxe», dice.
Xaime Piñeiro es el «alma mater» de Berce do Lume, donde no solo produce piezas de cerámica artísticas o funcionales sino que también comparte con otros sus conocimientos con otros a través de cursos. Para él, su oficio pudo llegar a tener un problema de falta de relevo en los años 90, pero lo considera superado actualmente. «Hoxe é algo que está en auxe», dice. XOAN A. SOLER

Al frente de Berce do Lume, sus vajillas artesanales han conquistado a chefs con estrella Michelin como Pepe Solla o Lucía Freitas y realiza también piezas escultóricas

02 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Su padre fue herrero, al igual que sus primos y tíos. Y Xaime Piñeiro Borrajo, diplomado también en forja, dice que se habría dedicado a este oficio si no se hubiera cruzado en su vida otro tipo de artesanía en la que también interviene el fuego y el óxido de hierro. El alaricano de 58 años, que vive a caballo entre su municipio natal y capital gallega, tuvo su primer contacto con la cerámica cuando aún era menor de edad. Aquel joven que en la casa de la aldea de su abuela, en Roimelo, construyó su primer hornillo y le quemó toda la leña que tenía allí almacenada, no solo sigue creando piezas 40 años después sino que además comparte toda la experiencia adquirida en este tiempo con una nueva generación.

Explica el ceramista que él empezó en una escuela taller y aprendió de maestros como Luis Pachón, entre otros, pero sus inicios estuvieron marcados además por un espíritu autodidacta. «Nas miñas primeiras pezas decantábame máis polo artístico. Daquela tiña moita influencia do tema africano, as máscaras, obxectos longos e cousas de colgar», recuerda. Pronto llegaron sus primeras exposiciones por la provincia ourensana y en centros europeos de intercambio cultural. De hecho, cuenta que aprendió a tornear en Bélgica, gracias a un proyecto de intercambio. Su taller, Berce do Lume, nacía definitivamente a comienzos de siglo en Vilar de Flores, un lugar de Allariz de poco más de 40 habitantes en donde tiene su residencia. Ahora, sus obras se cuecen la mayor parte del tiempo en Santiago, ciudad a la que se encuentra vinculado al tener dos hijas y ser su madre de allí. 

XOAN A. SOLER

«Neste momento estou traballando dúas facetas, a cerámica funcional e a artística. As pezas utilitarias están feitas todas a torno, con barro de Buño», explica, y muchas de ellas han acabado en las mesas de numerosos restaurantes gallegos, incluso de algunos con estrella Michelin. «Pepe Solla tenme comprado bastante e Lucía Freitas tamén. Artesanía de Galicia tenas levado a eventos nos que participa e andan por aí bastante espalladas. Chega un momento no que lles perdes a pista se vendes a túa obra a unha tenda e fan de intermediarios», comenta Piñeiro, quien reconoce que alguna vez se ha sorprendido al encontrarse con una creación suya en un establecimiento hostelero en el que no se la esperaba. 

Recuerda, no obstante, que el suyo es un trabajo muy artesanal, de tiradas pequeñas, en el que la fabricación es íntegramente a mano, sin moldes, por lo que «cada unha das pezas é única —apunta—, coas súas especificidades», e incluso utiliza esmaltes de producción propia. Cada vez, dice, tiende más al minimalismo y sencillez en las vajillas, con el objetivo de que sean agradables y no quiten protagonismo a las comidas (generalmente, con el esmaltado solo por dentro y el barro a la vista por fuera). Y, aparte de hacer diseños propios, también hace otros por encargo, a la medida de las necesidades particulares de las propuestas gastronómicas. 

XOAN A. SOLER

En cuanto a la cerámica artística, indica que «normalmente fago un traballo a torno con volumes e logo o manipulo para darlle un sentido un pouco máis conceptual. Para min son pezas de contemplación, como o que compra unha acuarela». Por ejemplo, tiene una serie de búcaros que parecen partidos por la boca -en la parte superior- y con ellos hace una crítica a la obsolescencia. Este es un recurso que lleva utilizando muchos años, como en el caso de su colección de Guerreiros«Son como vainas que semellan partidas e fan alusión á falta de interese polas culturas máis minoritarias, coma a galega, nas que seguen case ocultas as nosas raíces e é algo que está aínda por abrirse ao mundo». Por otra parte, en la escultura de cerámica, «gústame moito manipular coas mans e traballar co torno. Busco moito outra estética cun eixe de asimetría, co que parecen as pezas medio tumbadas».

El artesano compagina la producción con la docencia. Fue maestro de la Escuela de Artes y Oficios de la Deputación de Ourense y hoy sigue enseñando a través de los cursos que programa Berce do Lume: de rakú (un tipo de alfarería tradicional de origen japonés asociada a la ceremonia del té), técnicas cerámicas... Afirma, además, que «hoxe hai moitísima demanda e interese por aprender, que antes non había». Sobre el relevo generacional de un oficio tradicional como el suyo, considera que a día de hoy está garantizado: «Quizáis nos 90 podería parecer que a artesanía estaba emorecendo. Houbo un baixón, coa chegada das grandes áreas comerciais e a globalización, pero hoxe está máis en auxe que nunca. Ou, polo menos, é a percepción que eu teño. Hai moitísma demanda dos cursos de tornear, especialmente nos de rakú, e ven moita xente nova e de mediana idade, sobre todo. Nas ventas, aínda que hai moitísima competencia, segue habendo quen pon en valor o traballo manual, as horas que leva, a calidade, etcétera»

Admite Piñeiro que recorrió bastantes ferias de artesanía, pero «agora escapo todo o que podo delas, salvo dalgunha que me gusta moito, como a de Agolada, ou outras máis profesionais». El ceramista trabaja actualmente con cuatro hornos repartidos entre Vilar de Flores y Compostela, uno eléctrico que tiene desmontado y tres de gas (uno más grande para las esculturas, otro de menor tamaño para las piezas pequeñas y el tercero para sus pruebas y el rakú). Confiesa que se las ha tenido que ingeniar para la parte logística en la ciudad, en donde no tiene la posibilidad de trabajar al aire libre como en la aldea. Y, entre los proyectos a corto y medio plazo, además de las ferias de verano a las que asistirá y los cursos que impartirá, participará en una exposición colectiva en Ourense ciudad con una de sus piezas. Por el momento, conciliar la producción propia, encargos y la parte docente con las responsabilidades familiares lo mantienen plenamente ocupado, constata.