Una pequeña maldición alejaba a esta joven ciclista de un podio nacional y, tras un año fatídico en el que perdió a su padre, conquistó al fin su meta
08 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.No es la campeona nacional, pero aún así Alejandra Neira merece un titular en letras grandes, porque su éxito personal va mucho más allá del resultado de una contra reloj. Esta compostelana de 15 años dio sus primeras pedaladas en el barrio de Sar, sobre una bici de la Barbie que le regalaron por su tercer cumpleaños. Su hermano mayor, Daniel, ya participaba entonces en competiciones de ciclismo y recuerda que lo iba a ver montada en su bicicleta con ruedines: «Su entrenador, Triki, me dijo que tenía que sacárselos y la primera vez que lo hice, en mi casa con mi padre y mi hermano, me choqué contra el portal». Esa fue la primera vez que Alejandra se levantó de una caída y se subió de nuevo al sillín, para volver a intentarlo.
Siguiendo los pasos del primogénito, se alistó en las filas del Club Ciclista Compostelano. Pronto empezó a ganar medallas. Se colgó la primera con solo 5 años, aunque aclara entre risas que eran solo tres niñas las que corrieron esa carrera (las otras dos mayores que ella) y se llevó el bronce. Hoy ya ha perdido la cuenta de los podios a los que se ha subido en la modalidad de carretera y ciclocrós, pero sin duda la victoria más dulce para ella ha sido la que logró hace pocos días en el Campeonato de España Escolar y Júnior en Cartagena. Fue una plata que supo a oro.
Su segunda posición en la contra reloj cadete supuso la primera medalla para Galicia en esta competición y un éxito a título personal. Era su tercer año convocada por la selección autonómica y las dos veces anteriores se había caído disputando la prueba. Pero Alejandra es de las que aprietan cuando el camino se pone cuesta arriba y no estaba dispuesta a dar la batalla por perdida, ni siquiera después de un año especialmente duro, en el que perdió a su padre, presidente del club que los vio crecer a ella y a su hermano. El fallecimiento de José Luis Neira a sus 54 años fue un duro golpe para la familia del ciclismo, a la que se entregó con el altruismo. Y a pesar de todo, la benjamina no se apeó de la bici. Eso sí, decidió empezar una nueva etapa en un nuevo club (el Cambre Caeiro) en septiembre, para alejarse un poco de los recuerdos y la melancolía que seguir en el otro le despertaba.
Su nuevo entrenador, Nico, fue quien le tendió la mano y asegura la joven que «en ningún momento me planteé dejarlo, porque forma parte de mi vida». Por raro que pueda parecer, ella disfruta en las subidas, «por la sensación de llevar al límite mi cuerpo», y su próximo reto es ser campeona de España, dice una deportista empedernida que en su corta vida ya practicó desde yudo a baloncesto, fútbol campo y sala e incluso triatlón. Y todo ello sin cojear en los estudios, confirma la ciclista que cursará el próximo año cuarto de ESO. De entre todas las felicitaciones recibidas como subcampeona nacional, le hizo especial ilusión —porque no contaba con ella— la de su colegio, La Salle. Y tiene pinta de que no será la última.