Vecinos de Santiago se unen contra los okupas que acabaron con la tranquilidad de su barrio

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Uno de ellos amenazó a un residente, que interpuso denuncia en la comisaría

22 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace solo una semana que tres personas okuparon el número 40 de la travesía de Vista Alegre, y su presencia está alterando la tranquilidad a la que estaban acostumbrados los vecinos de esta calle. «Tres son los fijos, pero luego hay muchas más personas que van y vienen. Duermen hasta siete, conté que salían uno de estos días», explica uno de los residentes más próximos a la casa okupada.

Se trata de un inmueble que, aunque en su exterior no se perciben indicios de ruina, los vecinos explicaron que hasta hace aproximadamente un año su propietario estuvo realizando obras de rehabilitación en el interior, que quedaron paralizadas cuando este falleció. Los residentes en la zona creen que el inmueble no tenía conexión eléctrica, aunque ahora sospechan que se realizó algún enganche irregular; y están seguros de que su interior está muy deteriorado. Actualmente, los vecinos desconocen quién es el propietario de la vivienda porque «al parecer, una entidad bancaria se quedó con la casa al no aceptarla los herederos».

Los vecinos están «muy preocupados» porque aseguran que «si solo fuera una okupación y no crearan problemas en el barrio, pues sería una cosa con el dueño, pero son agresivos y trapichean», y tienen atemorizados a los residentes, entre los que hay muchas personas de avanzada edad.

De acuerdo con los vecinos, es habitual que entren y salgan personas a todas las horas del día. «Pasan con bolsas y salen con otras», explicó un vecino. Con anterioridad a la okupación actual, ejecutada por dos hombres y una mujer que habitualmente va con un perro, «hubo otros okupas que fueron desalojados en el mismo día, porque llamamos los vecinos». Esta primera okupación fue llevada a cabo a finales de septiembre por al menos ocho personas extranjeras, y «la Policía vino rápido y sacaron a diez personas y cinco perros, pero no se tapió la vivienda». A los pocos días llegaron los nuevos okupas, y «aunque llamamos a la Policía, no actuaron con la agilidad de la primera vez», lamentan. «Vinieron varias veces en la última esta semana, pero no los echan de ahí», lamenta una mujer, que reconoce que «si antes no me importaba salir a cualquier hora de casa, ahora miro mucho antes de ir a tirar la basura».

Una de las vecinas indicó que, coincidiendo con la llegada de estos tres individuos, comenzaron una serie de acciones delictivas, «algo que nunca había pasado en el barrio, que era tranquilo». Uno de los incidentes más graves se produjo a finales de la pasada semana, cuando uno de los okupas amenazó a un vecino que salía de la reunión vecinal en el local de As Brañas de Andrés, donde se había debatido el asunto de la okupación. Según comentaron esta persona les pidió un papel, y cuando le recriminaron que estuviera okupando una casa en la calle, «se puso agresivo. Nos decía que se iba a quedar un año y que nos iban a hacer la vida imposible». Finalmente amenazó a otro vecino —que lo denunció— con una tabla que sacó de la puerta de la vivienda okupada. En medio de las trifulcas, rompió el cristal de una camper que estaba aparcada en la calle, y en cuyo interior había una persona. «No sabemos si puso denuncia, porque era un turista, creemos extranjero», apuntan. Además se produjeron daños en un coche estacionado y se realizó un robo en otro que estaba en una residencia universitaria próxima.

A los robos y amenazas que denuncian los vecinos de la travesía y de la rúa Vista Alegre se suma también la sensación de inseguridad que domina a los residentes. Indicaron que, este mismo fin de semana, había otras personas merodeando por una casa de la misma calle, pero más próxima a la instalación de ping pong. «Tocaban el timbre para ver si tenía luz y si había alguien dentro», explicó uno de los vecinos que reclaman que actúe la Policía.

Otras okupaciones en viviendas ruinosas de calles tranquilas

La de la travesía de Vista Alegre es solo una más de las viviendas okupadas en Santiago, donde es difícil precisar el número exacto de inmuebles violentados, ya que varían constantemente. Se calcula que pueden ser unas cuarenta repartidas por diferentes barrios de la ciudad.

Algunos de los okupas que describen los vecinos de Vista Alegre ya estuvieron, hasta no hace mucho, en casas de otros barrios, donde los vecinos también se unieron para demandar a las autoridades que actúen contra las supuestas acciones delictivas que vinculan a la okupación.

Una de las características comunes a todas las viviendas que suelen ser okupadas es que su estado es ruinoso, por lo que los vecinos de las calles afectadas alertan del peligro que representan los enganches eléctricos irregulares.

Entre los puntos de okupaciones actuales de Santiago destacan los de las rúas Belvís, Home Santo, Concheiros, Quiroga Palacios, San Pedro, Monte de Conxo, los dos Pexigos, Pelamios, y ahora también en Vista Alegre.

Otra de las característica que comparten estas okupaciones es que se realizan en calles enclavadas en zonas relativas tranquilas y, en la mayoría de los casos, sin mucha afluencia de tráfico y de personas. Esta tranquilidad resulta beneficiosa para los individuos que ocupan las casas, cuando tienen entre sus pretensiones dedicarse a actividades fuera de la ley. Habitualmente, estos inmuebles acaban convirtiéndose en puntos de venta de drogas, lo que propicia que se produzcan peleas o riñas que causan malestar vecinal. Como ya está ocurriendo en Vista Alegre, la presencia policial para poner fin a las trifurcas es constante.

Precisamente, los desalojos terminan produciéndose más por las actividades ilegales que desarrollan los okupas que por el hecho de haber okupado una vivienda, ya que las medidas policiales o judiciales contra la okupación son claramente insuficientes frente a las puestas en marcha para desmantelar puntos de venta de drogas.