El Centro de Investigación Mestrelab arrancará en enero y prevé llegar a los 300 trabajadores antes del 2030
SANTIAGO
Con una inversión de nueve millones de euros, busca cimentar desde Santiago los pilares para que Galicia lidere el sector de la biotecnología: «Este es un salto de una magnitud enorme»
08 nov 2024 . Actualizado a las 22:00 h.Inteligencia artificial (IA) aplicada al diseño y desarrollo de fármacos; e IA y técnicas analíticas aplicadas a la calidad de los productos de consumo de ramas como la cosmética o el textil. Esas serán las dos primeras líneas de trabajo del Centro de Investigación Mestrelab (CIM), cuyas estancias diáfanas, acristaladas y futuristas se llenaron este viernes de vida por primera vez. Lo hicieron después de una inversión de nueve millones de euros, sufragados a partes iguales por la Axencia Galega de Innovación (GAIN) de la Xunta; y de capital privado. El objetivo será el de completar el traslado en enero y llegar antes del 2030 a los 300 empleados, que tendrán un ambicioso objetivo: convertir el edificio que otrora acogió los talleres de Renault del concesionario Caeiro en un polo de atracción que lidere una rama de la investigación que busca acelerar el desarrollo de nuevos fármacos, materiales o alimentos.
De celebrar el comienzo de este camino se encargó su presidente, Santiago Domínguez, que insistió en la búsqueda de soluciones para unos problemas que cada día son más complejos, lo que exige más recursos e ideas. Narró como la empresa que fundó en un dormitorio abre ahora las puertas del CIM, donde los investigadores y las startups de Galicia tendrán un hueco desde el que lanzar sus proyectos: «Este es un salto de una magnitud enorme, que nos permite conectar con el magnífico entorno de investigación que existe en Galicia y conectarlo a la industria».
Detrás del CIM está también Bruker, empresa suizoamericana especializada en instrumentalización analítica que cuenta con una facturación anual de unos 3.000 millones de euros. El presidente de Bruker BioSpin, Falko Busse, mostró su ilusión por la apertura del centro, que admitió que no podría haberse abierto «en ningún otro lugar. Mestrelab tiene tres pilares: la calidad del equipo que sale de la USC; que entiende de innovación; y que son muy buena gente», admitiendo también que el grupo traerá a Santiago proyectos de investigación e inversiones.
«A tecnoloxía ao servizo das persoas é unha ferramenta poderosa que non podemos desaproveitar», afirmó la alcaldesa compostelana, Goretti Sanmartín, que insistió en la importancia de que propuestas como el CIM permitirán que «moita xente nova, con moito talento e estudo, non teña que marchar. Un país sen innovación está morto». De cerrar el acto se encargó el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Fue el propio Santiago Domínguez el que confesó que sin la ayuda del gobierno gallego habría sido imposible abrir un centro de estas características en la capital gallega. «Mestrelab nunca perdeu a súa referencia galega e pensan que paga a pena seguir medrando desde aquí. Estes centros permiten que medre o tecido empresarial do futuro e a nosa obriga é poñer as condicións para que isto sexa posible», destacó Rueda. Con una plantilla inicial de 30 personas, el objetivo es sumar unas 40 más el próximo año. Con 13 líneas de investigación ya a estudio, el objetivo es claro: convertir a Galicia en líder en biotecnología.
Santiago Domínguez: «La combinación de talento, ecosistema, apoyo institucional y calidad de vida de Galicia es única»
Santiago Domínguez cree que Compostela guarda las condiciones idóneas para que un centro de investigación como el de Mestrelab triunfe y atraiga talento de todo el mundo. Lo dice sonriente y con un brillo de convencimiento en sus ojos. Pero ¿qué hace su empresa?
—¿Cómo podría explicarle a la gente lo que hace Mestrelab?
—Mestrelab hace software que analiza datos que salen de instrumentos de laboratorio y que se utilizan en investigación. El impacto de lo que hacemos es que acelera la investigación y el desarrollo de nuevos fármacos, materiales o alimentos. Imagínate un fármaco que tarda 13 años en llegar al mercado y que puede ser importante para mucha gente, pues intentamos solucionar ese problema y que lo haga antes. Con lo cual, salvamos más vidas, curamos a gente y conseguimos que sea más barato porque el coste para desarrollarlo también es menor.
—Esto antes fue un taller de coches, ahora es un centro de investigación en biotecnología. ¿Va el mundo hacia ahí?
—Hemos desarrollado muchas tecnologías, como fueron los camiones en el siglo pasado. ¿Qué se hará este? Camiones inteligentes, sin conductor… lo que requiere una capa muy alta de innovación, que se mueve más hacia la inteligencia artificial (IA) y sobre todo hacia la química y la biología… Lo que está pasando es que los problemas cada vez son más complejos y requieren más disciplinas como la física, la química o las matemáticas. Nosotros las necesitamos. Como sociedad hemos conseguido solucionar los problemas más sencillos y ahora nos tocan los más complejos, y para eso se necesita invertir en innovación.
—La Xunta ha destinado 4 millones en vuestro proyecto, ¿cree que están bien invertidos?
—Llegamos para quedarnos y para crecer. El dinero se va a multiplicar. La Xunta lleva muchos años apoyándonos. Calculamos que por cada euro que invierte en Mestrelab retorna un mínimo de 8,4 euros a la sociedad gallega. Es por una combinación de exportaciones, impuesto de sociedad, IRPF, contratos con la USC y otros centros. Lo interesante es que ese número crece cada año y el retorno es cada vez mayor.
—¿De dónde sale la gasolina para sacar todo esto adelante?
—Para mí, del entusiasmo por ver la capacidad que tenemos para cambiar la forma en que vivimos. Creo que eso también define a Mestrelab. Cuando veo algo en la sociedad que no me gusta, no me quejo, lo que pienso es ¿cómo lo cambio?
—¿Ve un potencial real en Galicia para liderar este sector?
—Galicia tiene una combinación de valor muy especial. La combinación de talento, ecosistema, apoyo institucional y calidad de vida es única. En Galicia tenemos una gran oportunidad en el sector de la biotecnología.