Desde octubre sin transporte escolar porque nadie da una solución al problema de epilepsia de su hijo

E. Á. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

El pequeño estudia en el CEIP O Coto de Negreira
El pequeño estudia en el CEIP O Coto de Negreira Sandra Alonso

Un alumno de cinco años del colegio O Coto de Negreira no puede usar el autobús porque lleva tres meses esperando que le garanticen atención en caso de sufrir una crisis

22 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Erika Hermo tiene dos gemelos de cinco años y uno de ellos está diagnosticado de epilepsia refractaria compleja con un grado de discapacidad del 54 %. Con el fin de que los pequeños vayan ganando en autonomía, este curso decidió solicitar el transporte escolar para que sus hijos se desplacen hasta el centro escolar, el colegio de infantil y primaria de O Coto, en el concello de Negreira. Lo que en un principio parecía un trámite sencillo se ha convertido en una espera de tres meses sin que de momento haya conseguido una solución.

Cuando los niños iban a comenzar a ir a la escuela en autobús, Erika, que es miembro del AMPA y también del consello escolar del centro, habló con la persona que realiza el acompañamiento en el vehículo. Quería explicarle cómo actuar ante una crisis, «simplemente se trata de sujetarlo para que no se haga daño, no hay que hacer nada complicado. La distancia es muy corta, de un kilómetro y medio, y además el colegio está al lado del centro de salud», explica la progenitora.

Pero al día siguiente la directora del colegio le informó de que la trabajadora que realiza este acompañamiento entendía que su contrato no incluía actuar en este tipo de situaciones, por lo que desde el centro decidieron enviar un escrito a la Xunta para exigir una respuesta y una solución. La respuesta llegó en forma de formulario, en el que desde la Administración pedían toda la información del pequeño, desde sus datos personales hasta la enfermedad que padece pasando por los síntomas de alarma, las actuaciones a seguir, los datos de contacto de los progenitores y del equipo sanitario. Una información que Erika cubrió con el objetivo de encontrar una solución para que su hijo pueda ir en el autobús escolar.

El escrito se envió a finales del mes de septiembre y desde entonces no han vuelto a tener noticias. La madre sigue llevando a sus dos hijos todas las mañanas porque no quiere dejarlos en la parada sin saber si van a estar bien atendidos. 

Queja en noviembre

A finales de noviembre, tras no obtener ninguna respuesta, volvió a remitir un escrito a la Dirección Xeral de Mobilidade, que depende de la Consellería de Presidencia. En ella recuerda que el pequeño está adscrito al programa de alerta escolar en el centro en el que está escolarizado, «y desde el mes de octubre estoy esperando respuesta por su parte. Envié los requerimientos solicitados —un formulario donde se especifica el procedimiento a seguir en caso de crisis— y hasta la fecha no he obtenido respuesta». Desde la inspección educativa, además, le han trasladado su sorpresa porque todavía no hayan dado una solución, «mi hijo es un menor de cinco años que no tiene la culpa de que el personal del transporte no sepa actuar ante una emergencia médica», sostiene la madre, quien señala que su hermano gemelo es un gran detector de las crisis del pequeño, que no suele sufrir además en ese intervalo horario.

Según el procedimiento que los progenitores detallan en el informe enviado a la Consellería de Presidencia, las actuaciones a seguir en estos casos serían sostenerlo, colocarlo del lado izquierdo, llamar al 112 y evitar que se lastime, es decir, no sería precisa ninguna actuación invasiva. 

«Analizando o caso»

Desde la Consellería de la que depende el servicio de transporte escolar aseguran que, «estase analizando o caso na busca de posibles solucións», pero ha pasado el primer trimestre y de momento Erika y sus hijos siguen yendo en su vehículo escolar al centro educativo.