La consensuada elección del nuevo gerente del Consorcio de Santiago después de una década con Belén Hernández en el cargo parece haber abierto expectativas de mayores logros en este organismo que conoció tiempos mucho más brillantes pero aún trascendental para la gestión de los asuntos que confluyen en el título que Compostela ostenta con máximo orgullo ante el mundo: Patrimonio de la Humanidad. Pero que nadie se engañe. Nada se conseguirá sin una decidida apuesta de las tres administraciones que lo integran por elevar sus objetivos a cotas más ambiciosas. Una parte debe sustanciarse en dotar al Consorcio de músculo económico, ya que los 11,2 millones de presupuesto para este año es una cifra exigua pese al incremento del 10 % pactado para las aportaciones, en el rango que les corresponden, del Estado, la Xunta y el Concello. Si de ahí se descuenta el gasto corriente o la factura del mantenimiento de la Real Filharmonía de Galicia y su añadido de la Escola de Altos Estudos Musicais, que se llevan la parte del león del programa de dinamización cultural y turística, poco queda para alimentar los programas de rehabilitación de espacios urbanos, del patrimonio residencial privado, de los monumentos o de edificios de los que el organismo interadministrativo es propietario, si bien, en este último apartado, la costosa reforma del Palacio de Congresos de Galicia será el principal beneficiado por el modesto incremento presupuestario de este año, que lo es menos si se suma al aplicado en el 2024 y el ya acordado para el 2026, del mismo porcentaje. Incluso así, insuficiente. Pero no todo es cuestión de dinero. Con un marco normativo adecuado, la iniciativa privada, en concreto la de las personas aspirantes a residir o a desarrollar actividades económicas en el casco histórico, debe ser el auténtico motor para que el casco histórico abandone su agónica trayectoria y recupere la vitalidad demográfica ahora constreñida por un Plan Especial desde hace ya mucho tiempo necesitado de actualización para que las condiciones de viviendas y locales comerciales puedan adaptarse a las necesidades del siglo XXI sin perder sus señas de identidad históricas. Este es el panorama que se encontrará el nuevo gerente del Consorcio, José Antonio Domínguez Varela. Suerte.