Ricardo Martínez: «Me prejubilo, porque tras dos cánceres y un infarto hay que vivir»

SANTIAGO

Cotizó más de 38 años y trabaja desde los 14: «Viene un revés y se acaba todo»
16 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El próximo 8 de abril Ricardo Martínez Ramos colgará definitivamente el delantal impermeable de pescadero que lleva poniéndose desde hace más de 15 años «todos los días de martes a sábado», recuerda. Ricardo puso, hace unas semanas, un cartel en el que anuncia el traspaso de su puesto de la nave 3 de la Praza de Abastos de Santiago. Este anuncio despertó la sorpresa de sus clientes, porque Ricardo aún no tiene la edad para la jubilación. «Me prejubilo, porque llevó trabajando desde los 14 años. Tengo el tiempo necesario y llegó el momento». Antes del mercado, trabajó en Tenerife, fue pintor de autobuses y estuvo 21 años en una empresa de mantenimiento y montaje de aparatos de frío. Ricardo Martínez pasó por «dos cánceres, de los que salí; tuve un infarto, y además me operaron de otra cosa de venas», así que la decisión de poner fin a su vida laboral es «meditada. El 8 de abril se acabó. Con 63 años es tiempo. Quiero vivir y disfrutar, porque no vale la pena seguir». Siente cierta pena por el puesto de la pescadería Rosa, y le gustaría que antes de decir adiós apareciera alguien para hacerse cargo. «Me gustaría que no se cierre sin más, pero aparezca alguien o no, yo me prejubilo». La pescadería Rosa lleva el nombre de su suegra. Al negocio familiar se sumó la mujer de Ricardo, también Rosa Allo García, y unos años después se incorporó Ricardo. Estuvieron juntos en el puesto durante muchos años, pero «Rosa tuvo problemas de salud», y también colgó el hábito. «Este trabajo es duro. Son muchas horas de pie, y las rodillas de Rosa se resintieron», apunta el pescadero. Ricardo y Rosa tienen tres hijos y seis nietos, pero ninguno de sus hijos seguirá «nuestros pasos, y yo me alegro. Tienen sus trabajos». Con la intención de alargar las posibilidades de conseguir un relevo para la pescadería Rosa, Ricardo tiene previsto seguir pagando el canon de las casillas y «así seguir buscando a alguien para que no desaparezca, pero esto no nos va a quitar el sueño». El pescadero ya tiene en mente lo que hará cuando no tenga que madrugar para estar a las seis y media en la nave del pescado: «Dormir y ver el día al levantarme», porque reconoce que «ahora amanece antes, pero el invierno es muy largo». Otro plan es disfrutar un poco más de sus seis nietos, y «en verano queremos ir a Alicante. Tenemos unos amigos allí, y vamos a visitarlos. Puede que también vayamos a Murcia. Hay que disfrutar lo que no se pudo durante estos años». Durante sus largos años de trabajo «no hubo tiempo para vacaciones. En el mercado se trabaja de martes a sábado, todas las semanas del año. Últimamente, alguna vez cerramos una semana, y ahora, mientras se pueda, a vivir. Cuando menos lo esperas, viene un revés y se acaba todo».