
Las conexiones con Madrid y Barcelona, con problemas acumulados del lunes, fueron la cruz en Lavacolla
30 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Dos caras, completamente distintas. Esa fue la imagen que mostró ayer el aeropuerto Rosalía de Castro. La calma de los que pudieron volar chocó con la rabia de los que se habían quedado en tierra durante la tarde del lunes. Ayer, a media mañana, aún no habían encontrado solución. Fue el caso de María Antelo, que tenía que haber viajado a Palma de Mallorca. «Polo momento non nos deron solución. Intentaron reubicarnos no avión das 10.15 de hoxe [por ayer], pero había overbooking. Agora dixéronos que imos no das sete da tarde, pero temos que esperar para ver se realmente hai asentos». La opción más plausible era que volasen el día 2, pero ella y otro compañero de trabajo consideraron que era demasiado tarde. «Tódolos enlaces vía Madrid e Barcelona están colapsados», afirmó.
Al igual que ella, ante el mostrador de Ryanair se agolpaban a media mañana más de un centenar de personas. La ansiedad se palpaba en el ambiente. La tensión podría cortarse con un cuchillo. Rosa María Pampín, de 83 años, tenía que haber llegado a Londres el lunes. «Hoy [por ayer] tenía una cita médica con mi marido», admitió visiblemente enfadada. Dice que nadie le informó de la cancelación del vuelo y que tuvo que ser la Policía Nacional quien le dijo que tenía que volver a la zona de facturación. «Llevo desde hace 63 años viajando entre Santiago e Inglaterra y nunca me había pasado algo así. Si esto ocurriera en Londres, el trato habría sido muy diferente». Aunque finalmente le dieron la opción de pasar la noche en un hotel, decidió quedarse en el aeropuerto: «No me moví de aquí. No hay derecho. El trato ha sido horroroso, un desastre». Explica que finalmente tendrá que volar a Sevilla, desde donde se desplazará a la capital inglesa: «Si hay avión. No hay derecho».
Sus rostros cansados chocaban con la tranquilidad de los pasajeros de los vuelos previstos para ayer. Solo se suspendieron dos, con destino a Barcelona. En el resto del panel no constaban incidencias y los mostradores de facturación trabajan sin problemas. Se libraron del caos. Solo por un puñado de horas.