La desenfocada temporada del Obra

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Palencia ha sido el triste punto y final a una singladura a la que le faltó perspectiva en el inicio y acierto en los cambios operados sobre la marcha

27 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El Obradoiro 25/26 es una incógnita. Está en un punto en el que podrá salir fortalecido si es capaz de aprender de una temporada, la 24/25, que empezó desenfocada y acabó antes de lo esperado y con mal cuerpo, con la incómoda sensación de que el equipo no estuvo a la altura de la plantilla.

La estabilidad pasa también por un Consejo de Administración que, con o sin Raúl López al frente, sea capaz de sostener el proyecto que se comprometa a poner en marcha. Huelga decir que cuanto mayores sean los recursos económicos mayores serán también las expectativas. Y no está de más recordar que ninguna fórmula garantiza los resultados deportivos porque siempre hay variables que no se pueden controlar. Si el deporte fuesen matemáticas, el Obradoiro nunca hubiese podido sumar trece campañas consecutivas en la Liga Endesa. Y, paradójicamente, bajó el curso en el que hizo un mayor esfuerzo económico.

mal punto de partida

El desconocimiento de la categoría. El Obradoiro no enfocó bien el curso al que le acaba de poner el epílogo deportivo. Una vez que se consumó el adiós a la ACB, el primer mensaje fue el de un presupuesto de dos millones para ascender. Parecía que con eso ya estaba todo medio hecho. Pero se reencontró con una categoría con más nivel del que probablemente esperada, en la que por vez primera en muchos años hubo seis clubes, entre ellos el propio Obradoiro, moviéndose en ese umbral económico, con plantillas de muchos quilates. Los resultados de las primeras jornadas pusieron sobre el tapete una realidad inesperada, dura. Ahí empezaron los cambios en busca de un impulso que no fue suficiente.

reconstrucción

Cambio de guion económico y deportivo. Las primeras derrotas llevaron al Consejo de Administración a optar por un cambio drástico sobre la marcha en la planificación económica y deportiva. El equipo que empezó con Gonzalo Rodríguez varió sustancialmente respecto al que acabó a las órdenes de Félix Alonso. El Obradoiro optó por una gran inversión cuando ya había cedido demasiado terreno.

Onuetu se fue cedido al Prat y Stephens, un cinco con mano en el triple, cortado a la liga Serbia. Llegaron Balvin y Brodziansky, dos pívot con experiencia europea y nivel acreditado en ACB. En el perímetro se lesionaron Leimanis y Rigo, y vinieron Barcello y Faggiano, un anotador y un director distribuidor, avalados por sus hojas de servicio anteriores. Y antes recaló Andronikashvili, internacional georgiano con experiencia en ACB.

El Obradoiro empezó con un tope salarial en las contrataciones que le impidió entrar en la batalla por el fichaje de jugadores que estaban en su radar, porque excedían ese tope. Un caso es el de Tobías Borg, del Palencia. Pero hay alguno más, que acabó en rivales directos.

Ese criterio cambió con las contrataciones que llegaron sobre la marcha, con el consiguiente riesgo de que las diferencias salariales pudiesen pasar factura dentro del vestuario. No fue el caso, porque el grupo siempre trabajó al compás. Quizás pudo faltar el perfil de un guerrillero o un agitador, el de alguien capaz de sacudir un partido, de inyectar energía sobre la marcha. Pero el colectivo nunca fue un avispero.

estabilidad

El ejemplo de los proyectos más firmes. El San Pablo Burgos logró el ascenso con su tercer proyecto. Acertó con la contratación del entrenador y la configuración de una plantilla que fue un gran equipo desde el minuto uno. El Fuenlabrada, a pesar de los graves problemas económicos que atraviesa, encontró la manera de evitar que esos incumplimientos pasasen factura en el rendimiento deportivo. Arrancó también con un grupo equilibrado en todos los puestos, y acabó la liga regular segundo.

El Estudiantes sorprendió con el cambio de entrenador, pero solo hizo un movimiento en materia de fichajes, con la incorporación del uruguayo Joaquín Rodríguez. Los dos conjuntos madrileños están en la final a cuatro.

El del Betis, como el del Obra, es un plantel con mucho pedigrí pero está sufriendo para seguir en la lucha. Decidirá el quinto encuentro frente al Cartagena. En todo caso, apenas ha retocado la plantilla sobre la marcha.

regresión

Recta final descendente. El Obradoiro ilusionó en su mejor racha, sobre todo tras una clara victoria ante el Estudiantes en Sar, con las nuevas incorporaciones dándole mucho vuelo al equipo. Aquel encuentro fue un oasis. Lo cierto es que el equipo acabó la fase regular emitiendo síntomas preocupantes: cayó sin excusas en Fuenlabrada, firmó su peor partido en casa ante el Gipuzkoa y ganó de milagro a un Tizona que venía de perder los siete duelos anteriores y fue barrido en el play off por el Fuenlabrada. Ante el Palencia, sin estar bien, quizás pudo cambiar la historia en el segundo choque, cuando lo tenía controlado, o en el tercero, el de la prórroga. Pero fue inferior en la eliminatoria.