Estas hermanas de Compostela ligaron arte y salud mental para emprender juntas: «Siempre se puede dar un paso más»

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

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Henar y Nerea diseñan recuerdos auténticos inspirados en el Camino de Santiago para tiendas, negocios y alojamientos. Estas hermanas santiaguesas se unieron en un proyecto laboral, Mahene, que compaginan con su otro empleo. Henar tiene su propio gabinete de psicología en Santiago y Nerea trabaja actualmente en una autoescuela.
Henar y Nerea diseñan recuerdos auténticos inspirados en el Camino de Santiago para tiendas, negocios y alojamientos. Estas hermanas santiaguesas se unieron en un proyecto laboral, Mahene, que compaginan con su otro empleo. Henar tiene su propio gabinete de psicología en Santiago y Nerea trabaja actualmente en una autoescuela. SANDRA ALONSO

Henar y Nerea Fernández Paredes están detrás de Mahene, que también busca inspiración propia en el Camino de Santiago

13 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Dicen Henar y Nerea Fernández Paredes que, además de hermanas, son muy buenas amigas. «Siempre tuvimos una relación muy estrecha, incluso compartimos el mismo círculo de amistades», señalan estas compostelanas criadas en Porto do Son y afincadas actualmente en Bertamiráns (Ames). Nerea, la mayor —de 37 años—, destacó desde pequeña por su lado creativo. Y Henar —de 35—, es más analítica. «Formamos un buen tándem porque nos complementamos una a la otra», explican, por lo que decidieron exprimir esa compenetración y sensibilidad compartida en un proyecto emprendedor donde juntaron sus dos profesiones, el mundo del arte y el de la salud mental.

En el 2020, en plena pandemia, empezaron a perfilar lo que hoy es Mahene Centro Integrativo, aunque recuerda la menor de las hermanas que «todo nació, remontándonos muy hacia atrás, en las manualidades que hacíamos siendo aún unas niñas para pagar las excursiones de fin de curso, como una forma de buscarnos la vida». Contaban con el apoyo de su madre, Marian, una profesora con una fuerte vertiente artística, a la que daba salida en forma de esculturas y pinturas. Con las dos iniciales de su nombre y las de sus dos hijas surgió el nombre de Mahene (dejaron fuera al padre, Fernando, aunque también contribuía con sus dotes de comercial a distribuir sus productos, aclaran). «Luego empezamos a explorar otras ramas de la artesanía, con vidrio reciclado o la pintura. En la época de la universidad nos volvimos a Santiago. Nerea hizo Historia del Arte y yo Psicología. Cada una fue siguiendo su propio recorrido laboral, mientras seguía ahí Mahene latente», relata Henar. Estaba ella viviendo en Barcelona cuando el covid-19 puso el mundo patas arriba y, tras el confinamiento, surgió la posibilidad de volver a casa y dar forma a la idea de la empresa familiar.

«Mahene es como un árbol, con diferentes ramas. Tenemos un rama que consiste en realizar talleres artísticos en Santiago aunando la parte de la psicología y el arte, así como retiros en la casita de Porto do Son donde nos criamos, la Casa Madre Tierra. Otra de las ramas creció con el Camino de Santiago: hace dos años abrieron nuestros primos un bar al pie del Camino, en Ribadiso (Arzúa) y nos pidieron hacer allí, en el Bar Manuel, un mural. Dibujamos un peregrino de espaldas junto con una frase [«Siempre se puede dar un paso más»]. Gustó tanto que decidimos hacer postales e imanes del mural y pasamos más tarde a crear otros motivos artísticos inspirados en el Camino», cuentan las hermanas. Así es como juntas dan forma también a murales personalizados y exclusivos de temática jacobea, también disponibles como láminas, postales o imanes, además de pulseras hechas a mano «con cariño, simbolismo y materiales seleccionados». Son los recuerdos y regalos «con alma peregrina» que hacen en Mahene.

SANDRA ALONSO

De esta forma se abrieron las santiaguesas un nuevo camino, uno en el que la conciliación no se hace tan cuesta arriba, que compaginan con un segundo empleo para mayor estabilidad económica. «Nerea tiene una niña de tres años y medio y un bebé de ocho meses. Esto también fue un motivo para emprender, porque ellos querían estar presentes en la crianza de los peques. Y, aunque emprender supone mucho trabajo, te da otra flexibilidad... De hecho, siempre que se puede, llevamos a mis sobrinos a cuestas», indica Henar.