El origen fabril de O Faramello

CRISTÓBAL RAMÍREZ SANTIAGO

SANTIAGO

CRISTÓBAL RAMÍREZ

El noble edificio de Rois, con unos bonitos jardines, forma parte del conjunto de la Real Fábrica de Papel erigida en 1710 en el lugar

28 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

No es propiamente un pazo aunque su nombre sea pazo de Faramello. Sí es un edificio noble levantado en el ayuntamiento de Rois al que se accede tras recorrer doce kilómetros desde la carretera de Santiago rumbo a Padrón, con unos bonitos jardines -simplemente espectaculares en primavera- y que recorre un arroyo con dos nombres, Angueira y Tinto. El conjunto, enorme en extensión, a primera vista parece apretado entra la corriente de agua y las laderas de acusado desnivel que la cercan, pero también en eso radica su encanto.

Un encanto que cierto es que no se adivina en una entrada que incluso puede ser calificada no de vulgar pero si de demasiado sencilla, pero en cuanto se traspasa esa vieja puerta algo cambia. Se respira incluso un aire de misterio al ir acercándose a la capilla, dejando a la izquierda el edificio principal de 2.100 metros cuadrados, visitable su piso bajo, donde no está permitido hacer fotos y que muestra auténticas obras de arte, como un cuadro del pintor italiano del siglo XVI Ticiano, por ejemplo. Palabras mayores en medio de esa finca de 398.000 metros cuadrados.

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El edificio se levantó cuando el siglo XVIII era aún joven, y se enmarca en las directrices estéticas del barroco con influencias italianas. Gonzalo, el dueño, explica el porqué: el fundador fue el marqués de Piombino, de origen genovés. A la pregunta de para qué irguió esa gran casa ejemplarmente conservada, Gonzalo explica que es una parte de un todo que formaba con la Real Fábrica de Papel del Faramello, cuyas paredes se conservan allí mismo. Una fábrica de 1710 y que está considerada uno de los motores industriales gallegos de la época. Sus molinos con sus aperos esperan la visita.

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Una historia bélica

Su historia bélica tampoco es desdeñable, y destaca que en las caballerizas se acumuló un arsenal para combatir a los soldados de Napoleón en junio de 1808. Así se lo explicaron al rey Alfonso XIII cuando descansó entre esas paredes de bien trabajado granito.

Cuenta también Gonzalo que por un privilegio real de 1815 el señor del pazo de Faramello tenía derecho a entrar en la catedral compostelana a lomos de un caballo. «¿Y cuántas veces ejerció ese derecho?». Gonzalo ríe: «¡Nunca!».

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La capilla de 1727

El edificio principal es tan grande y con tal cantidad de piezas de valor histórico que hace olvidar el otro pequeño y entrañable: la mencionada capilla, datada en 1727. Un lugar acogedor en el que llama la atención, y mucho, un sobresaliente retablo de madera. Es obra del maestro José Gambino, que nació en el pazo y que luego fue fundamental en los trabajos de modernización arquitectónica de la catedral de Santiago.

En los jardines quieren destacar el llamado Do recordo, en recuerdo de los fallecidos en la tragedia ferroviaria de Angrois, pero los visitantes preguntan mucho más por las camelias, que abundan: más de dos centenares, entre ellas la que lleva el nombre del lugar y, de hecho, el pazo se localiza en la Ruta das Camelias. Completan el cuadro ochenta variedades de arces japoneses. Todo un lujo.

 Hay visitas guiadas, a las 12.00 y 17.00 horas, todos los días de la semana excepto los lunes; los menores de 12 años no pagan. Es necesario reserva previa, en el 629 172 854.