
Los vecinos de Maroxo urgen la reconstrucción del paso que, hace un año, se derrumbó, obligando a cerrar al tráfico la principal carretera de la parroquia
13 sep 2025 . Actualizado a las 17:24 h.«A última vez que pasei por alí foi o 22 de outubro; ao día seguinte, porque o anterior era feira, cortaron a estrada». Lo cuenta una de las vecinas de Maroxo que esta semana se reunieron en el local social de esta parroquia de Arzúa para romper públicamente su silencio sobre las necesidades que tienen como comunidad. «Estamos abandonados», sostiene otra lugareña, entre un grupo de unas treinta personas que conducen un recorrido que tiene como primer punto de parada «a carretera principal de Maroxo», apunta otro. Es la misma a la que se alude en el preciso testimonio inicial de la información, en la que los vecinos denuncian que en poco más de un mes se cumplirá un año, sin remedio, del cierre al tráfico rodado de la carretera entre Maroxo y Pastoriza, ya en la parroquia de Lema.
La razón es imperiosa: el puente que sortea el río Iso en el límite entre las dos parroquias se vino abajo. Y a las puertas de su primer aniversario, los afectados piden prioridad para la reconstrucción del paso por los perjuicios que les causa el que la carretera esté cortada. Circulando a través de ella, «en 5 minutos estariamos en Arzúa», y utilizando la alternativa, que es la que comunica la localidad con el vecino municipio de Santiso, «lévanos 10 ou 15». Uno de los mayores de la parroquia pone el acento en el trastorno que le provoca «á xente que ten terreos a un lado e a outro da ponte»: los ganaderos, que, explica, «teñen que levar a maquinaria agrícola pola outra estrada, e, ademais do gasto e do tempo que a maiores lles supón, son vehículos que interrompen moito o tráfico, e non hai moito onde adiantar».

El propio alcalde de Arzúa, el nacionalista Xoán Xesús Carril, reconoce que el corte de la carretera causa «un prexuízo importante para moita xente». Coincide el regidor con los afectados en que el tránsito de vehículos pesados hacia las obras de la autovía A-54 precipitó la caída del puente, que, sostienen los vecinos, «con autovía ou sen autovía ía caer». Según explican, en la propia construcción reside el problema, que también diagnostica Carril: «Son tubos galvanizados que fan de encofrado, e, ao botarlle por riba escombro, en lugar de formigón, acaban perforados», apunta el alcalde de Arzúa, que, además, vincula el hundimiento del paso con los efectos añadidos que provoca en las riadas la acumulación de vegetación en el cauce del río.

En cualquier caso, el regidor arzuano avanza que solicitará una reunión «urxente» con responsables del Ministerio de Transportes para reclamar que contribuyan a financiar la reconstrucción del puente, al entender que los camiones de obra que trabajan en la A-54 incrementaron los daños y precipitaron la caída. Xoán Xesús Carril confía en que, en dos semanas, la empresa a la que el Concello de Arzúa contrata la redacción de proyectos concluya el del puente de la carretera entre Maroxo y Pastoriza. Al respecto, señala que desde la administración local trabajan en recabar los permisos sectoriales para la obra, y, por ello, hace unos tres meses, trasladaron a Augas de Galicia una memoria del proyecto en aras a avanzar en la obtención de la preceptiva autorización. «Non temos resposta», apunta Xoán Xesús Carril, para explicar, al hilo, que «aínda que tiveramos os cartos, non poderiamos comezar sen ese permiso».
La reconstrucción del puente —«para o que pedimos apoio na Consellería de Medio Rural e nos dixeron que non nos daban un peso», denuncia el alcalde— requiere una inversión de cerca de 400.000 euros. «Se non temos axuda, teremos que abordalos con fondos propios», asegura el regidor. Los vecinos de Maroxo comprenden que hasta que sea una realidad, «imos estar sen a ponte moitísimo tempo», pero quieren dejar constancia de la situación, porque, dicen, «as palabras lévaas o vento».
El estado de sendas casas abandonadas y el de las pistas, otra preocupación vecinal
La urgencia de reparar el puente del vial hasta Pastoriza no es una demanda que los vecinos de Maroxo hayan trasladado por escrito al Concello de Arzúa, donde sí, según indican, tienen constancia formal y reiterada de otros dos problemas: los baches de las pistas, y sendas casas abandonadas que suponen un peligro, porque la maleza conlleva «risco de incendio, ademais de ser un foco de bichería», denuncian. Una de esas viviendas —la antigua casa rectoral— empezó a limpiarse esta semana. «As silvas pasaban por riba dos cables», señalan.
Y en Fondevila, la vegetación sin control en un solar invade la propiedad colindante, con una vivienda habitable que sí utilizan sus dueños. Este último caso lo revisarán en el Concello arzuano. A ello se compromete el alcalde, según el que la problemática que denuncian en Maroxo es generalizada. «Non actuamos de oficio, pero si se lle require aos propietarios que limpen. O problema —señala Xoán Xesús Carril— é que o 80 por cento non fan caso».
Sobre el estado de las pistas, el alcalde de Arzúa afirma ser «coñecedor». Apunta que, entre las obras aprobadas esta semana para acometer con los fondos adicionales del POS de la Diputación, figuran dos pistas en Maroxo: la de A Xunqueira, y la que discurre entre Igrexa y A Pena. Las demás se incluirán en un plan de rebacheo que se ejecutará cuando esté resuelta la liquidación del presupuesto del año pasado, y puedan utilizase los fondos del remanente de tesorería.