La primera aparición de la Sociedad Deportiva Negreira en la Copa del Rey queda ya para la historia. Una bonita historia en la que todo salió muy redondo y que puso sobre el tapete todo lo mejor que tiene el fútbol. Si acaso, sobró algo de lluvia y faltó un gol local, que estuvo cerca.
Solo este campeonato permite que se crucen clubes que pertenecen al espectro aficionado con entidades súper profesionales. Para los tres mil seguidores que llenaron el García Calvo no fue un partido más. Fue un partido que recordarán para siempre.
El balance económico está pendiente de una reunión para cerrar cuentas. Hubo muchos ingresos, pero también gastos. En todo caso, supondrá una notable inyección económica para las arcas rojillas, a un presupuesto que ya estaba cuadrado. En el lado emocional, la Real Sociedad se llevó el partido, pero también el afecto y el reconocimiento.
Compareció con todos los jugadores disponibles de la primera plantilla. Antes del partido el capitán rojillo, Juan Diego, anticipaba que ver a Oyarzabal pisando el césped del García Calvo sería algo nunca visto. Al final, el entrenador, Sergio Francisco, tuvo el detalle de darle incluso unos minutos, con la eliminatoria virtualmente resuelta y probablemente en contra de quienes son incapaces de ver el fútbol más allá de los resultados. Siempre podrán decir que fue exponer al delantero internacional a un riesgo. Y es cierto. Pero para los seguidores del Negreira y para la historia del García Calvo quedará que el autor del gol que le dio la victoria a España en la final de la Eurocopa frente a Inglaterra también jugó ante el equipo de Preferente. Y eso no tiene precio.
No se quedó solo en ese detalle la implicación de la Real Sociedad. Los jugadores siempre hicieron gala de cercanía, antes y después del partido. Intercambiaron y o regalaron todas las camisetas.
Cuando la emotividad eclipsa al negocio, el fútbol muestra su mejor cara. La que se vio el martes en el García Calvo. El club y el Concello pusieron todos los medios, la afición tuvo un comportamiento ejemplar y la Real Sociedad, que también tuvo su cuota de seguidores en la grada, se ganó el reconocimiento.