Tania Veiras, cantante: «El verano está siendo una locura»

ORDES

cedida

Ha explotado esta temporada con más de cien actuaciones por toda Galicia y reafirmala evidencia: este verano lo estamos dando todo

16 sep 2022 . Actualizado a las 15:45 h.

Es una de las sensaciones del verano. Tania Veiras (Ordes, 1989), con mucho talento y mucho trabajo revienta verbenas allá donde va. Si usted es aficionado a las fiestas populares seguro que ya la ha visto, así que no le cuento más. Hablamos en uno de los raros días de descanso que tiene este verano.

—Ha vuelto a Ordes.

—Sí. Viví unos años en Vilagarcía, pero ahora estoy en Ordes.

—Nada como la casiña, ¿eh?

—Nada como la aldea. Vivo en una casa con jardín y piscina. Nada de piso.

—¡Menudo verano!, ¿no?

—Increíble. Cuando empecé no me imaginaba que a día de hoy llevaría cien actuaciones encima. Este verano está siendo una locura. Imaginábamos que habría trabajo, pero no tanto. Mi cuerpo ya no estaba acostumbrado a esto.

—Hay quien dice que la gente ha tomado conciencia de este verano, como el último, teniendo en cuenta lo que nos avanzan para el invierno...

—Yo creo que la gente no es consciente de lo que se nos viene encima, o eso nos están intentando meter en la cabeza. Quieren desquitarse del tiempo perdido. Han sido dos años sin fiesta y la gente se gasta todo lo que no ha podido gastar estos dos años.

—Mi compañera dice que nunca había visto tanta gente en la verbena de su pueblo como la que vino a verla a usted.

—Yo no soy consciente de esas cosas porque voy a verbenas grandes y voy a verbenas pequeñas, pero es verdad que me han hecho esos comentarios y no puedo más que dar las gracias. Me siento halagada cuando me lo dicen. A veces nos escriben en las redes sociales y nos dicen que nos han visto en tal fiesta y que nos van a ir a volver a ver a otra. Y vienen. Pero a veces, desde la otra punta de Galicia. Estoy muy agradecida porque, al final, sin el público no somos nadie.

Usted sale mucho en televisión.

—Tuve que dejarlo todo: estaba de reportera y trabajaba en una productora de lunes a viernes, porque con las actuaciones que se nos vinieron encima, no podía. En invierno siempre aparecen programas. Lo que siembras en invierno, lo recoges en verano, porque la televisión es la mejor publicidad.

—Usted sigue un modelo de éxito: Ana Kiro, Pili Pampín, Eva Iglesias, Fátima Pego... Estrellas de la televisión y de las verbenas.

—Las orquestas son una tradición y, aunque al final acabemos en televisión, casi todas pasamos por las orquestas. Es una buena escuela la orquesta.

—Y usted ¿dónde está más a gusto, en la tele o en el escenario?

—No podría escoger. Es como si me pregunta a quién quiero más, si a papá o a mamá. La televisión me gusta muchísimo, pero en el escenario tengo al público más cerca y creo que domino mejor ese campo. Me gusta interactuar con la gente.

—¿Y según donde tocan, cambian el repertorio?

—Sí, claro. En Galicia somos muy diferentes. Pontevedra es muy bailonga y ahí tiene que ser baile y baile. En A Coruña, el primer pase es de baile, pero cuando aparece gente joven, tienes que meter más caña. La gente joven de A Coruña es más de reguetón y chunda chunda. La de la costa, es como Pontevedra. Lugo costa es bailonga, pero en el interior son más tradicionales.

—¿Y la canción que nunca falla?

—Yo tenía un tema que había dejado fuera porque lo tocaba siempre: Torre de arena, pero este año, que no lo tocábamos, la gente nos lo pedía. Así que lo hago, pero diferente, en medio del público.

—¿Y cómo empezó con esto?

—Pues en 2012 entré en Recantos, un concurso de Luar y empecé a encadenar casualidades. Las comisiones de fiestas me empezaron a llamar como solista para cubrir el descanso de las orquestas. Y al verano siguiente me llamaron de otra orquesta que se había quedado sin cantante. No tenía ninguna experiencia. Eva Iglesias me enseñó el paso básico de la cumbia, que todo cantante de orquesta tiene que saber. Y ahí hice tres temporadas hasta que me llamaron para presentar Luar.

—Dentro de quince años ¿se ve en el escenario?

—Sí, pero en otro formato. Creo que en quince años ya no podré bailar tanto. No creo que pueda aguantar el ritmo.

—¿Recuerda algún concierto con más cariño?

—Muchísimos. Pero este año, en las fiestas de Ordes, cuando acabé de cantar Torre de arena, me puse a llorar como una loca. No podía ni hablar. Fue muy especial.

—¿Celta o Dépor?

—No veo nada de fútbol, la más ignorante de fútbol soy yo.

—¿Cómo era de pequeña?

—Una santa. Mi madre me ponía los dibujos animados y ahí me quedaba.

—¿Nunca la echaron de clase?

—Yo fui buena nena hasta que llegué a la edad del pavo y me convertí en la niña más tonta del mundo. Me echaron una vez. Por hablar mucho.

—¿Sabría hacer una empanada?

—Sí, sí. Durante el confinamiento hice muchas. Así me puse. Pero en realidad, la cocina no se me da muy bien.

—Defínase en pocas palabras.

—Soy demasiado sensible, aunque tengo mucho carácter. Luchadora y muy llorona.

—Viviendo en el campo, tendrá mascotas.

—Tenemos dos perros. Y gallinas. Aunque esa sección, yo no la llevo mucho, ja, ja.

—Pero los huevos seguro que los come.

—Por supuesto. Me encanta todo lo de casa.

—¿Con qué red social se siente más a gusto?

—Con Instagram, claro.

—¿Ha usado Tinder alguna vez?

—No, pero me han hecho varios perfiles falsos. También en Onlyfans.

—Una canción.

Flor pálida, de Marc Anthony. Es una canción que siempre me anima.

—¿Lo más importante en la vida?

—Ser feliz. Y a veces es muy complicado. Y tener salud mental, que en estos momentos es muy importante