El acusado de vender coca a una red de Padrón alega que se dedica al marisco

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

PADRÓN

Sánchez Buga -primero por la izquierda- es el principal acusado en la causa.
Sánchez Buga -primero por la izquierda- es el principal acusado en la causa. álvaro ballesteros< / span>

El padronés implicado en la trama no será juzgado porque ha fallecido

14 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A mediados del pasado mes de noviembre, el padronés Fernando Baleirón Abuín aceptó una pena de seis años de cárcel por liderar una red dedicada al tráfico de drogas en el municipio y en la comarca del Sar. No era el único problema que tenía con la justicia. De hecho, ayer se tendría que haber sentado de nuevo en el banquillo de la sección compostelana de la Audiencia Provincial acusado de los mismos cargos en el marco de otra investigación. No lo hizo, porque falleció tan solo unos días después de pactar con el fiscal para rebajar su pena a cambio de admitir los hechos. Los que sí lo hicieron fueron los otros cuatro acusados, entre los que se encuentra José María Sánchez Búa, un arousano vecino de Guillán (Vilagarcía) que está considerado como el que suministraba la cocaína al grupo de Padrón y al que el fiscal pide un total de diez años de prisión y multa de 785.629 euros por tráfico de estupefacientes y blanqueo de capitales.

El Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de la Guardia Civil que investigó el caso entre el 13 de marzo y el 12 de mayo del 2009 intervino los teléfonos de Baleirón Abuín y de Sánchez Búa, que en aquella época hablaban entre tres y cuatro veces al día y se enviaban numerosos mensajes telefónicos. En sus conversaciones, reproducidas ante el tribunal, empleaban siempre un lenguaje en clave en las que utilizan términos como «eso», «lo otro», «lo tuyo», «las bolas» o «el jamón» para referirse al producto que el arousano vendía al padronés. Según el fiscal del caso, Álvaro García Ortiz, era cocaína, pero el vilagarciano aseguró ayer en su interrogatorio que se refería a marisco, ya que él y su familia tienen parques de cultivo en Carril (Vilagarcía).

Muchas precauciones

Según José Sánchez, lo que le compraba con tantas precauciones Fernando Baleirón era en realidad almeja babosa y el motivo por el que hablaban en clave era porque todo aquel marisco se vendía fuera de lonja -en b- y tenía miedo de que le pudiera descubrir Inspección Pesqueira. Eso justificaría, en su opinión, que en otra conversación telefónica grabada por el EDOA llamase a Baleirón para advertirle de la presencia de un coche que había arrancado al verle pasar y le dijese crípticamente: «Échale un ojo por ahí porque hay viento» y «ya te aviso yo, sal por ahí y verás como te das cuenta». Preguntado por el fiscal si la venta de marisco ilegal obligaba a tomar tantas precauciones señaló que temía que le interceptase Inspección Pesqueira.

En la causa están también acusados, aunque solo por blanqueo de capitales y no por narcotráfico, la mujer de Sánchez Búa, la también vilagarciana Luz María Alonso Outeda, así como el padre de esta, José Antonio Alonso Souto, y el padrino del primer hijo del matrimonio, Carlos Ramón Bardanca Castro, vecino de Carballo y que trabajó durante casi una década en la misma orquesta en la que cantaba la esposa del presunto narco. A los tres el fiscal les pide cuatro años de cárcel.

La mujer del principal implicado está acusada de participar en el blanqueo junto a su marido, por lo que también se le piden 769.070 euros de multa. Ella lo niega y asegura que todas las cuentas de la familia eran cosa de su esposo. El padre y el padrino tenían a su nombre dos coches de alta gama que fueron hallados en el registro efectuado en la casa de los acusados. Bardanca explicó que estaba allí porque estaban intentando venderlo y que si el seguro se pagó desde la cuenta de Luz María Alonso fue porque el vehículo estaba a nombre de su exnovia y necesitaba hacer el pago a nombre de una mujer. José Antonio Alonso señaló, por su parte, que se fue a vivir a Alicante por trabajo y dejó allí el coche porque no tenía garaje.