No pasa nada

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO CIUDAD

03 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo es posible en Santiago. Porque esta es una tierra en la cual no salen a la superficie los problemas de fondo, vivimos en el ocio y en la abundancia, y no queda otro remedio que buscar qué hacer para no aburrirse. Y el debate de la semana es si el Parlamento declara o no primer presidente de Galicia a un señor que no fue elegido democráticamente porque resulta que vivíamos —eso es muy cierto— en una férrea dictadura.

O igual sí, igual hay problemas reales como lamentar que no existan lugares de ocio nocturno en Negreira, un auténtico problemón y no los aranceles que va a poner Trump o el destrozo que ha causado en las bolsas mundiales la china DeepSeek, porque qué va, cómo nos van a afectar tales cosas, y si nos afectan será culpa de Sánchez, solo faltaría que un joven no tuviera derecho a salir hasta las cinco de la mañana.

Tampoco debe preocupar la plaga de pisos turísticos, que ha hecho que cualquiera de esos muchachos ni pueda plantearse vivir en la ciudad, y queda reducida la cosa al mundo político, de manera que ese joven si tiene locales de ocio nocturno en la comarca ya debe estar feliz.

Otros asuntos derrochan lejanía, como la explotación (casi esclavitud) de unos inmigrantes que malvivían en un antiguo burdel de Ordes sin agua ni electricidad (por cierto, tirón de orejas a los cuerpos de seguridad porque ni se enteraron hasta que un camionero avisó a una ONG de lucro, pero también a los vecinos de Begonte —donde trabajaban— y del propio Ordes: nadie vio nada raro en las rutinas de esas ochenta y dos personas que sin duda llamaban la atención).

En fin, todos tranquilos: se va a rebajar el número de horas semanales que hay que trabajar. ¡Estamos salvados!