El infalible sistema de seguridad «de toda la vida» a base de trancas de la Colexiata de Sar de Santiago frustra un intento de robo

SANTIAGO CIUDAD

El ladrón llegó a destrozar la cerradura con una pata de cabra, pero fue incapaz de mover las puertas, que están ancladas a la piedra
19 mar 2025 . Actualizado a las 17:57 h.La Colexiata de Sar, el segundo templo en importancia de Santiago tras la Catedral, ha sido objeto de un intento de robo. Sin embargo, esta vez, el o los ladrones no tuvieron éxito y no lograron acceder al interior. Y fue gracias al sistema de seguridad que, aconsejado por la Policía Nacional, en su día instaló el cura párroco, don José Porto Buceta, que hoy en día es emérito y su plaza la ocupa don Ricardo Sanjurjo. «Es un sistema de toda la vida, a base de trancas de hierro forjado, pero ha funcionado», explica este último.
El mecanismo protector es tan sencillo como infalible. Las trancas de hierro están ancladas a la piedra de la iglesia, por lo que aunque los ladrones logren reventar la cerradura, nunca podrán mover las puertas «que además son de buena calidad», añade don Ricardo. Y es que las de la entrada son de madera maciza y de gran grosor, lo que supone un plus de protección.
Lo que no ha podido evitarse es el destrozo. El ladrón, al hacer palanca con la pata de cabra, llegó a arrancar trozos de madera de las puertas. «Repararlas costará un buen dinero», advierte el párroco de Sar, que cree que, en principio, el seguro lo cubrirá, aunque en la parroquia siempre pueden contar con la colaboración de los feligreses, que acostumbran a ser generosos cuando se trata de cuidar un templo que es uno de los principales símbolos de Santiago por su importancia histórico-artística.
No es la primera vez que la Colexiata de Sar sufre la acción de los cacos. No obstante, hace ya dos años que don Ricardo sustituyó a Porto Buceta como párroco y en todo este tiempo no se habían producido incidentes de este tipo. El templo tiene además cámaras de seguridad, aunque están en el interior, por lo que habrían grabado al caco en caso de que hubiese logrado entrar.