El esfuerzo por mejorar las aguas de la antigua mina de Touro da sus frutos

La Voz SANTIAGO

TOURO

Dos trabajadoras de Cobre San Rafael analizan los valores del agua en la confluencia de Portapego y Lañas
Dos trabajadoras de Cobre San Rafael analizan los valores del agua en la confluencia de Portapego y Lañas XOAN A. SOLER

Cobre San Rafael destinó 3,4 millones a unas obras que han devuelto la fauna a los cauces más próximos a la explotación

08 oct 2023 . Actualizado a las 05:05 h.

La explotación de la mina de Touro-O Pino entre los años 1973 y 1986 dejó tras de sí unas consecuencias ambientales que se mantienen cerca de cuatro décadas después de su cierre. Unos efectos secundarios con los que lucha por acabar Cobre San Rafael antes de poner en marcha su proyecto extractivo. La prioridad ha sido la recuperación de las aguas de la histórica mina, y en ese objetivo ha invertido más de 3,4 millones de euros en acciones que incluyen un complejo sistema de canalizaciones para reconducir las aguas ácidas derivadas del antiguo depósito donde se almacenaban los estériles de la planta (que hace medio siglo se construyó sin impermeabilizar) y de las escombreras.

Todas esas aguas se recuperan y se conducen a la Planta de Tratamiento de Agua (PTA): «Un laboratorio acreditado verifica con sus analíticas que cumplimos los estándares más rigurosos de calidad de agua; incluso en metales estamos por debajo de lo especificado para agua potable». Lo enfatiza Tino Penedo, ingeniero agrónomo implicado en el proyecto recuperador de Cobre San Rafael, que espera que la administración autonómica dé luz verde a la solicitud que salió esta semana a exposición pública para verter esas aguas al regato Pucheiras, tributario del Brandelos. Subraya que de llegar esa agua, la mejora del cauce será inmediata.

Imagen cedida por la empresa, de fauna que vuelve a cauces fluviales del entorno de la antigua mina
Imagen cedida por la empresa, de fauna que vuelve a cauces fluviales del entorno de la antigua mina

Porque los cursos fluviales más próximos a la mina han mejorado de forma espectacular, pero la intención es que lo hagan aún más. Por ejemplo, en la confluencia de Portapego y Lañas «se ha pasado de un pH de 3,5 hace tres años a más de 5. Subir más de dos grados es complicadísimo». La turbidez del cauce de entonces, sin fauna, dejó paso a aguas más cristalinas, donde ha vuelto la vida: «E irá a mejor con el tiempo».

 

Sobre el terreno, el personal del área de medio ambiente de Cobre San Rafael analiza entre otros parámetros la conductividad y pH de las aguas
Sobre el terreno, el personal del área de medio ambiente de Cobre San Rafael analiza entre otros parámetros la conductividad y pH de las aguas XOAN A. SOLER

Detrás está todo el trabajo del equipo de medio ambiente que Cobre San Rafael despliega en la zona. Sonia Soto y Antía Ferro son las encargadas de realizar controles semanales en múltiples puntos, desde las confluencias de Portapego-Lañas, Brandelos-Ulla y Lañas-Ulla, a los cursos más próximos al entorno minero, como el Felisa, el Pucheiras, Brandelos, Barral o Angumil. Con sus propios equipos miden el pH, conductividad, oxígeno disuelto y temperatura. Pelayo Fernández, geólogo, se encarga de recopilar todos los datos, y constata la evolución positiva de las aguas. Los cauces más próximos a la antigua mina (Portapego, Barral y Felisa) han reducido claramente la presencia de metales y su pH ha pasado de 3 a 6. Ha sido clave, explica, cerrar el aporte de aguas ácidas, que Cobre San Rafael trata en la PTA que desde agosto del 2022 ha tratado más de 1,5 millones de metros cúbicos en circuito cerrado. Además, mensualmente se envían muestras al grupo de ingeniería del agua de la Escuela de Caminos de la UDC (Geama).

La empresa construyó un canal de 1.040 metros de longitud, para evitar que agua de lluvia y escorrentías se contamine con residuos de la antigua mina
La empresa construyó un canal de 1.040 metros de longitud, para evitar que agua de lluvia y escorrentías se contamine con residuos de la antigua mina XOAN A. SOLER

La construcción de un canal al norte de 1.040 metros también evita nuevos arrastres contaminantes. La empresa tiene también solicitado el permiso para verter esas aguas al rego Barral, que llega al Lañas. «Es agua de lluvia, de infiltraciones y escorrentías», explica Penedo, que con el canal evitan se mezcle con el material que dejó la antigua empresa al cerrar en 1986. Y, a mayores, se construirá una balsa de decantación y se llenará el canal con plantas acuáticas para entregarla al dominio público en perfectas condiciones: es el trabajo al que se entrega el equipo medioambiental de Cobre San Rafael.

Recogida de muestras de agua, que se envían mensualmente desde distintos puntos a analizar al laboratorio del Geama, de la Universidade de A Coruña
Recogida de muestras de agua, que se envían mensualmente desde distintos puntos a analizar al laboratorio del Geama, de la Universidade de A Coruña XOAN A. SOLER

Estudios con CSIC y universidades

Miles de analíticas miden el resultado de las obras de ingeniería. Desde el 2017 se han efectuado 4.300 controles sobre el terreno, más 1.200 muestras analizadas en laboratorio por el Geama, con más de 67.000 datos recopilados. Y están los proyectos con instituciones científicas, como Ambarulla, liderado por el grupo de Biogeoquímica Marina del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC, que indica que «en conjunto, el agua fluvial que llega a la ría de Arousa por los ríos Sar y Ulla, que desembocan en Padrón, no supera los límites legales para concentraciones marcados para el uso y vertido de aguas». Otro informe de la red de estaciones biológicas de la Universidade de Santiago determinó un estado ecológico muy bueno para el Lañas, moderado para el Brandelos y bueno para el Ulla. Y es que Tino Penedo asegura que no llega contaminación de Touro al Ulla: «Es una polémica sin base científica ni datos que la respalden». Así, otro informe de la USC sobre composición y calidad de aguas del tramo final del Ulla concluye que es «muy buena». Se realizó dentro del convenio de Cobre San Rafael con parquistas de Carril, que pretenden renovar de cara al 2024.