Ascenso a un mirador tras visitar Vilalba y sin salir de Val do Dubra
VAL DO DUBRA
![](https://img.lavdg.com/sc/DgZBQSJlx6WNF51Icf8ia_Kuy_k=/480x/2023/12/08/00121702058402434137236/Foto/SD9C9F2_185839.jpg)
Se trata de una ruta para hacer en coche por una zona que conserva su fuerte acento rural
09 dic 2023 . Actualizado a las 21:03 h.Es esta una ruta para hacer en coche y especial para los amigos de los hórreos, porque de estos últimos hay muchos, prácticamente todos muy elevados sobre el nivel del suelo y, como suele ser habitual, en muy diversos estados de conservación. Son tierras de Val do Dubra que se caracterizan por unas aldeas que no pueden presumir de gran arquitectura, el constante verde de los campos, los preciosos valles y las plantaciones de eucaliptos. Típica Galicia muy cercana a Santiago pero que conserva su fuerte acento rural y sus abundantes muestras de un humilde arte popular que va desapareciendo poco a poco.
Así, cuando en la capital del municipio se elige el desvío a la izquierda a Santa Comba ya aparece a la derecha un molino, un hórreo (a los 300 metros), un alto cruceiro (a los 400), una iglesia moderna (a los 500), un segundo y enorme hórreo de 1945 a la izquierda (a los 700) y el campo de la feria (a los 800).
Un buen preámbulo a lo largo de esa carretera ancha, pintada solo en los bordes y de firme aceptable. A los tres kilómetros justos, en Bascuas, se elige la derecha para ir a Vilalba (km 4,1), que se extiende en la suave ladera de una montaña vieja y alomada como pocas. Curioso: si ese alba del topónimo se refiere a la llegada diaria de los rayos del sol, el monte la tapa, porque no le dan hasta bien avanzada la jornada. Y si se refiere a viviendas —alguna, de piedra vista, interesante— blancas o incluso a una piedra blanca, no parece corresponder a la realidad.
En cualquier caso en Vilalba se elige la derecha pensando en ganar Lal, otra aldea pequeña que dista solo 1.900, con el enésimo buen ejemplar de hórreos si bien necesitado de algunos mimos.
Toca descender en marcha corta y con el pie presto a pisar el freno: gran pendiente y pista muy estrecha, un tramo que remata al cruzar el Rego de Rodís, que se cruza por el puente al cual presta su nombre. Bonito entorno. Justo antes y después del puente arrancan sendas pistas (izquierda y derecha, respectivamente) anchas y sin asfaltar idóneas para dar un paseo lo largo que uno quiera. La de la diestra conduce sin pérdida posible, puesto que solo hay que poner un pie delante del otro siempre adelante, a la aldea de Pazo, a kilómetro y medio del inicio de la ruta.
![](https://img.lavdg.com/sc/e1avnD_RcbubWiCw9q9kW4xQbTA=/480x/2023/12/08/00121702068541589529158/Foto/S_20231208_115142000.jpg)
Pero si se prefiere continuar en coche por el asfalto, enseguida se distinguirá al fondo un monte alto, con la cumbre llena de antenas, y esa es la meta, y además no hay pérdida: se alcanzan unas casas (Soutiño, con más hórreos, uno muy peculiar por el tipo de piedra) y entre ellas arranca una pista muy estrecha a la diestra —señalizada— que va a presentar pendientes muy fuertes. No es peligrosa, pero en absoluto sobra extremar la precaución. Atención al hórreo de 1944 a la izquierda, que se merece una foto.
Es tan solo un kilómetro no apto para conductores noveles. A la izquierda aparecerán dos pistas. La primera en una curva y la segunda muy poco más adelante. Los amigos de andar pueden ir por esta última, ya que marcha en paralelo al asfalto y va a morir donde las antenas.
![](https://img.lavdg.com/sc/teSkxvVm7P379PsYloiPQIYytC8=/480x/2023/12/08/00121702058402766756907/Foto/SD9C9F2_185856.jpg)
Pero es que, además de las antenas, en esa cumbre espera un mirador de diseño sencillo nada agresivo no apto para personas con vértigo, desde luego muy seguro tanto bajo los pies como los laterales, que cuentan con una protección adecuada. La panorámica es indescriptible, y mucho más si el día amaneció claro y hay niebla en el valle. Un panel en excelente estado ayuda a comprender el paisaje, desde las aldeas a la carretera que discurre allá abajo.