Cien bombas y dos alcaldes para celebrar el centenario de Consuelo

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

VEDRA

concello da estrada

La estradense sopló las velas en Vedra, donde vive con su hija

23 jun 2025 . Actualizado a las 17:24 h.

Consuelo Borrageros Brey fue este domingo la mujer más feliz del planeta. No solo por haber soplado las cien velas, sino también por haber podido celebrarlo con las felicitaciones en persona de dos alcaldes: el de A Estrada y el de Vedra.

Desde hace un año, Consuelo está un poco más delicada de salud y por eso se ha trasladado a vivir con su hija María en Vedra. Por eso el alcalde de esta localidad, Carlos Martínez, acudió el domingo a darle la enhorabuena.

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Pero los otros 99 años, Consuelo los vivió en A Estrada, donde sigue empadronada. «Non a demos de baixa alí porque está encantado co seu centro médico e vai ao médico alá», cuenta su hija. Además, Consuelo tiene un fuerte vínculo emocional con A Estrada y con su actual alcalde, Gonzalo Louzao. Consuelo, que es originaria de la parroquia de Lagartóns, se casó en su juventud con Manuel Silva Vázquez y fijaron su residencia en Constenla (Cereixo). Él era albañil y ella llevaba el peso del hogar y de la huerta. En Cereixo educó a sus hijos María y Pepe y en Cereixo vio crecer también a un pequeño llamado Gonzalo que hoy es el alcalde de A Estrada. Consuelo y Gonzalo no solo son vecinos sino también amigos. Ella, que está orgullosa de que aquel pequeño de la parroquia haya llegado a alcalde, hace meses que esperaba impaciente su centenario para recibir las felicitaciones oportunas. Él no la defraudó y este domingo se presentó ramo en mano en el municipio de Vedra.

La celebración continuó con cien bombas de palenque —una por cada año—, con pinchos para todos los vecinos y con almuerzo con la familia en la parrillada Villaverde. Consuelo, que tiene dos hijos y tres nietos, no pudo estar más feliz rodeada de toda su gente.

Más de una vez le han preguntado a Consuelo el secreto de su longevidad tan bien llevada. La centenaria no solo conserva buena memoria, sino que se vale por sí misma para casi todo y aún se ofrece para ayudar en la casa. «Levántase e fai a súa cama. O resto fágoo eu porque agora estou xubilada, pero se lle digo que vou para a horta aínda me pregunta se quero que me bote unha man», cuenta su hija María.

Consuelo es de buena cepa. En su familia fueron siete hermanos y, además de ella, viven otros dos: Eva, que tiene 102 años, y Erundino, de 92.

Nada de alcohol, solo infusiones

No es de las que se levanta con el canto del gallo. Ella suele levantarse a las 12.00 y desayunar un Actimel, una taza de chocolate y dos tostadas con queso fresco y mermelada. Come a las 15.00 horas —una costumbre que ha quedado en casa de cuando su hija llegaba tarde de trabajar— y a las cinco duerme una siesta. Come de todo, pero en pequeñas cantidades. «Un casi nada», dice su hija. Consuelo merienda a las ocho de la tarde y a las once de la noche, cuando muchos mayores ya van por el segundo sueño, cena queso fresco con frutas de temporada. «Deitase á 1.30 ou 2.00 da mañá», explica su hija consciente de que no es lo habitual.

Entre las aficiones de Consuelo está ver la tele —sobre todo el Quen anda aí? y el Luar de la TVG, que sigue religiosamente todos los viernes hasta el final— y disfrutar de los suyos cuanto puede.

No hay más secretos. «Copiña ela non toma ningunha», constata su hija. «Antes comía con viño, pero agora, con tanta medicación, non pode. Como a auga non lle gusta soa, toma infusións de macela con tila ou auga con limón», explica. Con esta receta, ha llegado a los 100.