Los universitarios se presentan como grandes afectados por los cambios en Netflix: «Yo no pago por la cuenta que uso, así que...»

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez SANTIAGO / LA VOZ

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Andrés Vázquez

Quienes estudian en Santiago tendrán que ir, al menos, una vez al mes a su casa si comparten cuenta con su familia y olvidarse de cederla a sus amigos

14 feb 2023 . Actualizado a las 00:11 h.

Las cuentas compartidas se han terminado en Netflix y no se habla de otra cosa. La compañía de vídeo bajo demanda, que oferta producciones audiovisuales en internet, ha decidido acabar con este modelo vinculando cada cuenta a un domicilio y permitiendo tan solo a los planes de pago más caros la posibilidad de añadir invitados por 5,95 euros. Las personas con rentas bajas son las principales afectadas, además de aquellas que alternen de una casa para otra. ¿Quién cumple el perfil por sus dos partes? El estudiante universitario, ese que tanto abunda en Santiago de Compostela.

A pesar de carecer casi por completo de ahorros en su mayoría, tener una cuenta en alguna de las plataformas de vídeo estilo Netflix es una condición indispensable para la vida y el día a día de la mayoría de los jóvenes gallegos. Eso sí, todo el mundo se las ingeniaba, pues es muy común que los padres de uno de ellos acabasen pagando, en una cuenta supuestamente familiar, la conexión de tres o cuatro amigos del hijo. 

«Estou pensando en dar de baixa a miña conta, pois estouna a compartir cos meus curmáns e cada un vive onde vive», afirma Raquel Vilar, estudiante monfortina de Psicología en la USC. Su modo de consumo le hace imposible la viabilidad de su cuenta, pues en ningún caso habría consenso en torno a quien se la queda. Antes que tener una disputa entre primos por una cuenta de Netflix vale la pena cerrarla y buscar opciones más baratas, como las que ofrecen otras plataformas de vídeo bajo demanda, como HBO o Disney+. 

Esta misma alumna pone de manifiesto otra de las aristas del problema: «Non ten sentido que pague por unha plataforma que só podo ver se estou na miña casa». El nuevo modelo le imposibilitaría tener dos viviendas, la familiar y la de estudio, a no ser que vaya a su casa de Monforte al menos una vez al mes y utilice la cuenta de Netflix con la red wifi de allí. «Digo eu que se a pagas será polo menos para poder usala onde queiras, como fan o resto de compañías, non?».

Diana Tuñas, que estudia Derecho, se encuentra ante el problema de tener que compartir cuenta con sus padres, no con amigos. «No meu caso, vou á casa case todas as fins de semana, así que polo momento non debera haber problema máis aló do fastidio que supón ter que andar conectándome cando menos unha vez ao mes», comenta. Los problemas pueden aparecer en el futuro, en el caso de que ella vaya menos a su vivienda familiar. «Eu teño o Netflix posto no meu piso de Santiago e non querería ter que elixir entre telo nunha casa ou noutra, porque non me quero quedar sen el nin tampouco llo quero quitar aos meus pais, evidentemente».

Más allá de los modelos familiares, que al final es lo que plantea Netflix, muchos universitarios comparten cuenta con sus amigos. El triple salto mortal lo da Gala Hermo, cuya cuenta se divide entre sus padres, sus hermanos y sus amigos, como es Pablo Fernández. «Antes de que se produjesen estos cambios yo tenía mi cuenta registrada en el ordenador de Pablo. Cuando vi que se iban a producir estas novedades, le dije que no se preocupase, que iría a mi casa una vez al mes para conectar el dispositivo y poder seguir usándolo con tranquilidad». La interrumpe Pablo: «Entón, díxenlle eu: “Claro, vas á túa casa coa miña computadora? Imposible”».

No quedó otra que cerrar sesión en el portátil de Pablo, de modo que este se queda, desde ahora, sin acceso, por el cual no pagaba al hacerse cargo de todo los padres de Gala, que estaban de acuerdo con el tinglado. No es que le importe demasiado, «pois teño Amazon Prime contratado e ademais Netflix tan só o usabámolo para ver algo xuntos, polo que tocará empregar o seu dispositivo e xa está». Lo tiene claro: «Será unha boa plataforma, pero non compensa polo prezo que ten agora mesmo». 

«Yo no soy el que paga, así que dependo de que la persona que lo hace se quiera dar de baja con estas novedades o no». El que se plantea ahora es el caso de Andrés Fernández, de A Coruña y estudiante de Derecho. Él lo tiene todo pensado, pues saca a la palestra un dato clave: con el Bono Cultural Joven se pueden sufragar hasta cien euros en plataformas digitales, como lo es Netflix. «Si me lo quitan, lo contrataré de nuevo con esa ayuda», asegura el joven. 

Entre todos estos universitarios, hay alguno que nunca ha confiado en Netflix y que ahora todavía lo hará menos. Breixo Nogueiras y Salvador Sánchez, estudiantes de Física, dicen de esta plataforma que no tiene la suficiente calidad en sus contenidos como para pagar lo que se paga por ella y atender a sus exigencias. «Nós, de feito, temos desde hai tempo Amazon Prime, que dá moitas máis vantaxes que só as series e o cine e ademais ten unha programación moito máis interesante, ao noso modo de entender», aseguran los jóvenes. 

Toda la polémica se acrecienta al saber que Netflix había seguido en los últimos años una política de uso que incentivaba las cuentas compartidas. Era común que en sus redes sociales se apelase a este tipo de sistemas, casi publicitándolos, por lo que el volantazo que supone su erradicación ha cogido a más de uno con el pie cambiado.