Santiago tiene los taxis más caros de Galicia, que hartan a los jóvenes de concellos vecinos que quieren disfrutar de la noche compostelana
VIVIR SANTIAGO
El presidente de su asociación señala que en Compostela los trayectos suelen ser muy cortos, por lo que la bajada de bandera ha de ser cara si quieren que compense el viaje
23 mar 2023 . Actualizado a las 23:49 h.Una joven de Bertamiráns sale de fiesta en Santiago un jueves, como tantos otros universitarios. Tras copas y bailes, se encamina hacia la parada de taxis de la plaza de Galicia para subirse en un coche que la lleve a casa. Hecho el trayecto, paga y se queda fría de lo que le han cobrado: 20 euros por un viaje que no ha superado el cuarto de hora.
«Tienes que regularte hasta lo que gastas en la fiesta contando con que ya se te van a ir, mínimo, esos 20 euros en el transporte», señala Mariña Herranz, que añade que el mero hecho de lo que se deja en volver a casa le condiciona las veces que sale por Santiago. Y eso que a ella no le ocurre tanto porque no bebe, pero a otros amigos suyos les afecta hasta el punto de que tienen que elegir entre tomarse una cerveza «y privarse de usar el coche» o ahorrarse también esa consumición para poder disponer más holgadamente del taxi.
Muchas quejas se acumulan en torno a los precios del taxi en toda Galicia, no solamente en Santiago y su comarca. Quienes las hacen son conscientes de que la liberalización del sector tampoco es una salida, pues las empresas como Uber modifican a su antojo las tarifas en función de la oferta y la demanda que haya en cada momento, pudiendo multiplicarse sin límite en condiciones concretas. De hecho, la propia Uber ha dejado de operar de Galicia hace ya un tiempo al pararle los pies una normativa de la Xunta que incluía las peticiones de los taxistas, cuyo sector está totalmente regulado.
Por supuesto, también lo están sus precios, que se acuerdan entre la administración pública —concello en cuestión y Xunta— y las asociaciones profesionales. Los de Compostela llevan congelados unos seis años, como señala Jesús García, presidente de la Asociación Compostelana de Auto-Taxi, pero aún así ostentan uno de los precios más elevados durante la noche, junto a Ferrol. Lo constatan las cifras oficiales actualizadas hace una semana (15 de marzo) que maneja el propio sector, Fegataxi, la Federación de Autónomos del Taxi en Galicia. Estas dejan claro que en Santiago se cobran cinco euros de noche nada más que por subirse al taxi y que el kilómetro, que empieza a contar a partir de los 1.700 metros de trayecto, cuesta 1,44 euros.
Jesús García argumenta estas cifras poniendo de relieve que la mayoría de los viajes de los taxis compostelanos suponen trayectos muy cortos, «de xeito que, sen unha baixada de bandeira relativamente elevada, suporían unha perda de ingresos». Por lo que a él respecta, intentarán mantener los precios congelados todo el tiempo que puedan, ya que saben que tienen que seguir siendo competitivos y que su función es dar un servicio público.
Las tarifas diurnas también posicionan a Santiago como la más cara de las siete ciudades más grandes de Galicia, al menos en lo que cuesta solamente la bajada de bandera, por los mismos motivos que acaba de relatar García. Esta se coloca en los 4,30 euros, cobrándose luego el kilómetro a 1,20 euros y colocando de nuevo a la capital en la cima de la clasificación gallega, con los datos de Fegataxi en la mano. Ampliando la mirada y fijando el foco en el resto de urbes, A Coruña es la que menos paga por usar sus taxis.
¿Cómo se mueve el compostelano?
La mayoría de la gente que se sube de noche en un taxi de Santiago es o bien una persona joven que vuelve a su casa tras la fiesta o bien gente que va al aeropuerto, «aínda que tamén está cobrando moita importancia quen vai e vén dende a estación intermodal, un dos grandes polos da cidade», añade Jesús García. El aeropuerto, de hecho, ha sufrido cambios recientemente, aumentando su tarifa básica a los 23 euros frente a los 21 que tenía antes.
García afirma que el cambio estuvo motivado para hacer más justos los precios, «pois ante o cambio de normativa que fixo a Xunta de Galicia e que facía de todo o concello unha mesma zona urbana, se cobramos 21 euros non nos dá para chegar a determinadas zonas moi lonxanas a Lavacolla». Es por ello que el sistema que existe ahora es más flexible, cobrando 23 euros a todo aquel que se desplace a menos de 16,7 kilómetros del aeropuerto y añadiendo lo que indique el taxímetro a quien vaya más lejos. Del mismo modo, quien vaya para Sigüeiro o para la propia Lavacolla desde las pistas del Rosalía de Castro tendrá que pagar tan solo lo que indique el contador y no la tarifa fija, que sale mucho más cara.
Un sector con reivindicaciones
Una de las grandes peticiones de los taxistas desde hace meses es que el Concello de Santiago les permita utilizar «rúas que están bastante mortas» para poder pasar por ellas y así evitar atascos. Un ejemplo que pone Jesús García es el del uso de los Pexigos, que le solucionarían a los taxis el problema de tener que pasar por una embotellada plaza de Galicia. Otro de los más recurrentes es la reclamación de la posibilidad de entrar a la Zona Vieja a través de Porta Faxeira, «pois nestes momentos tan só se pode acceder a través da praza de Abastos, algo absurdo se o noso destino está, por exemplo, na rúa do Vilar». Comenta que ya no es por ellos, es por el cliente que contrata sus servicios y que de esta manera ve crecer sus facturas por usar el taxi al tener que recorrer más distancia.
Otra de las reclamaciones que hace Jesús García desde la Asociación Compostelana de Auto-Taxi es la agilidad en la licitación de licencias temporales de taxis, «que xa se están a facer noutras partes de España e que aquí serían moi útiles para momentos de gran demanda continuada como o verán dun ano Xacobeo». Es por ello que piden a la Xunta una solución en este sentido, «e non a simple ampliación de licenzas, pois logo teriamos demasiados coches en inverno. Estamos convencidos de que chegaremos a un acordo, pois dende a administración autonómica sempre nos tiveron moi en conta».