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Los trabajadores del polígono del Tambre, en Santiago, reclaman un servicio de autobús a la altura: «Non podemos seguir dependendo do coche no 2023»

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

Una marquesina del polígono del Tambre con un árbol cubriéndola con las ramas y su papelera completamente oxidada y rota.
Una marquesina del polígono del Tambre con un árbol cubriéndola con las ramas y su papelera completamente oxidada y rota. XOAN A. SOLER

El Concello planea alargar una de las líneas actuales, previsiblemente la 1, para hacerla llegar al parque empresarial con el futuro contrato del transporte público, que todavía sigue en el aire tras años de espera

21 jul 2023 . Actualizado a las 08:17 h.

«Dos máis de trinta anos que levo traballando nesta empresa, nin unha soa vez tiven á miña disposición un autobús do servizo urbano de transportes de Santiago de Compostela para poder acceder de xeito cómodo ao meu posto de traballo sen depender do coche, e penso que non podemos seguir dependendo do coche en pleno 2023». Es la rotunda afirmación de un trabajador del metal que desempeña su actividad en el polígono del Tambre. Casi se podría decir que lo fundó, pues lleva décadas en su puesto, décadas en las que siempre ha tenido que utilizar el coche para ir a trabajar, «que aínda que as empresas busquen eliminar a súa pegada contaminante, neste sentido pouco fan».

El polígono del Tambre se encuentra incomunicado, con las marquesinas descuidadas por la falta de uso ante el deficiente servicio y con un atasco en la carretera cada mañana. Es por ello que los trabajadores piden soluciones, «pois no Tambre, a partir das oito e pico ou nove da mañá, xa está todo cheo e é imposible aparcar», añade un compañero del primero de los obreros que alzaban su voz, en formación de corrillo, que es como se conversan estas cosas.

En el polígono de Costa Vella no están mucho mejor, ni los trabajadores ni tampoco los clientes. Diego Castro, empleado de Leroy Merlin, señala que él ni lo intenta porque sabe lo que hay, pero que otros compañeros que tienen que acudir a su puesto en autobús lo lamentan cada día. «Y lo mismo les pasa a la gente que viene a comprar, pues las frecuencias de los buses que paran cerca de nuestro establecimiento, los C5 y C6, tardan una hora en completar el recorrido, haciéndose muy incómodo para todos».

Si bien es cierto que hace unos años era la línea 1 la encargada de unir el polígono del Tambre con el centro de la ciudad, con una frecuencia de 16 minutos entre un vehículo y el siguiente al operar nada menos que cinco coches a la vez, desde el 2012 una resolución judicial retiró el permiso para hacer la ruta desde el centro al polígono al transporte urbano en favor de la empresa Grabanxa, que a día de hoy redujo las frecuencias a través del autobús P6. Los vecinos, ya en el momento, se manifestaron contra el recorte de servicios, que les obligaba a caminar hasta tres kilómetros para coger el bus.

Este autobús comienza su ronda a las 6.40 en A Rosa, para llegar al polígono del Tambre a las siete de la mañana. Luego la frecuencia toma un punto de partida que le permite llegar al parque empresarial a las 8.00, 9.00 y 10.00, algo que hace muy difícil a los trabajadores poder estar a tiempo en su puesto porque desde la parada todavía tienen que caminar hasta la puerta de su centro de trabajo concreto. Además, a esa hora la frecuencia se interrumpe hasta la tarde, cuando regresa un poco a su manera: el bus baja del polígono a las 14.05, 15.05, 18.35, 20.05, 21.05 y 22.05, siempre según los datos que ofrece la empresa municipal Tussa en su página web.

Al servicio del P6 hay que sumar los de los autobuses C5 y C6, que acuden cada hora al polígono de Costa Vella. Son famosos por el gran rodeo que dan, dado que discurren por gran parte de la ciudad antes de alcanzar las parcelas del Decathlon o Media Markt, siendo este un autobús que transporta más bien a personas que van a hacer la compra en las grandes superficies presentes en el polígono o otros ciudadanos que no suben hasta Costa Vella, sino que se quedan en la parte baja de la ciudad aunque empleen estas líneas. En todo caso, no llevan trabajadores por regla general, al comenzar el servicio del, por ejemplo, C6, a las 7.05 desde el polígono y llevándole una hora completa dar su ronda circular. Este horario imposibilita a muchos llegar a tiempo a sus tareas.

El autobús C6 en plena ruta, detenido en Virxe da Cerca.
El autobús C6 en plena ruta, detenido en Virxe da Cerca. XOAN A. SOLER

Los cambios llegarán con los nuevos buses

Desde el Concello toman buena nota de todo lo comentado. Justo por ello apuntan que, dentro del próximo contrato de concesión del transporte urbano, habrá una ruta específica que llegue con una frecuencia suficiente al polígono del Tambre. En estos momentos el Tribunal Administrativo de Contratación Pública de Galicia (TacGal) ha paralizado los trámites de la licitación al admitir los recursos de tres operadoras, por lo que, de nuevo, la llegada de los cambios al transporte urbano de Santiago quedan aplazados sin fecha.

«Estamos pendentes de tomar a decisión sobre como se vai atender a resolución do TacGal, pero a do Tambre é unha das melloras que se teñen que manter de tódolos xeitos. Preveuse así nestes pregos e tamén se prevía no deseño de rutas que deixara feito Compostela Aberta no 2019 e que serviu de base ao que finalmente licitou o PSOE», señalan desde el Concello, concretamente desde la Concejalía de Movilidad, Convivencia y Centros Socioculturales, que capitanea Compostela Aberta.

En los documentos que ahora se han quedado en el aire también figura que esa línea del polígono del Tambre comenzaría a operar a las seis y media de la mañana, de modo que les daría tiempo a los trabajadores a llegar sin prisa a sus puestos. La idea, además, es que esta nueva ordenación de las líneas permita establecer una que vaya directamente desde el centro de la ciudad y la estación intermodal hasta el aeropuerto de Lavacolla, el Rosalía de Castro. Esto, de nuevo, hay que recordar que está todavía pendiente de ser aprobado.

Bajo el punto de vista de los trabajadores, señalan desde UGT, sería importante garantizar que esta nueva línea directa desde el centro al Tambre (que según los pliegos anulados y pendientes de revisión sería la 1, igual que hace doce años) tuviese al menos siete autocares en funcionamiento a la vez, de manera que la frecuencia de llegada al polígono fuese de cada diez minutos. «Sería mejor ampliar esta línea y no tanto crear otras nuevas, pues es de las más empleadas con diferencia y ha de dar un servicio óptimo».

«Hai que dicir —vuelven los obreros en corrillo del primer párrafo, hablando ahora un tercero—, que en Galicia dependemos completamente do coche para todo, sendo a nosa vía de transporte ata para o mínimo movemento… Requerimos, penso eu, ata pedagoxía para deixar de usalo tanto e apoiar a mobilidade pública». No le falta razón al trabajador, o al menos el Concello se la da, pues su plan para los próximos años pasa precisamente por reducir tráfico dentro del área urbana de Compostela.

A Sionlla se queda al margen

Actualmente, además, no existe ninguna línea que llegue hasta el polígono de A Sionlla, pegado al de Costa Vella y que pretende ser el nuevo polo empresarial compostelano. La alcaldesa, Goretti Sanmartín, apostaba fuerte en su programa electoral por este nuevo espacio, algo que lleva haciendo el BNG desde hace años con la idea de establecer una estación de ferrocarril en dicho parque empresarial.

Viendo el pliego de la licitación que ha quedado en vilo, tan solo una prolongación de una de las líneas, la del Tambre, llegaría hasta A Sionlla, de modo que no tendría un servicio permanente. Su crecimiento, que lo podría convertir en los próximos años en un auténtico polo de empresas logísticas, parece justificar la llegada tanto del tren que solicita el Bloque como la de las carreteras de alta capacidad, como pretende ser el orbitaliño (el enlace de la carretera Nacional 550 con el orbital), aprobado por el  Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana esta semana. Lo que no llega con tanta facilidad, por el momento, es el autobús urbano.

Los que ya están allí, como los trabajadores y clientes del bar Rey's, saben bien que en estos momentos el servicio es muy precario. «Nosotros mismos, desde el restaurante, implantamos un aparcamiento porque sabemos que todo el mundo viene en coche, que de otro modo es imposible llegar con facilidad», lamenta Rubén, el encargado del local. «Esta zona, por fortuna y porque las cosas se están haciendo bien, está creciendo, por lo que es importante que no la dejen de lado».