Brión sigue sin librarse del récord provincial de ostentar la mayor cantidad de edificios históricos en pésimo estado

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Pazos, fuentes, capillas y hasta palomares integran los bienes de este concello en la Lista Vermella de Patrimonio Galego

26 ago 2023 . Actualizado a las 12:03 h.

Un 40 % de todo el patrimonio histórico en riesgo de la provincia se encuentra en la comarca de Santiago, según los datos de Patrimonio Galego. Se trata en total de 19 bienes inmuebles de todo tipo, desde cruceiros a pazos, de los cuales seis están en el concello de Brión, que se convierte de esta manera en el municipio del área compostelana y de toda la provincia de A Coruña que más patrimonio en riesgo tiene.

Por supuesto, esto ocurre porque su cultura es amplia y sus edificios históricos muy numerosos. En total, Brión cuenta con 119 elementos registrados en la web de Patrimonio Galego, por lo que seis inmuebles en su Lista Vermella de patrimonio histórico en riesgo parece hasta poco. Por hacer una comparativa, la vecina Negreira cuenta con 50 monumentos registrados, incluso teniendo más kilómetros cuadrados de superficie; o Rois, que tiene 44 y es también más grande geográficamente.

En el caso de Brión, además, los bienes en problemas son de propiedad privada. De esta manera se hace imposible para las administraciones públicas poder hacer algo. Los pazos y sus dependencias aledañas están en manos de particulares mientras que otros edificios, como las capillas o un palomar, que en su día funcionaba para la casa rectoral de San Fins, tienen titularidad de la Iglesia, como cabía esperar.

Pazo de Trasouteiro

El lugar de Trasouteiro le da nombre a este pazo, que se encuentra a poca distancia de las Torres de Altamira. De hecho, compartieron propiedad, pues la casa fue erigida por los condes del mismo nombre. En el siglo XIX fue vendido a la familia Barbeira, que hoy mantiene su posesión. Sus partes más antiguas podrían datar del siglo XIV, aunque lógicamente vivió varias reparaciones.

Sin uso de ningún tipo, el pazo languidece por la falta de reparaciones y con visibles elementos dañados. Mismamente, su tejado se desplomó en el año 2017 sin que se haya tomado ninguna medida por parte de los dueños. El arco que preside la entrada a su finca se encuentra prácticamente cubierto por la maleza sin remedio, del mismo modo que la mayoría de sus muros exteriores.

Patrimonio Galego lo tiene registrado en su web como bien en riesgo de ruina, en un estado de conservación malo y, por supuesto, dentro de su Lista Vermella. Lo mismo le pasa a otros de sus elementos, como la fuente renacentista que habitaba su jardín o una mina también dependiente de él. Llama la atención que el retablo de su capilla, con representación de los Reyes Magos, haya desaparecido sin explicación.

Una vista del pazo de Trasouteiro, con su puerta en forma de arco totalmente cubierta por la maleza.
Una vista del pazo de Trasouteiro, con su puerta en forma de arco totalmente cubierta por la maleza. Sandra Alonso

Fuente del pazo de Trasouteiro

Más que fuente, lo que queda de este conjunto solamente es su base, al haber sido robado su tronco hace unos años. En este caso, por tanto, ya no se trata solamente de un bien cultural violentado por la dejadez, sino que es una pérdida del mismo a causa de una sustracción que acabó con la fuente, dejando solo su pila baja, seguramente por ser demasiado grande o pesada.

Si ya de por sí tiene delito, no hay que olvidar que se encuentra cubierta de maleza y sin ningún tipo de reparación ni mantenimiento, de igual modo que el pazo del que depende. En su día debió de haber formado parte del jardín, poblado de árboles y vegetación ornamental.

Pozo del pazo de Trasouteiro

Construido poco después que la vivienda principal, el pozo del pazo de Trasouteiro surtía de agua a los señores que allí vivían. Tiene anexo un registro, que en este caso se encuentra en mejor estado. Esta arqueta de techo abovedado está sufriendo a causa de las raíces de los árboles, eucaliptos en su mayoría, que pueblan su superficie por completo.

Discurría su agua por la ladera del monte hasta el pazo y la fuente ya descritos, en el momento en el que estos eran funcionales. En estos momentos, su desuso es evidente, hasta el punto de que se encuentra más o menos perdida en el medio del monte, a unos 200 metros del edificio principal y semienterrado entre maleza, árboles y tierra. Cabe destacar que Patrimonio Galego le da el nivel de muy malo, no solo el de malo, como en los casos anteriores.

Palomar de la rectoral de San Fins

Maleza, eso es lo que sale a día de hoy de los muros de este palomar, en lugar de aves. Sus escasos metros a la iglesia de San Fins lo harán familiar a todos los vecinos de Brión, además de porque está presidido por dos contenedores de basura en su parte delantera, que da a la carretera.

Es como si se quisiese obviar su existencia, pues el resto de las dependencias eclesiásticas que allí se encuentran están en buen estado y restauradas, desde la iglesia hasta el cruceiro, además de sus accesos. Pero el palomar languidece desfigurado, con una esquina derruída y emanando plantas por donde en su día hubo un tejado. Para Patrimonio Galego también es un «muy malo», como es lógico.

Los restos del palomar, con sus dos contenedores anexos.
Los restos del palomar, con sus dos contenedores anexos. Sandra Alonso

Capilla de San Clemente

No demasiado lejos de donde está el palomar y la iglesia de San Fins se encuentra la capilla de San Clemente. Enterrada entre maleza desde hace décadas, este edificio tiene un muy difícil acceso, siendo casi necesario ir rozando por donde se avanza, a pesar de que debajo de todo eso hay un camino empedrado que conduce a él.

Ese camino, que va de la iglesia de San Fins al lugar de Quintáns, tiene a su vera una imagen del santo patrón de esta capilla, justo a su altura, que también está en un pésimo estado de conservación aún cubierto por una reja. Lo mismo pasa con su cruceiro, que hasta ha perdido la cruz. Al lado del camino y para dar acceso a los muros que quedan de la capilla, tomada por la espesa vegetación, se encuentra un arco, que tiene riesgo serio de desplome. De nuevo, como el palomar, depende de la Iglesia.

Pazo do Casal

De planta rectangular, esta vivienda fue edificada seguramente en el siglo XVI, sufriendo desde entonces gran cantidad de arreglos que no sirvieron para mejorarla. Es un buen ejemplo la torre del homenaje, que se cree redonda en origen pero que a día de hoy se muestra cuadrada por una restauración que la deformó. Actualmente carece de tejados y tiene grandes partes cubiertas por maleza, aunque su principal problema es el estado de media obra en el que se encuentra.

La chimenea del pazo do Casal, con maleza a su alrededor y evidenciando la carencia de techo.
La chimenea del pazo do Casal, con maleza a su alrededor y evidenciando la carencia de techo. Sandra Alonso

Hace unos cuarenta años que el pazo do Casal vivió un intento de recuperación. Sus propietarios tiraron lo inservible, todo con autorización de las instituciones públicas, pero la reparación se quedó a medias sin motivo aparente. De esta manera, existen partes viejas en muy mal estado y otras nuevas, fruto del intento de arreglo, pero que ya languidecen también y se confunden con las estructuras antiguas.

La capilla del pazo do Casal.
La capilla del pazo do Casal. Sandra Alonso

La única parte que se libró de las malogradas reformas fue la capilla del pazo, con dedicación a San José, y que conserva su tejado. Ahora bien, su retablo sufre también descuido y, como el resto del conjunto histórico, tiene problemas por su nulo mantenimiento desde hace años. No fue abandonado hace tanto como el de Trasouteiro, pero poco importa.