La rehabilitación de un hotel, casa de un alcalde a finales del siglo XIX, que asombra junto a la Alameda de Santiago
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VIVIR SANTIAGO
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El proyecto corrió a cargo de Abalo Alonso Arquitectos. Este estudio compostelano acapara también la atención al haber sido seleccionada otra de sus obras para la prestigiosa Bienal de Arquitectura de Venecia
05 feb 2025 . Actualizado a las 17:15 h.Desde esta semana son muchas las revistas y blogs de arquitectura que ponen en valor la rehabilitación de un hotel en la rúa Cruceiro do Gaio, en el borde de la Alameda de Santiago. «Nos está llegando esa buena acogida del proyecto... A la obra le resta por terminar la parte de interiorismo. No está aún abierta al público, pero la parte realizada por nuestro estudio sí concluyó en noviembre del 2024», aclara con satisfacción por lo ya logrado Gonzalo Alonso, uno de los dos socios, junto a Elizabeth Abalo, del estudio Abalo Alonso Arquitectos.
«El proyecto cuenta con distintos factores que pueden contribuir a ese eco, como la dosis de contemporaneidad de la rehabilitación; su buena integración en el entorno, al no haberse aumentado tampoco el volumen; su inmejorable orientación, situándose en una calle de gran encanto y teniendo vistas, hacia el este, del casco histórico y, hacia el oeste, del monte Pedroso; la reutilización de materiales; una apuesta por la mejora energética; o su fachada trasera, con madera. La propia historia del inmueble, construido a finales del siglo XIX o principios del XX, también ayuda», razona Gonzalo, aclarando que tienen confirmado que fue residencia de un antiguo alcalde de Santiago, a pesar de desconocer de quién se trataba y de si lo construyó tras finalizar el mandato.
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«La propia construcción deja también entrever esa trayectoria. Tanto la planta baja como la primera son nobles, levantadas con pinotea, un material más exclusivo, y con muros de cantería. Sobre la década de los años 40 el inmueble se amplió con una segunda planta, que ya no era igual, edificada con pino normal y con muros de ladrillo más tosco. El inmueble, hasta evolucionar ahora como pequeño hotel histórico, acogió también unas viviendas y un albergue», describe el arquitecto, señalando las tres fechas importantes que ellos ven en la construcción. «Una sería su construcción, a finales del siglo XIX; otra, la de esa ampliación de los años 40; y, la tercera, la de una reforma de los años 70, durante la que también se intervino en la parte trasera. Esa zona, de orientación hacia el suroeste, estando más expuesta en el caso de Santiago al fuerte viento o a las lluvias intensas, es la que llegó hasta nuestros días con mayor deterioro. Esa parte del edificio fue también la más modificada a lo largo del tiempo, y donde nuestra intervención fue más profunda», enlaza el arquitecto.
«Para el inmueble mantuvimos la estructura vertical de muros de carga de granito con los ajustes y reparaciones necesarios. Para mejorar la accesibilidad, se rebajó la cota de la planta baja y se instaló un ascensor. Funcionalmente, el esquema del inmueble es relativamente clásico, con un pasillo central de distribución y tres habitaciones a cada lado. En la planta baja, de esquema similar, la banda oeste, destinada a zonas comunes, se conecta con el jardín, donde se conserva un imponente magnolio», continúa. «El pavimento de mármol del vestíbulo se prolonga en toda la planta baja y las baldosas hidráulicas previas se trasladaron a las galerías de las plantas altas. La recuperación de esa zona es la que mucha gente está destacando», reflexiona, centrándose en la llamativa fachada trasera.
«Esa zona se completó con un entramado de madera pintada y unas nuevas ventanas, también de madera», añade. «Creo que esa parte trasera, más oculta para gran parte de los vecinos de Santiago, es otro de los grandes atractivos del proyecto. Se puede ver desde la zona del centro escolar cercano, pero no desde la calle», asiente, focalizando también la importancia del uso de la madera. «Creo que varios estudios de Santiago hemos apostado por trasladar la tradicional rehabilitación en madera a la arquitectura contemporánea, con variados ejemplos. Haber trabajado con el patrimonio, haber estado próximos al gremio de los carpinteros, contribuyó a ello. En este aspecto Compostela comienza a ser un referente», ahonda el arquitecto.
Desde mayo, en la Bienal de Venecia
«Arrancamos el 2025 ilusionados», confirma, aludiendo también al hecho de que otra de sus obras, la del edificio Redeiras de la Universidade de Vigo, situado en la ribera del Berbés, sea el único gallego de los 16 proyectos seleccionados por el Ministerio de Vivienda para formar parte del pabellón de España en la 19ª Bienal de Arquitectura de Venecia, que permanecerá abierta entre el 10 de mayo y el 23 de noviembre del 2025. «Ese proyecto de Vigo nos está dando muchas alegrías en cuanto a premios o presencia en ferias. Aún así, a nivel arquitectónico, la Bienal de Venecia es la referente. Es espectacular estar entre los 16 seleccionados...», agradece Gonzalo.
«Ese edificio lo construimos íntegramente en madera, con nuevas tecnologías estructurales que potencian y optimizan el uso de este recurso tan significativo en Galicia», añade. «Algo que nos gusta es que para la Universidade de Vigo el inmueble también es un orgullo. En cierto modo ayudamos a introducir a la universidad en el panorama arquitectónico internacional», acentúa.