Leiva recuerda en «El Hormiguero» la primera vez que llenó la Capitol con Pereza: «Veníamos de tocar en salas de 200; una de 800 nos parecía un suicidio»
VIVIR SANTIAGO
El cantante se sinceró con Pablo Motos sobre su primera vez «a lo grande», que fue en Santiago: «El día que salió me llamó Paco, mi mánager, y me dijo: "Lei, hemos agotado". Yo le dije: "No puede ser, míralo bien"», comenta el músico sobre aquella fecha del 2006
08 abr 2025 . Actualizado a las 10:20 h.Las canciones del dúo musical Pereza se cantan a viva voz, pero hubo un tiempo en el que, para ellos, la idea de llenar una sala como la Capitol, con un aforo de 800 personas, era «un suicidio». Así lo recordó Leiva en su última visita a El Hormiguero. En su memoria quedan grabadas esas primeras giras con parada en Santiago del dúo que formó junto a Rubén Pozo. Cuenta que el momento el que se sintió «a lo grande» por primera vez tiene que ver con la ciudad.
Ante la insistencia de Pablo Motos, el músico expuso esa fase de su carrera. «¿Cómo describirías lo que sentiste en el primer concierto en el que notaste que la gente iba a verte a ti?», verbalizaba el presentador, una pregunta ante la que él respondía contando la historia en retrospectiva. «La primera vez a lo grande fue, para mi, cuando agotamos una sala en Santiago de Compostela de unas mil personas», recuerda el músico, refiriéndose, aunque no la mencione, a la Capitol. «Estábamos con Pereza, que fue un grupo que fue muy lento. No fue un grupo que pegara un hostión rápido. Sacamos la gira cuando veníamos de tocar en salas de 200 personas. Pusimos la fecha a la venta en la sala de 800, que nos parecía un suicidio. El día que salió me llamó Paco, mi mánager, y me dijo: "Lei, hemos agotado". Yo le dije: "No puede ser, míralo bien". Al día siguiente, me dice: "Hemos agotado también en Barcelona". Y ahí ya, muy rápidamente, empezamos a hacer sitios muy grandes», recuerda Leiva con emoción.
El músico se refiere a un concierto celebrado durante los primeros años en los que la Capitol comenzó a operar tal y como lo hace ahora. La primera vez que Pereza recaló en la sala fue en el 2004, meses después de que el emplazamiento comenzara con su nueva etapa. Tal y como recoge la hemeroteca de La Voz, las entradas costaban cinco euros, un precio inimaginable hoy en día. Presentaban su segundo disco, Algo para cantar, y la noticia publicada en aquel momento los describía como «uno de los grupos más frescos del panorama musical nacional», con un «aclamado directo por público y crítica». Deja constancia este periódico de que, esa misma semana y en días posteriores, desfilaron por la sala el grupos como Cecilia Ann o el músico Quique González, testigos de otra época musical.
Otra información publicada ese 2004 en la edición local de Vigo, ciudad que también visitó el dúo con motivo de la gira —y con las entradas otra vez más a cinco euros—, identificaba a Rubén Pozo como el guitarrista de Buenas Noches Rose, «una de las mejores bandas de rock españolas de la década de los noventa», y a Leiva como el bajista del grupo de rock Malahierba. Hoy en día, ninguno de los dos necesita presentación. «Pereza se centró en el álbum Algo para cantar, el trabajo que ha lanzado definitivamente al dúo. Fue grabado a lo largo de varios meses, durante largas sesiones de producción con Fernando Montesinos. Los protagonistas del trabajo afirman que intentaron encontrar el eslabón perdido entre el rock y el pop, aunque es cuestión complicada de resolver si realmente existe ese punto de felicidad inmutable», continuaba el texto.
Dos años pasaron hasta que Pereza volvió a la sala Capitol, esta vez, con un sold-out anunciado con antelación. «El grupo Pereza ha colgado ya el cartel de lleno en el concierto que dará en la sala Capitol. Y lo ha hecho con una semana de antelación, pues su cita con el público compostelano está fijada para la noche del día 24 de este mes», publicaba La Voz en una información.
«Eso es muy fuerte, realmente. Es un poco irreal, en mi caso fue muy poco a poco. La primera vez que empezamos a meter gente fue con mi primera banda, Malahierba. Había un sitio que se llamaba El Laboratorio, en Malasaña. Al principio venían amigos y conocías a todo el mundo, pero cuando empiezas a ver que hay gente a la que no conoces y ves que tu música ha trascendido es tan conmovedor y emocionante. Ahí dices: "¡Esto es lo mío! ¡Me está pasando algo!"», continuó recordando Leiva en su visita a El Hormiguero, que deja patente la de vueltas que puede llegar a dar la vida.