El único candidato gallego para entrar en «OT» actúa en la Ascensión de Santiago: «A los nueve años me obsesioné con los Beatles; fue ahí cuando supe que quería cantar»
VIVIR SANTIAGO

Martín Yáñez comenzó con su grupo, AWY, versionando canciones de Green Day. Llegó con su banda a la final de la pasada edición de «Factor X» gracias a un repertorio propio de «pop-rock» y ahora pelea por conseguir una plaza en «Operación Triunfo»
27 may 2025 . Actualizado a las 17:44 h.De los seiscientos aspirantes que se presentaron al casting de Operación Triunfo en Santiago, cinco fueron seleccionados para la fase final. Llama la atención que de esa quíntupla tan solo uno es gallego. «Yo voy a ir con eso a muerte. ¡No puede que ser que el concurso se quede sin alguien de Galicia!», bromea Martín Yáñez, única posibilidad para que la comunidad vuelva a estar representada en el reality musical. Desde el regreso del programa en el 2017, hubo gallegos en cada edición. Abrieron la racha Miriam Rodríguez, Roi Méndez y Luis Cepeda, que le pasaron el relevo a Sabela, participante en la edición del 2018, y a Eva Barreiro, la tercera clasificada de la del 2019. En la siguiente, la del 2023, Lina de Sol fue una de las 18 seleccionadas, aunque las puertas de la Academia se le cerraron en el primer programa. «Es cierto que es algo que me diferencia de los demás», reflexiona el joven, que tendrá que pelear por la plaza en una prueba que se celebrará a lo largo de este verano en Barcelona. Mientras, calienta la voz subido al escenario junto a su grupo, AWY. Actúan este miércoles a las 21.00 horas en la Praza da Quintana en el marco de las fiestas de la Ascensión.
«Empezamos justo después de la pandemia haciendo versiones de Green Day. Nos molaba el punk, pero hemos transicionado hacia el pop-rock en español. Estamos sacando temas que se mueven por ahí», explica Martín, en referencia a un repertorio propio con el que conquistaron hasta al propio Willy Bárcenas en la última edición de Factor X. Apadrinados por su equipo llegaron hasta la final del programa, una experiencia que Martín valora a posteriori: «Notamos que la gente nos empezó a tomar más en serio. Antes nos veían como el grupo que era colega de no se quién, pero ahora dicen: "Estos van con todo"». Para él, la banda que forma junto a Diego Bello, Adri Cruzado y Jorge Areal ha jugado un papel imprescindible en la evolución de su registro como vocalista. «Gracias al grupo empecé a cantar así», indica Martín, ligado desde que era pequeño a los géneros líricos.
«A los nueve años, cuando era pequeñito, me obsesioné con los Beatles. Fue ahí cuando supe que quería cantar y tocar. Empecé con la guitarra en una academia y cantaba un poco como yo veía. A los doce me metí en el coro Cantabile de A Coruña, a los quince empecé en clases de lírico en la Escuela Municipal y hace unas semanas terminé el superior del Conservatorio», resume Martín, que este año planea hacer las pruebas para un grado de canto jazz, del que le atrae la parte de la improvisación y la destreza técnica a la que llegan los músicos formados así. «Yo nunca he dado una clase de moderno. Diego, mi compañero de la banda, estudia técnica vocal y alguna vez me he ido con él a un cursillo para aprender un poquillo. Para mí es algo completamente intuitivo que he ido perfeccionando a raíz de probar con cosas raras, de escuchar y de sonar mal. Cuando me pongo las grabaciones del principio se nota que no tenía ni idea de cantar moderno», continúa el joven.

Cantar no es lo único que hace. Compone, toca la guitarra, el bajo, la batería y algo de los teclados, aunque le da «reparo» decirlo. «Le tengo mucho respeto a las cosas. Si un día estoy con la guitarra y veo que no doy lo que quiero, ya digo: "Pues no sé tocar". Siempre estoy pendiente de lo mínimo que podría mejorar. No llego al punto de tratarme mal a mí mismo, pero siempre digo: "Va, esto podría haber quedado un poco mejor". Creo que, al final, es lo que te hace mejorar. Yo trabajo mucho mi voz porque es lo que quiero hacer de mi vida. De práctica o de pesadez, algo bueno sacas», reflexiona Martín. Admite que, cuando volvió a ver su casting de OT, le vio fallos. También que era imposible no cruzarse durante esos días con fragmentos de su actuación colgados en las redes sociales.
Las pruebas de Martín se hicieron virales y se llenaron de comentarios positivos. Muchos seguidores del programa lo ven con un pie dentro, algo que, más que tranquilizarlo, le da nervios. «Me sorprendió que la actuación gustara tanto. Es muy raro entrar en TikTok y que te salga un vídeo de ti mismo. Nunca antes me había pasado», indica Martín, que compara el nivel de repercusión que tuvo su final de Factor X con el revuelo que está causando OT sin saber todavía si entra o no en la Academia: «Con Operación Triunfo la gente se vuelve loca. No he llegado todavía al casting final y ya hay gente que me ha escrito y que me ha parado por la calle. Algunos se piensan que ya estás en la gala 0 y te dicen: "¿Te puedo empezar a votar ya?". Es una locura», cuenta Martín.
Lo que le queda ahora es la fase final, a la que pasan unas cien personas seleccionadas en el conjunto de castings celebrados alrededor de la península. De ahí se seleccionan los 18 que pasan a la gala cero. Hay muchos menos hombres que mujeres, algo que puede jugar en su favor. Pase lo que pase, él tiene las ideas claras: «Estoy seguro de que no quiero estudiar nada que no sea esto. Me da igual que sea dando clases, componiendo canciones o interpretando las mías propias. Dedicando mi vida a la música yo siempre voy a estar contento».