Oriol Paulo, sobre «La última noche en Tremor»: «Queríamos que cada capítulo se sintiera como una pequeña película»
PLATA O PLOMO
La ficción es la adaptación televisiva de la novela de Mikel Santiago. «Espero que, a pesar de todo el «thriller» psicológico y la carga emocional, el espectador acabe sintiendo que hay luz al final del camino», añade
26 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Con películas como El cuerpo o Los renglones torcidos de Dios, Oriol Paulo (Barcelona, 49 años) se ha confirmado como un maestro del suspense y del thriller psicológico. Son precisamente estas coordenadas las que vuelve a tocar en La última noche en Tremor, miniserie ya disponible en Netflix. Basada en la novela de Mikel Santiago de título casi idéntico, la ficción pone el foco en Álex de la Fuente (Javier Rey), un afamado compositor de bandas sonoras, divorciado y con dos hijos, que no pasa por su mejor momento creativo. Para tratar de solventar la crisis, alquila una casa aislada en un pueblo del norte de España. Allí conoce a Judi (Ana Polvorosa), con quien inicia una relación. Pero pronto empezará a tener una serie de espantosas visiones que parecen estar conectadas con su pasado y, quizá, su futuro y que advierten de un peligro que podría estar al llegar.
—¿Cuándo se acerca a la novela y cuándo empieza a ver que hay posibilidades de hacer una serie con ella?
—Me acerqué a la novela prácticamente cuando se publicó y me encantó, pero los derechos ya estaban cogidos. Después de Los renglones torcidos de Dios, entré a trabajar en otro proyecto para Netflix, pero llegó un momento de ‘no lo veo claro', que coincide con que Mikel Santiago me pone un mensaje por Instagram de «he visto Los renglones torcidos de Dios y me ha encantado». Y yo le digo que soy muy fan de La última noche en Tremore Beach y que voy a releerla. Lo hago y, diez años más viejo, le veo además un potencial no solo narrativo sino también de personajes en el que me identificaba muchísimo. Lo que me atrajo fue la propuesta de Mikel, esta especie de thriller psicológico, entre el terror y la fantasía, pero muy costumbrista y realista. Vas leyendo y no sabes si lo que está pasando, está pasando. Estás como muy nervioso, pero a la vez, le vi un potencial muy grande para hablar de lo importante que es sanar los traumas.
—Cada capítulo abre puertas y capas en los personajes. ¿Fue difícil mantener esa tensión y ese suspense constante?
—Sí, de hecho hubo un trabajo grande de cómo plantear la novela en formato miniserie. Había una intención de buscar que cada capítulo se sintiera como una pequeña película; es decir cada capítulo empieza, tiene un desarrollo y acaba abriendo una puerta a un siguiente capítulo, que es único en sí mismo. Encontrar este balance ha sido complicado, ha habido mucho trabajo de escritura, de reescritura, de estructura, pero teníamos pistas y teníamos premisas, una de las cuales era que sabía que, sí o sí, iba a contar la historia del personaje de Judi, de Ana Polvorosa, y la historia del personaje de Álex, de Javi Rey, y eso eran premisas innegociables.
—El espectador no sabe en muchos momentos qué es real y qué no lo es.
—Es una pregunta que te haces. Queríamos hacer una ficción que aunque tenga un punto de thriller psicológico y un punto fantástico, se sintiera muy real, naturalista, costumbrista y decidimos que lo inquietante era no diferenciarlo. Al final el espectador viaja con el personaje de Javi, el espectador básicamente es Álex en la serie. Nos interesaba mucho esta sensación de inseguridad permanente, que lograba a su vez poner el punto de atención en los personajes.
—Hablemos del casting. ¿Tenía ya claros a los personajes?
—Con la novela ya llamé a Ana y a Javi. Ana te da una fragilidad pero también una fortaleza muy bestia y yo miraba a Ana y pensaba es una superviviente... Y en el caso de Javi buscaba un actor que, dentro de su madurez, se siguiera sintiendo como algo aniñado, con esa crisis existencial de quien se niega a crecer. Le dije dos cosas: «Barba ya y tienes que empezar a dar clases de piano». Y así empezó la cosa.
—Qué gozada recuperar a Willy Toledo.
—Pues sí. Ha sido un lujo currar con él. Cuando estaba planteando quién podría interpretar al personaje, de repente me vino muy fuerte su imagen a la cabeza. Ya no me desenganché. Soy perfectamente consciente de quién es Willy Toledo y había una cosa que además me gustaba mucho, que es que él y Pilar habían sido pareja. Entonces, había algo muy fuerte en la serie que de repente... ¿Sabes aquello que dices? Son ellos. Basta. Y hay momentos en la serie donde hablan ellos de su pasado, salen unas fotos... Esas fotos son reales y se trabajaba con ellos desde una complicidad que era maravillosa.
—Ahora que está tan en boga el tema de la salud mental, ¿qué papel cree que puede jugar la serie?
—No lo sé, yo por lo menos espero que la gente pueda hablar. Antes lo comentaba a un compañero tuyo, al final yo creo que el éxito, entre comillas, más grande puedes tener es estar en la calle, que la gente hable de lo que has hecho, que lo comente... Yo lo que espero es que la serie, a pesar de todo el thriller psicológico, la carga emocionalmente muy bestia que tiene, que acabes sintiendo que hay luz al final del camino y que es muy importante estar en paz con tu pasado para poder proyectar un futuro.