Borja Cobeaga y Diego San José estrenan «Su Majestad», una serie sobre la monarquía

Oskar Belategui MADRID / COLPISA

PLATA O PLOMO

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Se trata de una sátira de siete capítulos que estrena Prime Vídeo

27 feb 2025 . Actualizado a las 10:02 h.

Un rey al que descubren una fortuna en las Islas Vírgenes y que es enviado a un exilio dorado en Latinoamérica hasta que las aguas se calmen. Una princesa frívola y fiestera, que en la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Girona, cuando pitan el himno nacional, musita «hijos de puta». Un grupo de magistrados del Consejo General del Poder Judicial de farra en el picadero del monarca, metiéndose rayas de coca y ufanándose de sus sentencias contra el euskera o de haber enviado a la cárcel a un rapero.

Sí, puede decirse que Su Majestad, la nueva serie de Borja Cobeaga y Diego San José, es una sátira de la monarquía y de las instituciones de un país sumido en la corrupción. Siete capítulos que Prime Vídeo estrena este 27 de febrero y en los que los autores de Ocho apellidos vascos combinan la mala leche y la crítica ácida con un tono más tristón y melancólico, marca de la casa del autor de Negociador.

La carismática Anna Castillo encarna a la protagonista, la princesa Pilar, que jamás ha dado un palo al agua y tiene siempre disponible un reservado vip en las mejores discotecas de Madrid. Cumple a disgusto con sus obligaciones como heredera al trono, pero cuando su padre viudo, Alfonso XIV (Pablo Derqui), desaparece temporalmente de la primera línea pública, no le quedará más remedio que ejercer de jefa de Estado.

Y ahí entra en escena un secretario de la Casa Real y 'fontanero' del Gobierno (un soberbio Ernesto Alterio), que deberá meter en vereda a la díscola e insolente primogénita. Hijo de una marquesa enferma que espera ver restituido su título nobiliario, el personaje de Alterio acepta a regañadientes el encargo sin muchas esperanzas.

Su Majestad se cimenta en la relación entre ambos. Los siete episodios de media hora intentan humanizar a una cretina consentida, pero no se trata exactamente de un pigmalión que modela a una futura reina, sino del desarrollo de algo parecido a la empatía entre ambos. La serie es una fábula que bebe de una realidad que, en lo relativo a la política, se adelanta a la ficción. Y qué decir de una realeza con personajes como Froilán y Victoria Federica.

«Lo de Ayuso y 'me gusta la fruta' ocurrió después de escribir el guion», jura el realizador donostiarra. «No está inspirada en ella, aunque sí hay una escena en la que una alumna pone a parir a la princesa para la que nos basamos en Ayuso en la Complutense». El guion, coescrito por Borja Cobeaga, Diego San José y José Antonio Pérez Ledo, recoge elementos de la monarquía española, pero también de la británica y de otras. «Pilar es muy Estefanía de Mónaco, hasta barajamos que sacara discos y saliera con un tipo del circo», apunta Cobeaga. Las rimas con la realidad están presentes, como la protagonista hablando por teléfono en la misma postura que Froilán en la proclamación de Felipe VI. O la discoteca Pachá cubierta con banderas rojigualdas.

«La serie habla de una España real y de sus instituciones: los jueces, la universidad, los juicios a cómicos...», consiente su autor. Resulta inevitable pensar en una parodia de Victoria Federica, cuyos reportajes en el Hola «parecen la promoción de la serie». Sin embargo, 'Su Majestad' no retrata a una princesa tonta, torpe o despistada. «Es una tipa orgullosa y superficial, a la que le da mucho palo ser el hazmerreír de España», concreta Cobeaga. «Se trataba de empatizar con ella, porque para hacer una caricatura ya están Polònia y El Jueves».

Joe Crepúsculo y Cecilia Su Majestad no es Vaya semanita. No sigue una realidad que ya no sorprende a la hora de sacar trapos sucios del rey emérito, sino que se concentra en los problemas de una veinteañera que es la heredera al trono. «Las series han humanizado a mafiosos, narcotraficantes y asesinos en serie. La monarquía también puede humanizarse», añade el cineasta. ¿Y no existe el peligro de blanquear a los Borbones? «Anna Castillo es tan buena actriz y tiene tanto carisma que consigue humanizar el personaje», reconoce Cobeaga. «Yo no hago una serie para darle la razón a la gente, no pretendo reforzar sus pensamientos previos. Esto no es un documental que cuente que los Borbones son unos ladrones inmorales que no trabajan. No le veo ningún interés a eso».

La visión de una discoteca cubierta de banderas españolas puede espeluznar a unos y emocionar a otros. Los autores de Ocho apellidos vascos reconocen sentirse a gusto en esa ambigüedad de la sátira política, que en Su Majestad alcanza su pico de acidez en el episodio de los jueces de fiesta en el dúplex del rey. Después hay sitio para la comedia romántica, el drama y hasta el thriller, con un último capítulo en el que la protagonista se enfrenta a su padre. «Ojalá se entienda por qué se ha rodado la serie y tengamos más temporadas para hacer más sátira», confía Cobeaga.

Ramón Barea, actor fetiche del director, es el jefe de la Casa Real; Florentino Fernández, un cómico que se la juega al imitar al monarca; a sus 95 años, Héctor Alterio comparte una emocionante escena con su hijo. Otra sorpresa de la serie es la selección de canciones con España en su título, de Joe Crepúsculo a Los 3 Sudamericanos, de Cecilia a Los Punsetes. La Granja de San Ildefonso, la Casa de América, el Palacio de Santoña y el Casino de Madrid han sido algunos de los escenarios de Su Majestad, que, según su autor, puede originar una formidable polémica o no.

«Lo último que viví fue que el cartel de Fe de etarras resultara más polémico que la película. En ese sentido le vino mal, creó una expectativa de algo que no era», recuerda. «España es imprevisible, crees que se va a montar un pollo por una cosa y se monta por otra diferente. Lo que más nos preocupaba era hacer algo blandito, no pasarnos con la monarquía. El público no es tonto y no nos lo iba a perdonar».